JUAN: ¡No es lo que usted piensa, joven, solo estábamos…!
JOVEN: (Escandalizado) ¡Qué el señor los reprenda! ¡Libidinosos, puercos, sátiros, pervertidos, hijos del pecado!
IVANA: (Tartamudeando) Yo… Yo solo… Yo solo le estaba limpiando una mancha que tenía en el bolsillo del pantalón.
JOVEN: ¡Silencio, hijos de la concupiscencia! ¡No quiero escuchar sus pecaminosas voces! Es más, ya me cansé de ver sus lujuriosas caras. (Los apunta con el arma) ¿Tienen algo más de que arrepentirse antes de partir al infierno?
Hablan muy rápido, los textos se montan unos encima de otros.
JUAN: ¡No!
IVANA: ¡Por favor, no lo hagas!
JUAN: ¡Aun soy muy joven para morir!
IVANA: (A JUAN) ¡Todo esto es tu culpa!
JUAN: ¡Aun no cumplo mis sueños!
IVANA: ¡Morir debe doler!
JUAN: ¡Qué hice para merecer esto!
IVANA: ¡Aun no soy madre!
JUAN: ¡En la cara no!
IVANA: ¡Y pensar que pronto me iba ir del país!
JUAN: (A IVANA) ¿¡Qué!?
IVANA: ¡Lo que escuchaste!
JUAN: ¡Primero las damas, joven!
JOVEN: ¡Ya cállense que no les voy a hacer nada! Solo les dije eso para asustarlos. Tampoco soy tan desalmado. ¡Hubieran visto sus caras! ¡Un poema! Perdón, ¡un versículo! (Ríe a carcajadas. JUAN e IVANA le lanzan una mirada fulminante) ¡Ay, tampoco es para tanto! Ahora uno no pude hacer bromitas. En serio, tienes que relajarse. (Al público) La gente anda como susceptible últimamente. (A la pareja) Respondan ¿Dónde están las cosas de valor? ¿Dónde está el dinero?
IVANA: ¡Ay, no! ¡Pero cómo supo lo del bolso!
JOVEN: ¿Bolso? ¿De qué bolso hablas?
JUAN: (Tratando de disimular) ¿”Bolso”? No, ella no dijo “bolso”. Ella dijo… ella dijo “soponcio”. “Si me asusto me dan soponcios”. ¡Sí! Eso fue lo que dijo. ¡Es que está asustada, y cuando ella está asustada se le enreda la lengua!
JOVEN: (A JUAN) Tú como que me quieres ver la cara de pendejo… ¡Mosca! ¡Mosca, porque mi pistola tiene hambre!, ¿oíste? (Se dirige hasta IVANA y la sujeta con fuerza) ¡Habla! ¿De qué bolso estás hablando? ¡Deja tu lloradera y habla si no quieres desayunar pólvora! (IVANA mira de reojo hacia el lugar donde yace oculto el bolso de viaje negro. El JOVEN Advierte el gesto y se dirige hasta dicho lugar. Descubre el bolso solapado por algunos objetos). ¿Este bolso? ¡Pero qué pesado está! ¿Qué guardan aquí, piedras? (Lleva el bolso hasta el centro del escenario y lo abre. Mientras lo hacen las luces del escenario disminuyen un poco y una luz que se proyecta desde el interior del balso ilumina su rostro. Con júbilo) ¡¿Dólares?! ¿Y en billetes de a cien? ¡No puede ser! ¡Estoy soñando! ¡Qué alguien me pellizque! ¡Diosito por fin respondiste a mis suplicas! (Empieza a correr y saltar por el espacio) ¡Soy rico! ¡Soy rico! ¡Con todo este dinero puedo hacer lo que se me antoje! (Como arrebatado por una revelación) Hasta podría llevar mi oficio de ladrón a niveles más profesionales. ¡Sí! ¡Podría convertirme en policía! O mejor aún… ¡En político!
