A lo largo de la cena nos fueron haciendo un sinfín de preguntas que algunas queríamos responder y otras muchas no demasiado. Esperábamos que el tiempo pasara lo más rápido posible para poder ir a descansar, a lo largo de la semana teníamos muchas cosas por hacer y había poco tiempo para solucionarlo todo.Después de escuchar todo lo que mis padres tenían que decir durante otra hora, estaba lista para intervenir o nunca podríamos irnos de allí, parecían estar más entusiasmados con mi matrimonio que yo misma.—¡Muy bien, muy bien, ya es suficiente! Debemos irnos, hemos tenido una semana muy fuerte y realmente necesitamos descansar.—Bueno hija, fue una cena espectacular y me alegra que se estén llevando las cosas bien entre ustedes dos —fueron las palabras de mi padre.Y fue así como pocos minutos después de recoger los platos servidos de la mesa, nos fuimos a casa, ellos se despidieron de nosotros y nosotros de ellos. Aunque Gerald parecía emocionado en ese instante, durante el resto
La noche llegó rápidamente y Gerald llegó junto a ella con una mujer dentro del auto. Uno que Carlos no dejó pisar la casa y aguantó mil y un regaños de Gerald por él. Nana estaba de pie en medio de la cocina sin poder entrar ni decir nada más que tratar de calmar la situación y ahí estaba yo, bajando las escaleras para conseguir un poco de agua.Agotada y desanimada de volver a llevar una vida así con el hombre que amaba, todo era tan tóxico, ¿cuándo se había vuelto así? Quería huir de allí, dejarlo todo, pero tenía bastante claro que solo podría hacerlo cuando expirara ese contrato.Solo así podría descansar yo de todo este sufrimiento y Carlos también.—¡Solo porque tengo a esta mujer en mi cama y bajo el techo de mi casa no me puedo follar a otra! ¿Es eso lo que estás tratando de decirme? —Esas palabras salieron de la boca de Gerald mientras me señalaba—. ¡Puedo follar con quien quiera, cuando quiera y como quiera!Y eso… fue la gota que colmó el vaso, por supuesto que podría, per
Me subí al auto y fui a la escuela donde el Sr. Brown estaba esperando para hablar conmigo. Aparentemente estaba muy preocupado por mi llamada sorpresa.Después de un rato estacioné el carro y caminé hacia la oficina dando abrazos a ex alumnos que ya me conocían y entre esos buenos ratos llenos de risas momentáneas llegué a la puerta del director, toqué 3 veces y cuando abrió lo vi parado en frente a mí sorprendentemente diferente.Llevaba pantalones de gabardina gris con camisa amarilla y zapatos negros lustrados, parecía estar en alguna reunión casual o descanso y corrió a la oficina en cuanto lo llamé.—S-señor... ¿cómo está? Disculpa si te interrumpí en un descanso o algo así.—¡Mili! No te preocupes por eso. Gracias a su llamada recordé que tenía algunos documentos para ordenar. Por favor, pase, Matilde estará aquí en breve con un delicioso café.Caminé con todo el pelo de mi cuerpo completamente erizado, me había estado mirando desde que llegué hasta que me senté en ese sofá de
La mirada penetrante heredada de mi padre estaba fija en Brown, quien solo podía verme con un poco de incertidumbre a saber porque razón.—Llame a Londonderry School y les pedí el traslado de un maestro. Vas a trabajar allí como maestra, ya que no tienes nada con él, supongo que está perfectamente bien que vuelvas a enseñar.—P-pero no entiendo… ¿Cómo es eso posible? Yo ya no trabajo aquí.—Sí, pero ellos no saben. —Brown me guiñó un ojo junto con una sonrisa que me tranquilizó, pero aun así, no podía confiar completamente en él.—Supongo que debería empezar de inmediato.Él asintió y me dejó ir, no sin antes darme una advertencia de Gerald.—Sal con cuidado de las instalaciones y comprueba si su coche está allí o si puede estar deambulando por los pasillos buscándote. Si algo tiene Gerald es ser muy perseverante, por eso tiene tanto dinero, no sabe cuándo decir "basta" y contigo menos. —Soltó una risita y tomó un papel del escritorio que había estado buscando durante unos segundos mi
