La Manada Nanutet se oculta en un paraje oscuro y siniestro entre montañas, sumido en una densa neblina que envuelve el lugar en un aura misteriosa y ominosa. El entorno está plagado de árboles retorcidos y marchitos, con ramas que se entrelazan formando figuras grotescas y sombras amenazantes. La luna llena apenas se asoma entre las nubes negras, arrojando una luz pálida y fantasmal sobre el terreno desolado. Los aullidos distantes de los hombres lobos de Nanutet se escuchan como lamentos siniestros que hacen estremecer a cualquiera que los oiga. Está compuesta por hombres lobos ávidos de poder, que acechan desde tiempo inmemorables al Arconte Mayor del Alfa Aren, porque quieren apoderarse de su poder. Su maldad se mezcla con las fuerzas malignas del inframundo, creando una alianza peligrosa y tenebrosa que busca sumir al mundo en la oscuridad absoluta. Están reunidos los antiguos con el Alfa en su despacho. Su hija llamada Luna está presente. El aire está cargado de una energía o
La mención del Desuellamentes, una figura misteriosa y poderosa, evoca un sentimiento de temor en el Alfa. Sabe que sus acciones tienen consecuencias y que enfrentar las demandas de una entidad tan implacable no será fácil. Se siente atrapado entre el deseo de obtener el poder de los Arcontes mayores y la necesidad de cumplir lo pactado. El silencio se extiende entre el Alfa y su beta, ambos inmersos en sus propios pensamientos, buscando respuestas y estrategias para enfrentar los desafíos que les aguardan. —Podemos decir que esa luz dorada que apareció y desapareció ante nuestros hombres también afectó a la señorita Luna. Cambiar su apariencia podría ser nuestra mejor oportunidad para engañarlo —comenta el beta, sugiriendo una estrategia.—Es posible. No sabemos con certeza si el Alfa Maldito y su hermano realmente pueden convertirse en Arcontes —responde el Alfa con incertidumbre—. Es lo que el Desuellamentes afirma, pero todo esto ocurrió hace mucho tiempo, cuando la antigua Luna
En el ala del palacio donde Enril había ubicado a la familia de Gil, todos se encontraban reunidos, disfrutando de un desayuno en un ambiente feliz. Leía, la compañera de Enril, también estaba presente, irradiando alegría a su alrededor. Enril no podía apartar la mirada de ella, cautivado por su presencia.—¿Qué me miras? —Le preguntó Leía con curiosidad, notando la mirada intensa de Enril.—Mi Arconte y yo, queremos y hemos pensado que tu mechón de pelo sea azul. Iluminaría tus ojos y te daría un toque muy especial. Respondió Enril, con una mezcla de emoción y expectativa en su voz y sin más se lo cambió a azul. Leía quedó atónita ante lo que hizo Enril, sin poder contener su sorpresa y molestia.—¿Te has vuelto loco? ¡Todo el mundo se dará cuenta! ¡Vuelve a ponerlo del color de tu lobo! —exigió, sintiéndose preocupada por las posibles consecuencias.Gil intervino en la conversación, tratando de buscar una solución para el dilema de Leía. Que a ella le resultaba un gesto encantador
Enril se quedó mirando la actitud desconfiada de su mitad, y sonríe, ella no ha cambiado a pesar de haberlo aceptado. Se le acerca sonriente sin dejar de ver como su cercanía hace que se sonroje.—No seas tan desconfiada Leía y haz lo que te pido, por favor —respondió Enril en tono juguetón.Gil, que notó el nerviosismo de Aren, se acercó a él y le extendió la mano. El Alfa la miró con temor, pero decidido, le colocó una hermosa pulsera de perlas blancas y doradas con un delicado colgante en forma de media luna en su muñeca.—Perdóname, mi novia, por no haberte complacido antes —solicitó Aren con voz apesadumbrada—. ¿Quieres acompañarme en una cita de enamorados po
