Y después de un intento sobrehumano de liberarme de Gerald finalmente pude comer, sin embargo, lo tenía allí encima de mí dándome besos cada momento que estaba descuidada.—Parece que fue una buena elección pedir los waffles para el desayuno —dijo en un tono divertido.Siempre me habían gustado los waffles y más si llevaban chocolate derretido encima, que el señor que estaba a mi lado traía con todo lujo de detalles.—Son deliciosos —respondí, llenando mi boca con otro bocado—. Dios mío, es como comer pedacitos de cielo.Una risa salió de Gerald. Este hombre definitivamente estaba siendo como un terrón de azúcar y era una parte de él que desconocía. Millones de preguntas me vinieron a la cabeza, unas más deprimentes que otras y aun así no las expresé.—Me alegro de que te guste.—¿No llegas tarde al trabajo? —Pregunté curiosa cuando lo vi a mi lado aun con su pijama—, te veo relajado y es tarde.—No iré hoy.Abrí mis ojos al escuchar sus palabras. Su mano se dirigió a la comisura de m
—Bueno, supongo que no soy algo tan serio como parece —dije sin ningún tipo de expresión en mi rostro. No importa, no hay nada especial en tener una relación contigo de todos modos.—¿Por qué dices eso?—Nada especial…Como pude me levanté de la cama sabiendo que me dolía todo el cuerpo. Los ojos de Gerald saltaron de su puesto cuando vio que yo estaba de pie y rápidamente corrió en mi dirección, ese hombre podía ser insensible, pero había algo que nunca sería y eso era ser grosero.Gerald siempre fue muy educado, consintiendo la educación que le dieron sus padres y créanme, ellos no le habían dado cualquier educación, eran personas muy estrictas, tanto que ese hombre fuerte, varonil que es dos cabezas más alto que sus padres , nunca volvió por allí.Sus padres eran del tipo de personas que vivían juntas solo para aumentar el dinero en sus billeteras, no tenían ningún tipo de educación más allá de lo necesario para relacionarse con los de su misma categoría, categoría a la que Gerald
El sonido de una llamada entrante en el teléfono de Gerald interrumpió ese momento, se levantó de mala gana y respondió la llamada donde podía escuchar claramente a una mujer al otro lado del altavoz.Su figura se perdió en la intersección después de la puerta, sentí mi corazón latir rápidamente, ¿me equivoqué? Una parte de mí dijo que sí, otra parte confundió la duda con el no.Me levanté de la cama y me incliné hacia la puerta para escuchar de qué hablaba Gerald por teléfono, las últimas palabras que dijo fueron:—Estaré allí en poco tiempo, cariño.Corrí de regreso a la cama al escuchar sus pasos regresar a la habitación, me subí las sábanas hasta el estómago y arreglé las almohadas, en poco tiempo Gerald estaba de vuelta en la habitación.—¿Quien fue? —pregunté, mis puños apretaron las sábanas y mis ojos trataron de ser tiernos para ocultar que había escuchado esa parte desagradable—. Tardaste menos de lo que esperaba, eso es un nuevo récord.—Era de la empresa.Sentí una punzada
Unos minutos después estaba completamente lista para salir a caminar y no precisamente con Federico. Solo quería ser libre por una vez en mi vida desde que estoy con Gerald. Mi misión principal era ir al centro comercial y hablar un rato con Alexandra.Estando lista, bajé tranquilamente las escaleras notando esa soledad que había en la casa, sin Gerald en ella en lugar de Nana y Carlos; fue una verdadera tristeza.Entré a la cocina y preparé algo para comer, notando de inmediato que casi le hacía el café a Gerald, con eso entendí que no podía vivir sin él y mucho menos sin Carlos.La única diferencia entre los dos era que Carlos estaba a salvo con Nana y Gerald era completamente libre de hacer lo que quisiera con su vida.Tomé mi café en silencio durante un largo y triste tiempo hasta que noté que mis dos personas favoritas entraban por esa puerta, el sonido de sus voces me llegaba como música relajante.—¿Nana? ¿Carlos? ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? Pensé que no venían hasta
