Saqué de la bolsa la cajita negra que tanto me emocionaba. La verdad estaba nerviosa, al ver su contenido, demasiadas preguntas pasaban por mi cabeza en ese momento: ¿Cómo sería? ¿Qué gustos tuvo Gerald para elegir el color de esa piedra? ¿Qué significaba esa piedra para él? ¿Por qué la había elegido para mí? Y fue entonces cuando todas esas dudas se desvanecieron al momento de ver el contenido de la cajita.—¡No puede ser! Gerald, no puedes hablar en serio.—¿Te gusta? —Pregunto emocionado como un niño pequeño—. Tiene muchos significados y, por supuesto, se quedó con el diseño que más te gustó.—Me encantó... muchas gracias, Gerald. —Le agradecí con lágrimas en los ojos.—¿Quieres saber su significado? —Pregunto con un tono de entusiasmo—. Es muy bonito y te queda perfecto.—¡Sí! —Grité emocionada, observando ese anillo en detalle—. Lo siento, es que me encantó, tenía mucha curiosidad por la piedra.Gerald sonrió sutilmente acariciando mi hombro, él estaba feliz y yo también, tenía m
Al rato Carlos bajó la mirada al anillo e hizo un óvalo con la boca, se sorprendió, había un anillo en mi dedo y eso para él solo podía significar una cosa.—¡Te vas a casar! ¿Con quién? ¿Por qué lo harás? ¿Nos vas a dejar? —Tenía las mejillas rojas y la misma expresión seria que tenía Gerald cuando se enfadaba por alguna situación.El increíble aluvión de preguntas nos dejó a todos perplejos. Era mucho más parecido a Gerald de lo que todos pensábamos. En unos años más, el parecido con su padre sería increíble y, por supuesto, quería estar allí para presenciarlo.Gerald inclinó una sonrisa victoriosa, palmeó a su hijo en el hombro y dijo:—Adelante, Mili, dinos, ¿con quién te vas a casar?Entrecerré los ojos ante su pregunta, sabía con plena certeza que ni siquiera me había pedido que me casara con él, solo había comprado el anillo, pero ahí sería donde lo tomaría por sorpresa.—No sé de qué estás hablando. —Sonreí juguetonamente—. Nadie me ha propuesto matrimonio que yo sepa.Mi cara
Tomé la mano de Gerald, aferrándome suavemente a su cuerpo, acaricié su brazo y volteé mis ojos hacia Carlos que tenía una cara de completa culpa por cómo me había hablado.Sonreí y estiré mi mano a su pequeña mejilla sonrojada, se veía tan lindo y aunque había crecido un poco más, todavía lo veía como ese niño que conocí hace años.—Lo siento Mili...—¿Crees que tu papá sigue siendo el mismo? —Pregunté directamente sin dejar de lado mi sonrisa e interrumpiendo su aparente disculpa por el error que cometió.El pequeño, en vez de responderme con un sí o un no, se limitaba a mover la cabeza negando continuamente sin quitarme los ojos de encima.—Entonces sabrás que no quiere lastimarte, no lo volverá a hacer porque aprendió lo que es ser un buen padre.—Me parece que contigo aprendió a las malas, siempre me has defendido y apoyado en todo —murmuró el pequeño con los ojos vidriosos—. Creo que le ofreciste un severo castigo si me lastimaba.Una risita escapó de mi boca, esa inocenc
Mi padre lo miró desconcertado; Gerald se veía atractivo, rozagante, me tomaba de la mano y tenía una hermosa sonrisa como si hubiera vivido el sueño más hermoso. Luego se vuelve hacia mí, inspeccionándome de arriba a abajo como si hubiera visto una diosa o una reina.—Te ves hermosa hija mía… ¿y ese cambio de apariencia? —Pregunto sorprendido sin quitarme los ojos de encima.—Gerald me llevó de compras, entre los dos elegimos mi ropa y lo admito. —Me encogí de hombros—. Tiene mejor gusto que yo.Tanto él como Gerald se rieron de mi comentario, pero la atención de mi padre estaba enfocada solo en un objeto cuando levanté la mano tratando de evitar que se rieran aún más de mí.El anillo en mi dedo brillaba sin parar, llamando por completo la atención de mi padre, quien mejor miró fijamente por un momento hasta que se puso serio y finalmente hizo la pregunta que tanto temía.—¿Ese anillo es falso o realmente te pidió que fueras su esposa? —Dijo en un tono más serio que de costumbre
