En el ala del palacio donde Enril había ubicado a la familia de Gil, todos se encontraban reunidos, disfrutando de un desayuno en un ambiente feliz. Leía, la compañera de Enril, también estaba presente, irradiando alegría a su alrededor. Enril no podía apartar la mirada de ella, cautivado por su presencia.—¿Qué me miras? —Le preguntó Leía con curiosidad, notando la mirada intensa de Enril.—Mi Arconte y yo, queremos y hemos pensado que tu mechón de pelo sea azul. Iluminaría tus ojos y te daría un toque muy especial. Respondió Enril, con una mezcla de emoción y expectativa en su voz y sin más se lo cambió a azul. Leía quedó atónita ante lo que hizo Enril, sin poder contener su sorpresa y molestia.—¿Te has vuelto loco? ¡Todo el mundo se dará cuenta! ¡Vuelve a ponerlo del color de tu lobo! —exigió, sintiéndose preocupada por las posibles consecuencias.Gil intervino en la conversación, tratando de buscar una solución para el dilema de Leía. Que a ella le resultaba un gesto encantador
Enril se quedó mirando la actitud desconfiada de su mitad, y sonríe, ella no ha cambiado a pesar de haberlo aceptado. Se le acerca sonriente sin dejar de ver como su cercanía hace que se sonroje.—No seas tan desconfiada Leía y haz lo que te pido, por favor —respondió Enril en tono juguetón.Gil, que notó el nerviosismo de Aren, se acercó a él y le extendió la mano. El Alfa la miró con temor, pero decidido, le colocó una hermosa pulsera de perlas blancas y doradas con un delicado colgante en forma de media luna en su muñeca.—Perdóname, mi novia, por no haberte complacido antes —solicitó Aren con voz apesadumbrada—. ¿Quieres acompañarme en una cita de enamorados po
La atención de Enril se desvió rápidamente hacia Gil, quien sonreía feliz de la mano del Arconte Mayor, que había tomado el control del cuerpo de Aren. Un destello de celos surgió en sus ojos, amenazando con hacerlo brillar de forma intensa. Gil, percibiendo la incomodidad de Aren, le susurró al oído en un tono suave y tranquilizador.—Mi novio, no brilles, solo te amo a ti, soy tuya —le pidió, tratando de calmar su reacción al percatarse como todos los jóvenes la miraban deseosos. Aren asintió, sintiéndose culpable por su respuesta impulsiva.—Perdón, mi novia. ¡No me gusta cómo te miran! Parece que te quieren devorar, y puedo escuchar claramente sus corazones acelerados. No sé si podré controlarme, mi Luna. Si continúan mirándote así, temo que no podré contenerme y reaccionaré de forma agresiva —confesó Aren, luchando por mantener su temperamento bajo control. Gil tomó su mano con suavidad, transmitiéndole calma y comprensión.—Entiendo tus sentimientos, mi novio. Pero confío en ti
El Antiguo entrecerró los ojos ante lo que le preguntaba Enril pensando que no debió elogiarla tanto por si resultaba una falsa Luna y contestó a la pregunta de Enril.—No lo sé beta Enril, hay algo extraño en esa chica aunque como le dije antes, parece ser muy poderosa y estar a la altura del Alfa Aren —se detuvo un momento dudoso. —Mírala tú mismo, pero solo el Alfa y su lobo Oto puede decir si es verdad. Avísanos si resulta ser cierto.—Pues lo dejo, mi hermano me necesita. Salieron rápidamente del campo de entrenamiento, buscando un lugar seguro donde poder cambiar con privacidad. Encontraron una especie de cueva entre arbustos y, utilizando su habilidad de teletransportarse, se trasladaron instantáneamente al salón del trono, ocultos tras las cortinas.Leía fue la primera en notar la presencia de la misteriosa chica que se hacía pasar por la Luna que le presentarían al Alfa Aren, era de la manada Nanutet. Su rostro reflejaba sorpresa y confusión al reconocerla.—¿Quién es esa? —
