—Solo digo que ella sufrió mucho porque para su madre tú eras su favorita, por cómo eras y solo porque querías ser maestra. —Eso no fue mi culpa, madre. —Lo sé, lo sé, eso lo tengo muy claro y tú lo sabes mejor que nadie —aclaró poniéndose de pie lo antes posible, acercándose a mí con los brazos abiertos, sin embargo di un paso atrás—. Solo digo que Erika no tenía a nadie más que a mí... No estaba segura si eran las hormonas del embarazo o mis emociones por la actitud considerada de mi madre hacia Erika, que ella no tenía hacia mí y menos hacia mi padre. Tragué seco y amargo por sus palabras, esperando que lo que estaba diciendo no fuera cierto, que solo fuera una mala broma de su parte. —Espero que estés bromeando... Mi voz sonaba amenazadora, disgustada, sospechosa y agresiva. Era mi madre, lo entendía perfectamente, pero con respecto a esa mujer, se me podría olvidar cualquier cosa. —No mi niña, es totalmente cierto… —dijo con aparentes lágrimas en los ojos—. Quería a Erika c
Ya había pasado un mes desde que me mudé y comencé a trabajar en Londonderry, la cita para saber cómo se desarrollaba el bebé estaba cada vez más cerca, una semana para ser exactos es lo que faltaba y quería que llegara pronto debido a la insistencia continua de mis padres para verlo. Muchos de los vecinos que tuve el placer de conocer un tiempo después de mudarme me dijeron que la sensación de ese momento fue más que emocionante. Sin embargo, no sentí absolutamente nada más que nervios. Aunque eran nervios positivos y no negativos, era… como una emoción que te llena el corazón, algo parecido como si fueras a descubrir todo un mundo nuevo. —Profe, terminé mi tarea. —Uno de mis pequeños anunció con su cuaderno en sus manitas—. ¿Podría por favor revisar mi tarea? Terminé todo lo que nos envió, fue muy entretenido y dinámico. Uno de mis mejores alumnos estaba parado frente a mí recordándome a Carlos… como la vez que mi hijo pequeño se paró frente a mí con su cuaderno en las manos como
—¡No, no, no! ¡Te equivocas Osvaldo, relájate un poco! —Brown gritó agitado, tan pronto como vio a mi padre como un león hambriento—. Déjame darte una explicación decente, ¡no necesitas preocuparte tanto! —¡No quiero ninguna m*****a explicación! "Amigo". Siempre fuiste un pica flor, ¿o acaso te olvidaste de Erika? ¿Por qué mi hija no sería tu juego también? ¡Dime! —Créeme, no estaba con tu hija, ¡te lo juro! Gerald me mataría en cuanto se enterara, lo sabes mejor que nadie. —¡Gerald y yo te vamos a matar! ¡No estás a salvo de está Derek Brown! —Condeno mi padre con odio. —¡No puede ser! ¡Esto se está saliendo de control, Mili, por favor díselo! —Brown rogó asustado como un cachorro. Suspiré y de mala gana me levanté de ese asiento. Esta pelea fue completa y absolutamente una estupidez. Porque entendí que se enfadaría si él y yo tuviéramos algo grave, pero no fue así, me pareció ridículo. Tampoco valía la pena amenazar con matar a la única persona que se acercó a mí cuando no sab
Avancé mi paso hacia él hasta casi correr y salté directo a sus brazos, respirando su olor, preguntándome si era real que su figura estaba frente a mí.—¿Eres realmente real? —Pregunté, presionando mi cara contra su pecho, sintiendo sus manos en mis caderas después de dejarme en el suelo—. Espero que no sea una mentira cruel del mundo tenerte aquí frente a mí.—Soy real Mili y espero que tú también lo seas, no podría vivir sin ti otra vez —murmuró en mi oído con esa voz ronca y sexy que no había escuchado en mucho tiempo.Pronto sentí un beso caliente en mis labios, feroz, lleno de deseo y anhelo mientras mis lágrimas corrían por mis mejillas dejando ese ligero sabor salado en la boca de Gerald.—¿Por qué estás llorando? ¿Hice algo mal?Agité suavemente mis manos en su rostro, detallando todo, desde su barba recién afeitada hasta esas bolsas debajo de sus ojos.—Porque tengo algo que decirte...—Ya lo sé todo —confesó sin demora.Abrí los ojos sintiendo que mi alma salía de mi cuerpo,
