Capítulo 71
El número dos, de hecho, iba por delante de todos y a mitad de la carrera tampoco mostraba signos de declive.

Y el caballo de carreras número cuatro de Diego, a pesar de seguirlo de cerca, no conseguía alcanzarlo.

—¡No tiene sentido seguir mirando, el ganador es obvio!

Héctor retiró la mirada y sonrió a Javier.

Isidro exclamó: —El señor Javier nos guió a la victoria, ¡es sin duda una muestra de liderazgo!

Javier pasó de la derrota a la victoria, y no sintió más que un gran placer.

Se volvió hacia Diego y sonrió: —¿Qué te parece esta ronda, jovencito?

Diego retrajo su mirada del campo: —¡Así es, el ganador es obvio!

Javier se quedó helado y luego se rio: —¡Bueno, sabes rendirte, no eres irremediable!

Diego, sin embargo, sacudió la cabeza y dijo: —Señor Javier, ¡creo que hay algún malentendido, me refiero a que el número cuatro va a ganar y el suyo va a perder!

Sin esperar a que Javier dijera nada, Isidro se había quedado sin voz: —¿Qué está pasando? ¿Cómo ha llegado tan rápido el caball
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