Capítulo 74
Miguel se mofó de Diego: —Oye, me pareces un poco sinvergüenza.

—Solo ganaste algunas apuestas e impresionaste al señor Javier, ¿qué pasa, quieres inventarte mentiras para que te haga caso y así hacerle un favor?

Héctor se rio juguetonamente: —Diego, eso es poco amable por tu parte. Tratar de halagar al señor Javier y dar un salto de clase es, francamente, un poco ingenuo.

Diego sacudió la cabeza y dijo con desparpajo: —¡El sabio no disputa con ignorantes!

Miguel preguntó a Héctor: —Señor Iglesias, ¿de qué va ese inútil?

Héctor se mofó: —Está mal de la cabeza, ¡vamos!

Miguel resopló y dijo arrogantemente al pasar junto a Diego: —Puto mantenido, ¡hablar contigo solo me hace perder el tiempo!

La cara de Héctor enrojeció y no pudo evitar gritar: —Miguel, vámonos.

Tener a semejante inculto como secuaz era vergonzoso para él.

Elisa se tapó la boca y se echó a reír: —Doctor Larios, aunque la familia de Miguel es rica, él viene de un entorno inculto, ¡he oído que solo llegó a segundo de prima
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