El sonido infernal que emitía el celular hace unos 10 minutos tenía la cabeza hinchada. Ni siquiera tenía la paz para poder disfrutar de esa hermosa vista de la que tanto anhelaba ser parte solo un poco más.—¿Qué quieres Gerald? —Respondí de mala gana tomando la llamada en la que escuché un resoplido de molestia del otro lado.—¿Mili? ¿Dónde diablos estás? ¡Te he estado buscando por un tiempo!—¿Qué diferencia hace? El contrato ha terminado, tú y yo no tenemos nada que nos ate.Se hizo un silencio al otro lado del altavoz, uno que ambos conocíamos muy bien y que se producía solo cuando Gerald se sentía dolido, sin saber qué responder. Aprendí a interpretar cada uno de sus comportamientos desde que comenzamos una relación más comprometida entre nosotros.—Mili... realmente no quería comportarme así.—Pero lo hiciste y lo que es peor, volverías con otras mujeres otra vez. Pensé que eso ya era parte del pasado, Gerald... y resulta que estaba equivocada...—No quería acostarme con
—¿Estás bien, hija? ¿Te pasó algo? ¿Qué haces allí y dónde está Gerald? Estaba inundado con millones de preguntas hechas por mi madre solo para darme cuenta de que no tenía respuesta para ninguna de ellas. —No te preocupes mamá, en cuanto lleguen les cuento todo. —Me estás asustando, ¿está todo bien? Por un momento pensé en decirle la verdad, sería lo mejor y calmaría sus nervios. No era una persona común, sus nervios siempre estaban de punta y cualquier sorpresa, duda o improvisación significaba para ella el motivo perfecto para preguntarse cada segundo de cada hora qué estaba a punto de pasar y cuáles eran los motivos. En definitiva, con ella no era opción insistir demasiado en un tema. —Gerald y yo estamos separados… no preguntes más y tampoco le digas a papá sobre esto, quiero hablarlo bien cuando lleguen. Se escuchó un silencio por el altavoz seguido de unos gritos que mi madre lanzó a mi padre nombrando la dirección que le había dicho hace un minuto. Fue ahora donde vino
—Solo digo que ella sufrió mucho porque para su madre tú eras su favorita, por cómo eras y solo porque querías ser maestra. —Eso no fue mi culpa, madre. —Lo sé, lo sé, eso lo tengo muy claro y tú lo sabes mejor que nadie —aclaró poniéndose de pie lo antes posible, acercándose a mí con los brazos abiertos, sin embargo di un paso atrás—. Solo digo que Erika no tenía a nadie más que a mí... No estaba segura si eran las hormonas del embarazo o mis emociones por la actitud considerada de mi madre hacia Erika, que ella no tenía hacia mí y menos hacia mi padre. Tragué seco y amargo por sus palabras, esperando que lo que estaba diciendo no fuera cierto, que solo fuera una mala broma de su parte. —Espero que estés bromeando... Mi voz sonaba amenazadora, disgustada, sospechosa y agresiva. Era mi madre, lo entendía perfectamente, pero con respecto a esa mujer, se me podría olvidar cualquier cosa. —No mi niña, es totalmente cierto… —dijo con aparentes lágrimas en los ojos—. Quería a Erika c
Ya había pasado un mes desde que me mudé y comencé a trabajar en Londonderry, la cita para saber cómo se desarrollaba el bebé estaba cada vez más cerca, una semana para ser exactos es lo que faltaba y quería que llegara pronto debido a la insistencia continua de mis padres para verlo. Muchos de los vecinos que tuve el placer de conocer un tiempo después de mudarme me dijeron que la sensación de ese momento fue más que emocionante. Sin embargo, no sentí absolutamente nada más que nervios. Aunque eran nervios positivos y no negativos, era… como una emoción que te llena el corazón, algo parecido como si fueras a descubrir todo un mundo nuevo. —Profe, terminé mi tarea. —Uno de mis pequeños anunció con su cuaderno en sus manitas—. ¿Podría por favor revisar mi tarea? Terminé todo lo que nos envió, fue muy entretenido y dinámico. Uno de mis mejores alumnos estaba parado frente a mí recordándome a Carlos… como la vez que mi hijo pequeño se paró frente a mí con su cuaderno en las manos como