JUAN: (A IVANA. Con rabia) ¡Viste lo que hiciste! ¡Ahora sí puedes estar contenta! ¡Seremos pobres toda la vida!
IVANA: (Llorando) El dinero… Mi jefe… Mi mamá… Mi cara…
Entran dos policías armados. La VECINA viene con ellos. Esta última lleva un pocillo de peltre entre sus manos.
POLICIA I, II Y LA VECINA: (Apuntando al JOVEN) ¡Arriba las manos!
POLICIA I: ¡Ríndete miserable!
POLICIA II: ¡Suelta el arma o disparo!
JOVEN: ¡No puede ser…! ¡Mi dinero! (Bajando el arma) Tranquilos… Tranquilos… Miren, ya la estoy bajando… ya la estoy bajando. Además está pistola es de juguete. ¡Mosca se les escapa un tiro que eso debe doler mucho!
POLICIA II: (Esposando al Joven) ¡Cierra la boca, rata de alcantarilla! ¡Vamos derechito a la jefatura! ¡Al fin te atrapamos!
POLICIA I: (Sorprendido) ¿Juan? ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo te dejaste embaucar por este sinvergüenza?
JUAN: (Apenado) ¡Hola, colega…! Es que estaba visitando a mi mujer… Hermano, un error lo comete cualquiera. Me agarraron desprevenido. No me traje mi pistola... (Suplicante) ¡No le vayan a decir al jefe! ¡Ya saben cómo es de irritable!
POLICIA II: (Mientras desata a la pareja) Tranquilo, colega, no le diremos nada. Lo odiamos tanto como tú. ¡Ese viejo latoso! ¡Deberían jubilarlo de una vez por todas!
POLICIA I: ¡Tuvieron mucha suerte! ¡Este ladrón tiene aterrorizada a toda esta zona! Le dicen “El Predicador”. Esta rata se disfraza de religioso para engañar a sus víctimas y luego les roba hasta lo que no tienen. Si no hubiese sido por su vecina, seguramente este bandido se hubiera salido con la suya.
JUAN: ¡Qué miserable! Miren como dejó todo. ¡Hasta fue capaz de golpear a mi mujer! (A IVANA) ¿Verdad, mi amor?
IVANA: (Resuelta) La verdad es que…
JOVEN: (Indignado) ¡Eso es mentira! ¡Cuando yo llegué ellos…!
JUAN: (Golpea al JOVEN en el abdomen). ¡Cállate, cucaracha! ¡Esto lo pagarás caro!
POLICIA I: ¡Ahora sí te llegó tú hora, malnacido!
JOVEN: (Musitando) Pero es que yo… (JUAN le lanza una mirada fulminante) ¡Está bien, me callo!
POLICIA II: Pero todavía no podemos cantar victoria: necesitamos que nos acompañen a la comisaría para hacer el informe.
IVANA: (Molesta) ¡Yo no puedo ir en este momento!
POLICIA II: ¿Y tú, Juan? Qué mejor declaración que la de un policía. Si quieres podríamos aderezar ligeramente tu testimonio, así esta escoria pasará unas largas vacaciones en prisión. ¿Qué te parece?
JUAN: (Nervioso) Sí, sí, como ustedes digan… (A IVANA. Haciéndole señas para que no revele la verdad de lo sucedido) Turroncito, no podré acompañarte. Si quieres le digo a uno de mis colegas para que te escolte, ¿te parece? Uno nunca sabe. ¡Y con lo insegura que está la ciudad!
POLICIA I: ¿”Turroncito”? (Burlón) Ay, vale...
JUAN: (Crispado) ¿Y qué tiene de malo que le diga “Turroncito” a mi mujer? ¿A caso tú no le pones apodos a la tuya?
POLICIA I: (Medita) La verdad es que sí. Yo a la mía le digo “Melcocha”.
JUAN: ¿”Melcocha”? ¡Me gusta! Es melodioso.
POLICIA I: (Al POLICIA II) ¿Colega, y usted cómo le dice a su mujer?
POLICIA II: ¿Yo?