El sonido infernal que emitía el celular hace unos 10 minutos tenía la cabeza hinchada. Ni siquiera tenía la paz para poder disfrutar de esa hermosa vista de la que tanto anhelaba ser parte solo un poco más.—¿Qué quieres Gerald? —Respondí de mala gana tomando la llamada en la que escuché un resoplido de molestia del otro lado.—¿Mili? ¿Dónde diablos estás? ¡Te he estado buscando por un tiempo!—¿Qué diferencia hace? El contrato ha terminado, tú y yo no tenemos nada que nos ate.Se hizo un silencio al otro lado del altavoz, uno que ambos conocíamos muy bien y que se producía solo cuando Gerald se sentía dolido, sin saber qué responder. Aprendí a interpretar cada uno de sus comportamientos desde que comenzamos una relación más comprometida entre nosotros.—Mili... realmente no quería comportarme así.—Pero lo hiciste y lo que es peor, volverías con otras mujeres otra vez. Pensé que eso ya era parte del pasado, Gerald... y resulta que estaba equivocada...—No quería acostarme con
—¿Estás bien, hija? ¿Te pasó algo? ¿Qué haces allí y dónde está Gerald? Estaba inundado con millones de preguntas hechas por mi madre solo para darme cuenta de que no tenía respuesta para ninguna de ellas. —No te preocupes mamá, en cuanto lleguen les cuento todo. —Me estás asustando, ¿está todo bien? Por un momento pensé en decirle la verdad, sería lo mejor y calmaría sus nervios. No era una persona común, sus nervios siempre estaban de punta y cualquier sorpresa, duda o improvisación significaba para ella el motivo perfecto para preguntarse cada segundo de cada hora qué estaba a punto de pasar y cuáles eran los motivos. En definitiva, con ella no era opción insistir demasiado en un tema. —Gerald y yo estamos separados… no preguntes más y tampoco le digas a papá sobre esto, quiero hablarlo bien cuando lleguen. Se escuchó un silencio por el altavoz seguido de unos gritos que mi madre lanzó a mi padre nombrando la dirección que le había dicho hace un minuto. Fue ahora donde vino
—Solo digo que ella sufrió mucho porque para su madre tú eras su favorita, por cómo eras y solo porque querías ser maestra. —Eso no fue mi culpa, madre. —Lo sé, lo sé, eso lo tengo muy claro y tú lo sabes mejor que nadie —aclaró poniéndose de pie lo antes posible, acercándose a mí con los brazos abiertos, sin embargo di un paso atrás—. Solo digo que Erika no tenía a nadie más que a mí... No estaba segura si eran las hormonas del embarazo o mis emociones por la actitud considerada de mi madre hacia Erika, que ella no tenía hacia mí y menos hacia mi padre. Tragué seco y amargo por sus palabras, esperando que lo que estaba diciendo no fuera cierto, que solo fuera una mala broma de su parte. —Espero que estés bromeando... Mi voz sonaba amenazadora, disgustada, sospechosa y agresiva. Era mi madre, lo entendía perfectamente, pero con respecto a esa mujer, se me podría olvidar cualquier cosa. —No mi niña, es totalmente cierto… —dijo con aparentes lágrimas en los ojos—. Quería a Erika c
Ya había pasado un mes desde que me mudé y comencé a trabajar en Londonderry, la cita para saber cómo se desarrollaba el bebé estaba cada vez más cerca, una semana para ser exactos es lo que faltaba y quería que llegara pronto debido a la insistencia continua de mis padres para verlo. Muchos de los vecinos que tuve el placer de conocer un tiempo después de mudarme me dijeron que la sensación de ese momento fue más que emocionante. Sin embargo, no sentí absolutamente nada más que nervios. Aunque eran nervios positivos y no negativos, era… como una emoción que te llena el corazón, algo parecido como si fueras a descubrir todo un mundo nuevo. —Profe, terminé mi tarea. —Uno de mis pequeños anunció con su cuaderno en sus manitas—. ¿Podría por favor revisar mi tarea? Terminé todo lo que nos envió, fue muy entretenido y dinámico. Uno de mis mejores alumnos estaba parado frente a mí recordándome a Carlos… como la vez que mi hijo pequeño se paró frente a mí con su cuaderno en las manos como