Un grito de alegría se escuchó en todo Harrisburg. Gerald estaba feliz de tener a su primera hija y estaba aún más feliz de tenerla con la mujer que amaba, era como un sueño hecho realidad.—Te dije que era una mujer sana, hermosa y querida —anunció el médico con aire de suficiencia, completamente orgulloso de sus años de trabajo—, todo sobre la señorita Watson decía que era una niña que estaba esperando, su comportamiento lo decía todo.—¿Comportamientos? —Preguntó mi padre con una ceja arqueada—. Mi esposa no tuvo su desarrollo de esa manera y fíjate que Mili también es mujer.—Para todas las mujeres el proceso es diferente. La mayoría experimenta cambios similares y otras no, pero todas tienen alguna diferencia: ganan o pierden peso, la forma de la barriga adquiere diferentes modelos, duermen mucho o poco, etc. Todo depende de la mujer y del bebé —explicó el médico con soltura.—¡Vaya! Ya veo, el médico que nos atendió no nos explicó ese detalle.—No te preocupes, el conocimiento l
Nunca había sido más feliz en mi vida que en el momento en que abrí los ojos y me vi recostada sobre su pecho con una de sus manos alrededor de mi cintura.Pasé mis dedos por sus bien marcados abdominales, satisfaciendo esa curiosidad de saber si aún los sentía igual, seguía siendo el mismo Gerald de siempre, en todos los aspectos.Después de mirarlo durante mucho tiempo, finalmente arrugó la nariz y abrió los ojos antes de sonreírme y pegarme aún más a su cuerpo.Todavía estaba calentito, su monstruo estaba listo para la batalla y por supuesto, yo estaba feliz de volver a tener sus ocurrencias en mi vida, sacando los malos ratos a los que era propensa a volver.—¿Qué haces despierta tan temprano? —Pregunto, presionándome contra él, dejando escapar una bocanada de aire y cerrando los ojos de nuevo—. Es demasiado pronto para estar buscando cosas que hacer en la casa, Mili. Vuelve a dormir, en unos minutos vuelves a tu rutina y estás lista para volver a Fox Chapel conmigo.¿Acababa de d
Todos nos miramos queriendo saber cuál sería la reacción de Gerald hacia la mujer que lo acosaba sin ninguna señal de importarle que hubiera tanta gente allí.—¿Estás soltero, cariño? —Preguntó en un tono de voz seductor—. Puedo hacerte muy feliz e incluso de inmediato.Gerald la miró de arriba abajo, fue retirándose dedo a dedo de su cuerpo hasta alejarla de él y sonrió como un hombre que sabe lo que hace.—¿Ves a esa mujer en la cama? —dijo señalándome—. La misma a la que le vas a cambiar el suero, es mi mujer y está esperando mi hijo, aparte que cuida muy bien a otro que también es mío pero que no es de ella. ¿Harías eso por mí o solo estás aquí para que te folle salvajemente? Porque busco una mujer que esté a la altura de mis estándares y me represente muy bien, no una mujer de bajo calibre que me frota los senos sin conocerme.La mujer formó una fina línea con sus labios y volteó a mirarme con odio, uno que se deslizó sobre mí como si tuviera mantequilla en mi cuerpo porque y
Gerald me ayudó a llevar las maletas a la habitación y por nada del mundo acepté la oferta de volver a poner mi ropa en su armario. Nunca volvería a caer en eso y luego saldría con algún invento desagradable.—¡No, no y no, definitivamente no! —Grité por esas escaleras en busca de un poco de agua.Las conversaciones con Gerald siempre habían sido complicadas, pero desde un principio el tema de dejar mi ropa en su guardarropa fue un asunto más complicado.—¡Oh vamos! Por favor Mili.—¡No! Definitivamente no volveré a caer en la misma espiral.—¿Entonces que quieres?Me estrellé contra la puerta de la cocina causando que Gerald chocara contra mi espalda. Pero valió la pena en cuanto esa idea llegó a mi cerebro.—Qué te parece… ¿Un armario propio?—¡No puede ser, Mili! ¿Por qué un armario nuevo si el mío es bastante grande? Deja tu ropa en la mía y matamos dos pájaros de un tiro —respondió con las manos en la cintura y el ceño fruncido—. Es mejor dejarlo ahí en lugar de salir a u