Gerald puso los ojos en blanco y se llevó las manos al puente de la nariz. Su rostro estaba rojo, claramente no quería escuchar a la mujer, chillaba como un cerdo por todo lo que ella le hablaba.¿Y yo? Estaba tratando de pensar en cuando me había convertido en la señora de la casa.Por otro lado, y con mucha más importancia, estaba todo lo que Carlos Green había aprendido de aquella mujer; para nada y para mi eso era un problema, estaba segura que nana no aceptaría tal comportamiento.—¿Terminaste? —Gruñí a la mujer que me vio con la cara roja como la de Gerald, pateando como una cabra. Esa mujer estaba realmente loca—. Quiero saber que aprende mi pequeño contigo. Últimamente ha sido demasiado grosero e indiferente, incluso con el poco tiempo que tengo para hablar con él no puedo admitirlo como él niño que conozco.»Te aseguro que si estás enseñando los pechos más que los modales y siendo buena maestra, te vas a quedar en la calle.La mujer me miró con desdén, estaba enojada y y
Mi pecho subía y bajaba nerviosamente, sentía que la silueta de Gerald detrás de mí me tenía con los pelos de punta y mis nervios aumentaban cuando sentí su toque en mi piel y mi espalda contra la pared.—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunté furiosa.—¿No es obvio? Te estoy acorralando, quiero una explicación sobre lo que acaba de pasar.—No tengo nada para ti. —Me encogí de hombros—. Puedes continuar lo que estabas haciendo con esa estúpida.La mujer que estaba de pie mirándome con odio y sin una pizca de gracia, no dijo una palabra, solo se dio la vuelta y salió caminando despacio al salón de clases.—No tengo nada que ver con esa mujer —repitió Gerald con tono molesto, frunciendo el ceño—. Además, tú no eres así, te conozco diferente.—Tal vez estoy cansada de que me veas la cara, ¿lo has pensado?—¡No te estoy mirando la cara, Mili! Te respeto y...—¿Dejarte frotar los senos de esa mujer? —Oh, ¿a eso le llamas respeto? —Entrecerré los ojos viendo como sus facciones se
Mi cara roja como un tomate y mi corazón palpitante solo provocaron más a Gerald. Se rio maliciosamente al ver mi cara de susto y solo hizo ligeros movimientos sobre mi piel, sacando pequeños gemidos de mi parte.—No, Gerald, espera a que se vaya —le dije, deteniendo el toque de sus dedos contra mi piel.Me miró serio, borrando esa sonrisa que había pintado y en su lugar continuó con sus caricias, esta vez más pronunciadas que las anteriores.—Qué tonto eres… —susurré en voz baja y con una cara triste.—Y posesivo también —añadió con malicia y celos, sus ojos estaban diciéndome que quería que lo viera solo a él y que mi razón de los nervios que tenía debía ser solo él—. No me gusta que mires a otros hombres, Mili.Sin poder decir una palabra, sentí que entraba en mí de una estocada, ahogando mi grito en un beso posesivo donde me tomaba con fuerza por el cuello para que no escapara.—¡Gerald…! Uhmm… —susurré su nombre sintiéndolo completamente dentro de mí. Estaba agitado, sus oj
Durante todo el trayecto nos dedicamos a no hablar el uno con el otro, y no porque hubiera una tensión que impidiera hacerlo, más bien se trataba de una preocupación que cualquier ser humano tiene.Los anillos de compromiso…Si hablaba de mi parte estaba la regla de Gerald en aquel contrato donde no permitida casarte con él. Ah raíz de esta cláusula tenía mis dudas sobre aquella idea de comprar uno. Mi padre nunca fue partidario de las mentiras y esto solo era para tapar ese hueco que Gerald dejo cuando fue a mi casa.—¿Estás bien? —pregunta Gerald con su mano rozando mi mejilla—. Te vez algo preocupada.Un suspiro escapo de mí, uno de molestia incapaz de disimular los sentimientos que fluían sin parar en el pecho.—Solo estoy pensando…—¿Pensando en qué? —pregunta aferrándose al volante del auto, parecía no querer abandonarlo. —En esto… el contrato, la cláusula, el anillo y mis padres.—Deja de darle tantas vueltas, Mili —respondió de mala gana poniendo los ojos en blanco—.