—¡No, no, no! ¡Te equivocas Osvaldo, relájate un poco! —Brown gritó agitado, tan pronto como vio a mi padre como un león hambriento—. Déjame darte una explicación decente, ¡no necesitas preocuparte tanto! —¡No quiero ninguna m*****a explicación! "Amigo". Siempre fuiste un pica flor, ¿o acaso te olvidaste de Erika? ¿Por qué mi hija no sería tu juego también? ¡Dime! —Créeme, no estaba con tu hija, ¡te lo juro! Gerald me mataría en cuanto se enterara, lo sabes mejor que nadie. —¡Gerald y yo te vamos a matar! ¡No estás a salvo de está Derek Brown! —Condeno mi padre con odio. —¡No puede ser! ¡Esto se está saliendo de control, Mili, por favor díselo! —Brown rogó asustado como un cachorro. Suspiré y de mala gana me levanté de ese asiento. Esta pelea fue completa y absolutamente una estupidez. Porque entendí que se enfadaría si él y yo tuviéramos algo grave, pero no fue así, me pareció ridículo. Tampoco valía la pena amenazar con matar a la única persona que se acercó a mí cuando no sab
Avancé mi paso hacia él hasta casi correr y salté directo a sus brazos, respirando su olor, preguntándome si era real que su figura estaba frente a mí.—¿Eres realmente real? —Pregunté, presionando mi cara contra su pecho, sintiendo sus manos en mis caderas después de dejarme en el suelo—. Espero que no sea una mentira cruel del mundo tenerte aquí frente a mí.—Soy real Mili y espero que tú también lo seas, no podría vivir sin ti otra vez —murmuró en mi oído con esa voz ronca y sexy que no había escuchado en mucho tiempo.Pronto sentí un beso caliente en mis labios, feroz, lleno de deseo y anhelo mientras mis lágrimas corrían por mis mejillas dejando ese ligero sabor salado en la boca de Gerald.—¿Por qué estás llorando? ¿Hice algo mal?Agité suavemente mis manos en su rostro, detallando todo, desde su barba recién afeitada hasta esas bolsas debajo de sus ojos.—Porque tengo algo que decirte...—Ya lo sé todo —confesó sin demora.Abrí los ojos sintiendo que mi alma salía de mi cuerpo,
Un grito de alegría se escuchó en todo Harrisburg. Gerald estaba feliz de tener a su primera hija y estaba aún más feliz de tenerla con la mujer que amaba, era como un sueño hecho realidad.—Te dije que era una mujer sana, hermosa y querida —anunció el médico con aire de suficiencia, completamente orgulloso de sus años de trabajo—, todo sobre la señorita Watson decía que era una niña que estaba esperando, su comportamiento lo decía todo.—¿Comportamientos? —Preguntó mi padre con una ceja arqueada—. Mi esposa no tuvo su desarrollo de esa manera y fíjate que Mili también es mujer.—Para todas las mujeres el proceso es diferente. La mayoría experimenta cambios similares y otras no, pero todas tienen alguna diferencia: ganan o pierden peso, la forma de la barriga adquiere diferentes modelos, duermen mucho o poco, etc. Todo depende de la mujer y del bebé —explicó el médico con soltura.—¡Vaya! Ya veo, el médico que nos atendió no nos explicó ese detalle.—No te preocupes, el conocimiento l
Nunca había sido más feliz en mi vida que en el momento en que abrí los ojos y me vi recostada sobre su pecho con una de sus manos alrededor de mi cintura.Pasé mis dedos por sus bien marcados abdominales, satisfaciendo esa curiosidad de saber si aún los sentía igual, seguía siendo el mismo Gerald de siempre, en todos los aspectos.Después de mirarlo durante mucho tiempo, finalmente arrugó la nariz y abrió los ojos antes de sonreírme y pegarme aún más a su cuerpo.Todavía estaba calentito, su monstruo estaba listo para la batalla y por supuesto, yo estaba feliz de volver a tener sus ocurrencias en mi vida, sacando los malos ratos a los que era propensa a volver.—¿Qué haces despierta tan temprano? —Pregunto, presionándome contra él, dejando escapar una bocanada de aire y cerrando los ojos de nuevo—. Es demasiado pronto para estar buscando cosas que hacer en la casa, Mili. Vuelve a dormir, en unos minutos vuelves a tu rutina y estás lista para volver a Fox Chapel conmigo.¿Acababa de d