POLICIA I: Sí, usted.
POLICA II: (Satisfecho. Con dejo romántico) Yo a la mía le digo “Cuca”.
LOS DEMÁS: (Impactados) ¿¡”Cuca”!?
POLICIA II: Sí, “Cuca”. Es que se llama Catalina.
Pausa incómoda.
JUAN: ¿Y entonces, Turroncito? ¿Quieres que uno de mis compañeros te acompañe?
IVANA: Ya dije que no, Juan. (Cínica) No creo que me pase algo peor si voy sola.
JUAN: (Preocupado) Está bien, Turrón. Si eso es lo que quieres por mí está bien. Nos vemos al rato entonces. ¡Recuerda que te amo!
POLICIA II: Señorita, también necesitamos su declaración para terminar de hundir a esta parasito. Más tarde tendrá que ir a la comisaria para que hagamos el reporte. Espero tenga un excelente día. ¡Hasta pronto!
IVANA: (Sin ánimo) Como usted diga…
Comienzan a salir todos menos IVANA y la VECINA.
JOVEN: (Suplicante) ¡Por favor no me lleven a prisión! ¡Recuerden lo que dice la palabra: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.”! ¡Por favor, no me lleven! ¡Soy muy joven para perder mi juventud!
POLICIA I: ¡Cierra el pico, sinvergüenza! ¡Y camina si no quieres que te molamos a golpes aquí mismos!
JUAN: ¡Te vamos a dar tantos golpes, que te dejaremos peor que un aguacate pasado de maduro!
JOVEN: ¡¿Cómo así?!
JUAN: O sea, morado y mallugado.
Los policías sacan arrastras al joven mientras este sigue suplicando. IVANA y LA VECINA se ubican en el centro del escenario.
IVANA: ¡Vaya susto hemos pasado! ¡Ya uno no está seguro ni en su casa!VECINA: Si lo sabré yo, mija. ¡Esta mañana me resbalé saliendo del baño! ¡Qué peligro!IVANA se muestra desorientada. Efecto de sonido de sirenas y de persecución, seguido de disparos. La VECINA corre hacia la puerta. Desde afuera se escucha la siguiente discusión: POLICIA I: ¡Agárrenlo que se escapa!PLICIA II: ¡No huyas cobarde!JUAN: ¡Cuando te agarre la pagarás caro, miserable!JOVEN: ¡Agárrenme si pueden, policías de pacotilla!&nb
PERSONAJES:PACIENTEDOCTORBOTICARIOPOLICÍAEl autor considera indispensable que los personajes sean interpretados, únicamente, por dos actores: uno de ellos interpretará al PACIENTE, el otro a los restantes. ESCENA I (CONSULTORIO)En escena el DOCTOR. Está sentado en su escritorio, haciendo anotaciones y tachones en una pequeña revista. Su actitud es severa y sugiere un prolongado esfuerzo mental. En algún momento profiere con notable emoción: “¡Por fin! ¡Este crucigrama sí que estaba difícil!”. Guárdala revista y mira su reloj. Su expresión facial cambia a la de profundo fastidio. Descuelga la bocina de un teléfono, presiona una de las teclas del mismo y profiere con acentuada apatía: “Siguiente&rd
ESCENA IIFARMACIADurante el transcurso de esta escena, el PACIENTE comienza a mostrar leves síntomas de la enfermedad: sudoración intensa y una que otra mueca y movimiento involuntario. En escena el BOTICARIO, este se encuentra detrás de un mostrador, de espaldas al público, ordenando algunas cajas repletas con medicamentos. Entra el PACIENTE, viene fatigado, al llegar al mostrador, coloca bruscamente el récipe sobre este. BOTICARIO: ¡No hay!PACIENTE: (Sorprendido) ¿Disculpe?BOTICARIO: (Aun está de espaldas. Satisfecho) ¡Que no hay!PACIENTE: Pero si ni siquiera le he dicho qu&eacut