Exclama Gil riendo feliz, ante la mirada de todos los presentes que la observan incrédulos y preguntándose quién es esta humana que entra con total libertad al salón del trono. Enril se comunica con Leía y entiende lo que sucede, por eso no interviene. Gil ríe acercándose y abrazando a Oto por el cuello, que hunde su nariz en su hombro aspirando su olor. Lo acaricia mientras lo impregna de toda su esencia de mitad. Al momento percibe que Oto está a punto de descontrolarse y que ella no va a poder hacer nada. Coloca su frente en la suya y llama al Arconte Mayor que toma el control. La sala, ajena a la tensión que se desarrolla entre ellos, continúa con su conversación. Sin embargo, Gil y Oto están en una lucha interna, manteniendo su vínculo y resistiendo el influjo de la falsa Luna y su maldición. — Estoy aquí mi Luna, gracias por llamarme—. Escucha en su mente al Arconte Mayor y sonríe al tiempo que se pone de pie ante la pregunta furiosa de Luna.—¿Quién eres y cómo te atreves a a
Gil sale corriendo detrás de Oto que de pronto se convierte en humano, la toma por la cintura y se desaparece con ella, para ir a dar a la cueva de entrada de la manada, la suelta y se convierte en el Arconte Mayor. Se ilumina completamente y le lanza un poderoso rayo de energía a Gil, que lo mira sorprendida y asustada.—Mi Alfa, mi Alfa, ¿qué haces? —pregunta sin comprender. Pero él sigue iluminándola, Gil siente como si la traspasara con la enorme energía que desata. Sus alas de Arconte comienzan a salir, su cuerpo comienza a crecer, hasta convertirse en su Arconte Mayor resplandeciente, mira a Aren y comienza a reír.—Ja, ja, ja…, ¿de veras creíste que podías sellarme a mí? Ja, ja, ja…, ¡soy Lúa, la quinta hija de la diosa luna, nadie tiene el mismo poder que una diosa! El Arconte Mayor abre sus enormes alas, y cae en picada. Ella trata de escapar, pero ya es muy tarde. El Arconte la ha atrapado, la envuelve con sus alas, mientras por sus ojos le lanza dos poderosos rayos de lu
—¡Claro que confío en ti! No entiendo qué pasó, ¿cómo vinimos a estar aquí arriba? ¿Por qué no puedo recordar nada?—Pon tu mente en blanco mi Luna, yo haré todo.—¡No, no, no confíes en él! Grita en la cabeza de Gil la hija de la Luna, que logró salir de donde la habían ubicado y comunicarse de nuevo con la débil humana, que al no saber absolutamente nada, no sabe controlarla.—¿Qué fue eso? —pregunta girando la cabeza, tratando de ver si hay alguien más y no ha aparecido alguien en su cabeza. —¿Quién grita en mi cabeza que no no confíe en ti, mi Alfa? ¿Es mi loba Lúa? ¿Por qué no puedo recordar nada?—¿Confías en mí, mi Luna? Repite le pregunta el Arconte Mayor comenzando a brillar de nuevo. Y con mucho amor le dice que luego le explicará mejor su falta de memoria, que no se preocupe, que es normal que experimente lagunas después de una transformación tan profunda. Su mente está adaptándose a su nueva identidad y poderes. Con el tiempo, podrá recordar y comprender más claramente
La luna sonríe, continúa lo que ha iniciado. Aren y Enril gritan con toda su alma sintiendo como si los estuviera rompiendo en dos. Gruesas lágrimas ruedan por sus mejillas, sin dejar de hacerlo. Una vez que la extracción se ha completado, sus hijos se desmayan, mientras la antigua Luna sostiene las almas de Arcontes en sus manos temblorosas, emitiendo una luz suave y resplandeciente. Su expresión refleja una mezcla de dolor y resignación, pero también de determinación.—Perdón mis hijos, perdón — murmura —es la única manera de protegerlos.—¡Vamos, ponla en nosotros! —la apremia el Antiguo Mayor avanzando hacia la Luna, que abre los brazos y comienza su alma a salir de su cuerpo y a fundirse con la de sus hijos.—¡¿Qué haces?! ¡Deténganla, deténganla! —ordena el Antiguo Mayor, pero ya es tarde, ella se eleva en su forma etérea y los mira con desprecio.—¡Jamás tendrán el poder milenario del Arconte Mayor! ¡Jamás! Con una mirada penetrante hacia sus hijos, la antigua Luna se des