Los Larsson llegaron a New York, pero igual no sabían dónde buscar, hasta que por fin Victoria volvió a comunicarse con Mercedes, le dio la dirección de un hospital, todos llegaron allá con el alma en un hilo, pero no estaba Rebeka, solo Victoria con un muchacho. Brenda lo reconoció y fue de inmediato con él. —Mickey, ¿dónde están? —preguntó Brenda sin preámbulo, pero Michael la miró y a su alrededor y con rabia a Victoria que bajó el rostro apenada con él. —Brenda, no sé donde están, pero sé que corren peligro en manos de Halcón, ellos son felices juntos y la niña que está siendo operada en este momento es prueba de que Diego no es ningún Halcón. —Yo lo sé Mickey, soy yo, Diego también es mi hermano. —Pero tu familia quiere hundirlo. Sebasthian agarró a Michael de la pechera de la camisa con sangre de Guadalupe, Brenda y Victoria se metieron en medio y Sebastian lo soltó, Mikey se cuadró en postura de pelea, era más bajo que Sebasthian, pero no por mucho y más delga
Don Massimo observó a Diego sintiendo odio por él, ya que no puede evitar ver en él un nexo con los desgraciados que se llevaron a su querida Daphne. —Puedo ver tus ansias de poder, lo que me hace tener curiosidad por tus orígenes ¿cómo fue el mundo en el que creciste?, ¿qué organización te crió? ¿Quién es tu gente? Diego se echó a reír. —¿Organización?, crecí en la calle don Massimo, de mí no existe una historia trágica ni hermosa, soy una simple bala pérdida, igual ese no es su problema —Diego se levantó—. Ahora quisiera ver a Rebeka. —La señorita no está aquí, estás loco, ahora que termine de comer voy a encargarme de ella, bajo tus condiciones, para que veas que soy un hombre de palabra. Diego desvió la mirada y sintió su corazón arrugarse, quería despedirse de Rebeka, abrazarla una vez más, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas y tragó el nudo en su garganta, ocultando detrás de una máscara de indiferencia, pero Massimo sabía demasiado bien como él
Rebeka despertó sintiendo un terrible dolor de cabeza y con una fotofobia espantosa, las luces de la habitación le lastimaban los ojos, jamás sintió un malestar más terrible, su madre que no se había despegado de su lado de inmediato la atendió. —Rebeka, mi niña hermosa, estás bien, estás a salvo. —¿Mamá? —A Rebeka le parecía estar soñando, pero la realidad era la que se le hacía pesadilla cuando poco a poco fue tomando conciencia, recordando como Luciano le pegaba y estaba a punto de matarla a ella y a Diego —¿Diego?, Luciano lo matará… Rebeka se sentó, no enfocaba bien, era como estar viendo todo a través del sol, mucha luz y nada claro. —Ya mi amor, no pasa nada, mamá está contigo —respondió Mercedes angustiada y abrazandola queriendo hacerla sentir segura entre sus brazos. —¡Diego!, ¡Diego!... —lo llamaba, pero él no venía, llorando desesperada se dejó caer en los brazos de su madre que la mecía y le susurraba arrullos ¿dónde estás?, Diego, Diego… Así pasó mucho
Dos días después Rebeka estaba en Venezuela, en la hacienda La Mágica Cascada propiedad de la familia Mendoza, María Mendoza era comadre de Mercedes y como hermanas, esta le dijo que el campo le caería bien a Rebeka, estaban preparados para la supuesta adicción de Rebeka y una psicóloga había ido a atenderla, pero ella la había rechazado, estaba furiosa con su familia porque no le creían, ella sufría pensando que a estás alturas Diego estaría muerto. Escucho los pasos rápidos llegar a la puerta y un rostro a la altura de la manilla asomarse. —Tía Rebeka… ¿estás dormida? Rebeka vio a la pequeña Mariana, era muy temprano, así que venía aun con la piyama y una frazada. —No…, no estoy dormida, pasa Mariana. La pequeña se acercó a la cama. —Mi abuela me dijo que no debería molestarte, que estabas enferma, ¿puedo ayudarte en algo? Rebeka lloró en silencio, tratando de no asustar a la niña. —Estoy bien, solo me duele aquí —dijo señalando su corazón. —Hay doctores par
