11

Por la mañana estuve muy tentada a pasar por la habitación de Diego pero no había ni un alma en el club y solo encontré a Rory.

—¿Y el resto? Da miedo el club tan vacío.

—En una reunión —dijo sin más.

Ir a la universidad ya no era una necesidad pero decidí seguir yendo por estar con Noah. Nos pasamos horas encerradas en la residencia hablando de cualquier tontería. Incluso de nuestros planes tras la universidad. Todavía quedaba más de un mes para graduarnos y esperaba que mi vida estuviera libre de amenazas para entonces.

—Si —accedí—, deberíamos ir mirando apartamentos.

Se nos hizo tarde, tanto que se hizo de noche y Diego me llamó. Pero, ¿Diego? ¿Desde cuándo el me llamaba?

—Uh... ¿Es ese bombón? —canturreó Noah.

Me reí y asentí deslizando el dedo por la pantalla.

—¿Hola? —dudé, porque sí, era raro que me llamara.

—Tienes que volver al club. Ya.

Su voz me preocupó y asumí que tenía razón. No podía tampoco dejar a Rory todo el día en el coche esperando por mi.

—Umm... Vale
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