ESCENA IIIPLAZAEn esta escena los síntomas de la Pituitaritosis están en su apogeo. En repetidas ocasiones el PACIENTE manifiesta fuertes contorsiones y violentos sacudidas involuntarias. Su rostro tiende a adoptar muecas horribles. En escena el POLICIA. Este se encuentra sentado en un banco, está leyendo un periódico (el periódico le oculta el rostro). Entra el PACIENTE, se muestra desesperado, se percibe en él una gran agitación interna. Al ver al POLICIA se acerca corriendo hasta él. PACIENTE: ¡Al fin! ¡Señor Policía! (El POLICIA no responde. El PACIENTE habla más fuerte para hacer notar su presencia). ¡Señor Policía! (El POLICIA no contesta. El PACIENTE pierde la paciencia y
GOLPE DE SUERTEPERSONAJES:IVANAJUANJOVENVECINAPOLICÍA IPOLICÍA IITRANSEÚNTEACTO ÚNICOSon las nueve de la mañana de un domingo cualquiera en una ciudad tercermundista. Toda la acción transcurre en la sala-recibo de una vivienda ubicada en algún lugar de dicha ciudad. El recinto, aunque no es lujoso, está sobriamente decorado, insinuando que quienes viven allí, no son personas pobres, pero tampoco adineradas. Una puerta conduce al exterior de la casa; otra, da paso a los diferentes espacios de la misma. En el centro del escenario hay un sofá, un pequeño velador y un bolso de viaje negro de gran tamaño. IVANA se encuentra sentada en el diván; tiene una cartera sobre sus piernas. Se muestra ansiosa, c
IVANA: (Mirando el bolso. Suspira) Lo suficiente como para borrar la palabra “necesidad” de nuestro vocabulario. (Evocativa) ¿Qué injusta es la vida, verdad? Algunos tienen tanto dinero que pueden tener el mundo a sus pies; y otros, en cambio, tienen tan poco, que no les queda más remedio que llevarlo cargado sobre sus espaldas. A veces creo que la sociedad funciona al revés, que todo está diseñado para mantener a la humanidad sumida en la desdicha.JUAN: (Sorprendido) ¿Y hasta hora es que te das cuenta de eso? Cómo se nota que nunca has padecido por culpa de la pobreza.IVANA: No tuve una infancia llena de lujos, pero tampoco me quejo. Y eso de no saber qué es la pobreza habrá sido antes, porque ahorita pobreza es lo que sobra. ¿Y tú, Juan? &i
JUAN: ¿Ivana, y tú? (IVANA Se detiene) ¿No estás cansada? ¿Tan poco amor sientes por ti misma?IVANA: (Voltea) ¿A qué te refieres?JUAN: ¿Que si no estás cansada de obedecer? ¿Qué si no estás harta de complacer a todos? ¿No estás cansada de recibir migajas por tu trabajo? ¿De verdad te sientes conforme con todo eso? ¡Yo no! Yo quiero algo mejor para mí… Perdón, para ambos.IVANA: ¡Cállate, Juan! ¡Estás diciendo puras tonterías! ¡Salgamos ya! JUAN: ¡Eso! ¡Salgamos! Salgamos y continuemos con todo esto… con este patético t
JUAN: (Extrañado. Aprovechando la distracción para quedarse) ¿Y eso? ¿Quién será? ¿Le dijiste a alguien más que viniera a esta hora?IVANA: No. Qué raro… ¿Pero quién podrá ser? ¡Ah, ya! ¡Pero qué inoportuna es esa señora! (Al público) Debe ser mi vecina. Seguramente viene a pedirme algo “prestado”. La vez pasada me pidió dinero, no era mucho, pero según ella, me lo pagaba en menos de una semana. ¿A qué no adivinan? Esa semana se ha estirado por más de ocho meses. ¡Pero un día de estos me va a agarrar con el apellido atravesado y le diré sus cuatro cosas!Suena de nuevo el timbre.JUAN: ¡Pero qué vieja tan fastidiosa!