A Diego le tocó tomar sus responsabilidades de inmediato, ya que apenas al día siguiente de haber llegado recibió instrucciones de don Massimo de atender a un representante para la compra millonaria en armas, Diego se preparó, era como entrar a un ring dispuesto a golpear a un hombre que no le había hecho nada, así lo vio, no era nada personal, el hombre se sorprendió al verlo, no se hicieron presentaciones, pero Diego era Halcón y aunque tenía permitido rebajar un veinte por ciento el valor acordado, solo rebajó un cinco, su manera tosca era ideal para la intimidación, su porte elegante inspiraba seguridad, don Massimo estaba más que complacido y dio órdenes de realizar un evento con aliados comerciales, una fiesta ofrecida por Halcón quién una vez más había burlado a la policía tanto en Italia como en Estados Unidos. —Se nota que tienes entrenamiento —le comentó Massimo tratando de abrir una brecha a su pasado, felicitándolo por la excelente negociación, ya era de tarde y esta
Murmullos se escucharon porque se expresó de Nihan como una mujerzuela, el padre de ésta sólo se echó a reír. —Si crees que Nihan se conforma con ser una chica cualquiera, haz tu intento Halcón, pero ella es más astuta que el diablo. Nihan jugó con su cabello rojo sin quitar la mirada de él, algo dejó claro el hombre, no tenía escrúpulos en utilizar a su hija como mercancía y quería un nexo con él. —No lo dudo —respondió Diego—, ni el diablo pudo con las mujeres, por eso no me encariño con ninguna. —Eso lo veremos cariño —susurró Nihan y su padre tuvo el buen gusto de alejarse. Diego sabía que debía mostrarse indiferente, detestó sentirse mal por lo que hacía, salvar a Rebeka bien valía la pena que él hiciera lo necesario y era absurdo tener remordimientos, se acercó a la barra y pidió una botella de agua embotellada.—¿Nos tomamos una copa? —le dijo Nihan.—Claro hermosa—, contestó e indicó al bartender que le rellenara la copa, él brindó con su agua.—Pero que abur
Muy temprano en la mañana, Iván despertó a Diego que apenas se acababa de dormir, este brincó en la cama alerta. —Perdón por despertarlo, pero don Massimo lo espera en el estudio, y no está contento. —Nadie puede buscarle un entretenimiento que no sea yo a ese maldito viejo —Diego aplastó más la almohada y volvió a cerrar los ojos. —Diego… —¡Ah!... —Levántate maldita sea o lo hará don Massimo a balazos. Diego se levantó de mala gana. —Me voy a bañar, que espere y si no tiene paciencia que venga y me mate. Veinte minutos después Diego entró bien vestido y afeitado a su estudio y don Massimo estaba sentado en el lugar del jefe detrás del escritorio, apenas Diego entró los dos empleados de Massimo lo tomaron y pusieron sus armas en la cabeza de Diego. —¿Crees que me cuesta matarte y dejarte en una cuneta?, piensas que porque eres el rostro de mi organización puedes manipularme. —Mateme entonces y traiga a su degenerado hijo y que lo siga robando, ¿crees qu
VenezuelaGym Los nueve mundos. Un automóvil negro con vidrios polarizados y de mucho lujo paró frente al humilde gimnasio de pelea de la localidad pobre, varios muchachos se detuvieron pendientes de quien bajaría, lo hizo Ivan, entró al establecimiento y preguntó por Odín. Más tarde en un penthouse con mucho lujo Diego recibió a su antiguo entrenador y mentor, el estrafalario Odín. —Loky, desgraciado, creí que no te volvería a ver —se dieron un abrazo masculino con palmadas en la espalda. —Me alegro de verte viejo loco. —¿Qué es todo esto Loky?, la Valkiria está muy preocupada, me lo dijo cuando hablamos por teléfono hace poco. —Estoy bien, pero nadie debe saber que estoy aquí, vengo a ofrecerte un negocio. Odín hizo un gesto sospechoso, deformando sus facciones ya que lleva un parche de cuero en el ojo faltante y su abundante cabellera canosa. —¡Mhm!... —negocios turbios. —Te quedará mucho dinero… —¿Qué hay que hacer? —preguntó dispuesto. —Tu especia