—¡Me encanta cómo te ha ido la propuesta de matrimonio Mili! ¡Era mejor, mucho mejor que el mío de verdad! —Dijo mi madre muy emocionada, llevándose una mano a la mejilla.Mi padre la vio con los ojos entrecerrados refunfuñando.—¡Mujer, lo hice lo mejor que pude! Cada vez que te preguntaba cómo sería tu propuesta de matrimonio perfecta, ¡me decías que no tenías idea! ¡Me lo pusiste muy difícil!Mi madre se puso completamente roja de ira y arrugó la nariz como a mi padre le gusta tanto cuando se enfada.—¡Esas son puras mentiras tuyas! ¡Mira Geraldcito si logró hacerle una espectacular propuesta de matrimonio a Mili!Lo único que se escuchaba en la habitación era el chasquido de la lengua que venía de mi padre.—¡Entonces dile a Gerald que te pida que te cases con él! —Escupio de mala gana y sin pensar.Gerald solo pudo pasar un trago de whisky y mirarme con una advertencia de peligro en sus ojos.—¡Ya no puede ser! ¡Ya me pediste que me casara contigo!Gerald inmediatamente
Gerald me miró con completo desconcierto. No entendió lo que quise decir y no pareció querer entenderlo; Estaba sumergido en la idea de que todavía tenía a Erika en mi cabeza, cuando ni siquiera se acercaba a lo que flotaba todos los días y realmente me cabreaba.—Mili… te aseguro que no quiero jugar contigo —dijo alejándose de mí, llevándose una mano a la cabeza para alborotar su cabello con frustración—. Solo quería recordar esa vez que te levanté del suelo y te agarraste a mí… Amé ese momento —confeso poniéndome completamente roja.De repente mis ojos se abrieron sin dejar un solo espacio que no fuera visible para él. Así que realmente no estaba buscando aprovecharse de algo mío. Todo había sido un momento incómodo que no entendí bien y se hizo presente el temor de que Gerald fuera a cambiar poco a poco.Gerald se estaba convirtiendo en mi mayor debilidad y eso ya era un problema.—Lo siento, pero aun así, pensé que estaba mal hacer algo aquí… en esa ocasión sucedió por un error, p
A lo largo de la cena nos fueron haciendo un sinfín de preguntas que algunas queríamos responder y otras muchas no demasiado. Esperábamos que el tiempo pasara lo más rápido posible para poder ir a descansar, a lo largo de la semana teníamos muchas cosas por hacer y había poco tiempo para solucionarlo todo.Después de escuchar todo lo que mis padres tenían que decir durante otra hora, estaba lista para intervenir o nunca podríamos irnos de allí, parecían estar más entusiasmados con mi matrimonio que yo misma.—¡Muy bien, muy bien, ya es suficiente! Debemos irnos, hemos tenido una semana muy fuerte y realmente necesitamos descansar.—Bueno hija, fue una cena espectacular y me alegra que se estén llevando las cosas bien entre ustedes dos —fueron las palabras de mi padre.Y fue así como pocos minutos después de recoger los platos servidos de la mesa, nos fuimos a casa, ellos se despidieron de nosotros y nosotros de ellos. Aunque Gerald parecía emocionado en ese instante, durante el resto
La noche llegó rápidamente y Gerald llegó junto a ella con una mujer dentro del auto. Uno que Carlos no dejó pisar la casa y aguantó mil y un regaños de Gerald por él. Nana estaba de pie en medio de la cocina sin poder entrar ni decir nada más que tratar de calmar la situación y ahí estaba yo, bajando las escaleras para conseguir un poco de agua.Agotada y desanimada de volver a llevar una vida así con el hombre que amaba, todo era tan tóxico, ¿cuándo se había vuelto así? Quería huir de allí, dejarlo todo, pero tenía bastante claro que solo podría hacerlo cuando expirara ese contrato.Solo así podría descansar yo de todo este sufrimiento y Carlos también.—¡Solo porque tengo a esta mujer en mi cama y bajo el techo de mi casa no me puedo follar a otra! ¿Es eso lo que estás tratando de decirme? —Esas palabras salieron de la boca de Gerald mientras me señalaba—. ¡Puedo follar con quien quiera, cuando quiera y como quiera!Y eso… fue la gota que colmó el vaso, por supuesto que podría, per