La atención de Enril se desvió rápidamente hacia Gil, quien sonreía feliz de la mano del Arconte Mayor, que había tomado el control del cuerpo de Aren. Un destello de celos surgió en sus ojos, amenazando con hacerlo brillar de forma intensa. Gil, percibiendo la incomodidad de Aren, le susurró al oído en un tono suave y tranquilizador.—Mi novio, no brilles, solo te amo a ti, soy tuya —le pidió, tratando de calmar su reacción al percatarse como todos los jóvenes la miraban deseosos. Aren asintió, sintiéndose culpable por su respuesta impulsiva.—Perdón, mi novia. ¡No me gusta cómo te miran! Parece que te quieren devorar, y puedo escuchar claramente sus corazones acelerados. No sé si podré controlarme, mi Luna. Si continúan mirándote así, temo que no podré contenerme y reaccionaré de forma agresiva —confesó Aren, luchando por mantener su temperamento bajo control. Gil tomó su mano con suavidad, transmitiéndole calma y comprensión.—Entiendo tus sentimientos, mi novio. Pero confío en ti
El Antiguo entrecerró los ojos ante lo que le preguntaba Enril pensando que no debió elogiarla tanto por si resultaba una falsa Luna y contestó a la pregunta de Enril.—No lo sé beta Enril, hay algo extraño en esa chica aunque como le dije antes, parece ser muy poderosa y estar a la altura del Alfa Aren —se detuvo un momento dudoso. —Mírala tú mismo, pero solo el Alfa y su lobo Oto puede decir si es verdad. Avísanos si resulta ser cierto.—Pues lo dejo, mi hermano me necesita. Salieron rápidamente del campo de entrenamiento, buscando un lugar seguro donde poder cambiar con privacidad. Encontraron una especie de cueva entre arbustos y, utilizando su habilidad de teletransportarse, se trasladaron instantáneamente al salón del trono, ocultos tras las cortinas.Leía fue la primera en notar la presencia de la misteriosa chica que se hacía pasar por la Luna que le presentarían al Alfa Aren, era de la manada Nanutet. Su rostro reflejaba sorpresa y confusión al reconocerla.—¿Quién es esa? —
Exclama Gil riendo feliz, ante la mirada de todos los presentes que la observan incrédulos y preguntándose quién es esta humana que entra con total libertad al salón del trono. Enril se comunica con Leía y entiende lo que sucede, por eso no interviene. Gil ríe acercándose y abrazando a Oto por el cuello, que hunde su nariz en su hombro aspirando su olor. Lo acaricia mientras lo impregna de toda su esencia de mitad. Al momento percibe que Oto está a punto de descontrolarse y que ella no va a poder hacer nada. Coloca su frente en la suya y llama al Arconte Mayor que toma el control. La sala, ajena a la tensión que se desarrolla entre ellos, continúa con su conversación. Sin embargo, Gil y Oto están en una lucha interna, manteniendo su vínculo y resistiendo el influjo de la falsa Luna y su maldición. — Estoy aquí mi Luna, gracias por llamarme—. Escucha en su mente al Arconte Mayor y sonríe al tiempo que se pone de pie ante la pregunta furiosa de Luna.—¿Quién eres y cómo te atreves a a
Gil sale corriendo detrás de Oto que de pronto se convierte en humano, la toma por la cintura y se desaparece con ella, para ir a dar a la cueva de entrada de la manada, la suelta y se convierte en el Arconte Mayor. Se ilumina completamente y le lanza un poderoso rayo de energía a Gil, que lo mira sorprendida y asustada.—Mi Alfa, mi Alfa, ¿qué haces? —pregunta sin comprender. Pero él sigue iluminándola, Gil siente como si la traspasara con la enorme energía que desata. Sus alas de Arconte comienzan a salir, su cuerpo comienza a crecer, hasta convertirse en su Arconte Mayor resplandeciente, mira a Aren y comienza a reír.—Ja, ja, ja…, ¿de veras creíste que podías sellarme a mí? Ja, ja, ja…, ¡soy Lúa, la quinta hija de la diosa luna, nadie tiene el mismo poder que una diosa! El Arconte Mayor abre sus enormes alas, y cae en picada. Ella trata de escapar, pero ya es muy tarde. El Arconte la ha atrapado, la envuelve con sus alas, mientras por sus ojos le lanza dos poderosos rayos de lu