Cuando los platos estuvieron vacíos y nuestras conversaciones se agotaron, decidimos retirarnos a la mansión para descansar nuevamente.En ese auto solo se escuchaban dos corazones latiendo salvajemente. Gerald me miró de reojo mientras yo dibujaba en los cristales empañados del coche.A los pocos minutos ya habíamos llegado y algo en particular me llamó la atención.Me volví hacia Gerald con cara de asombro, mis pupilas dilatadas, mis manos sudaban y mi corazón saltaba dentro de mi pecho con preocupación.La casa estaba en completa soledad… ni Nana ni Carlos estaban adentro, solo Gerald y yo.Gerald extendió su mano para ayudarme a salir del auto, yo la tomé con gusto y él se aferró a la mía. Aparentemente estaba tan nervioso como yo, su mano sudaba como la mía y, sin embargo, parecía tener autocontrol.No salía ni un ápice de perversión de él, mantenía un respeto total y sus palabras eran lo único que me venía a la mente.«No buscaré más mujeres y esperaré hasta que quieras s
Veo esa típica sonrisa de Gerald y la inclinación de su cabeza que deja caer un mechón de su cabello sobre su frente.Sus dedos juegan con mis piernas dejándome tiernos besos en ellas hasta que sus manos llegan al borde de la tela de mis bragas y pacientemente me las quita hasta dejarme completamente desnuda.Sus ojos me recorren mientras busco una forma de cubrirme, mis mejillas están completamente rojas por la vergüenza, pero aún parece tranquilo e incluso disfruta de la vista frente a él.—¿Quieres dejar de verme? —Le digo tratando de cubrir mis pechos—. Me estás poniendo nerviosa.Se ríe, es una sonrisa pervertida llena de lujuria. De esos que te dicen que con plena certeza está disfrutando el momento, sus ojos brillan de deseo y en ellos claramente se reflejaron todos aquellos pensamientos que se habían visto limitados por aquellas ocasiones que no pudo terminar.—Solo estoy admirando tu cuerpo, en los tiempos anteriores no podía hacerlo.—Por supuesto que no, solo me viste
El sol entraba por esas ventanas como todas las mañanas, me dolía el cuerpo sin dejar un solo espacio sin llenar y el sonido de la típica alarma que sonaba del lado de Gerald me sacó de mi plácido sueño.Intento levantarme pero un dolor agudo me recorre la pelvis haciéndome llorar y soltar un sollozo. Las manos de Gerald recorren mi pelvis con ligeras caricias que aliviaron mi dolor y sus ojos marrones me miraron con dulzura.—¿Estás bien? Te ves pálida y no sé si lo sabes, pero no puedes levantarte bruscamente después de lo que hicimos anoche.Escuchar esas palabras me hizo sonrojar hasta la raíz de mi cabello.—Me moví por costumbre, lo siento, mi cuerpo se encargó de recordarme el cambio.Gerald sonrió dulcemente y me atrajo hacia su cuerpo, dejando un beso en mis labios para levantar su mano hacia el despertador y apagar la alarma sin dejarme.Sus dedos acariciaron mi cabello y se deslizaron desde mis mejillas hasta cualquier trozo de piel expuesta.—¿Te dolió mucho? —Pregunto con
Y después de un intento sobrehumano de liberarme de Gerald finalmente pude comer, sin embargo, lo tenía allí encima de mí dándome besos cada momento que estaba descuidada.—Parece que fue una buena elección pedir los waffles para el desayuno —dijo en un tono divertido.Siempre me habían gustado los waffles y más si llevaban chocolate derretido encima, que el señor que estaba a mi lado traía con todo lujo de detalles.—Son deliciosos —respondí, llenando mi boca con otro bocado—. Dios mío, es como comer pedacitos de cielo.Una risa salió de Gerald. Este hombre definitivamente estaba siendo como un terrón de azúcar y era una parte de él que desconocía. Millones de preguntas me vinieron a la cabeza, unas más deprimentes que otras y aun así no las expresé.—Me alegro de que te guste.—¿No llegas tarde al trabajo? —Pregunté curiosa cuando lo vi a mi lado aun con su pijama—, te veo relajado y es tarde.—No iré hoy.Abrí mis ojos al escuchar sus palabras. Su mano se dirigió a la comisura de m
—Bueno, supongo que no soy algo tan serio como parece —dije sin ningún tipo de expresión en mi rostro. No importa, no hay nada especial en tener una relación contigo de todos modos.—¿Por qué dices eso?—Nada especial…Como pude me levanté de la cama sabiendo que me dolía todo el cuerpo. Los ojos de Gerald saltaron de su puesto cuando vio que yo estaba de pie y rápidamente corrió en mi dirección, ese hombre podía ser insensible, pero había algo que nunca sería y eso era ser grosero.Gerald siempre fue muy educado, consintiendo la educación que le dieron sus padres y créanme, ellos no le habían dado cualquier educación, eran personas muy estrictas, tanto que ese hombre fuerte, varonil que es dos cabezas más alto que sus padres , nunca volvió por allí.Sus padres eran del tipo de personas que vivían juntas solo para aumentar el dinero en sus billeteras, no tenían ningún tipo de educación más allá de lo necesario para relacionarse con los de su misma categoría, categoría a la que Gerald
El sonido de una llamada entrante en el teléfono de Gerald interrumpió ese momento, se levantó de mala gana y respondió la llamada donde podía escuchar claramente a una mujer al otro lado del altavoz.Su figura se perdió en la intersección después de la puerta, sentí mi corazón latir rápidamente, ¿me equivoqué? Una parte de mí dijo que sí, otra parte confundió la duda con el no.Me levanté de la cama y me incliné hacia la puerta para escuchar de qué hablaba Gerald por teléfono, las últimas palabras que dijo fueron:—Estaré allí en poco tiempo, cariño.Corrí de regreso a la cama al escuchar sus pasos regresar a la habitación, me subí las sábanas hasta el estómago y arreglé las almohadas, en poco tiempo Gerald estaba de vuelta en la habitación.—¿Quien fue? —pregunté, mis puños apretaron las sábanas y mis ojos trataron de ser tiernos para ocultar que había escuchado esa parte desagradable—. Tardaste menos de lo que esperaba, eso es un nuevo récord.—Era de la empresa.Sentí una punzada
Unos minutos después estaba completamente lista para salir a caminar y no precisamente con Federico. Solo quería ser libre por una vez en mi vida desde que estoy con Gerald. Mi misión principal era ir al centro comercial y hablar un rato con Alexandra.Estando lista, bajé tranquilamente las escaleras notando esa soledad que había en la casa, sin Gerald en ella en lugar de Nana y Carlos; fue una verdadera tristeza.Entré a la cocina y preparé algo para comer, notando de inmediato que casi le hacía el café a Gerald, con eso entendí que no podía vivir sin él y mucho menos sin Carlos.La única diferencia entre los dos era que Carlos estaba a salvo con Nana y Gerald era completamente libre de hacer lo que quisiera con su vida.Tomé mi café en silencio durante un largo y triste tiempo hasta que noté que mis dos personas favoritas entraban por esa puerta, el sonido de sus voces me llegaba como música relajante.—¿Nana? ¿Carlos? ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí? Pensé que no venían hasta
Gerald puso los ojos en blanco y se llevó las manos al puente de la nariz. Su rostro estaba rojo, claramente no quería escuchar a la mujer, chillaba como un cerdo por todo lo que ella le hablaba.¿Y yo? Estaba tratando de pensar en cuando me había convertido en la señora de la casa.Por otro lado, y con mucha más importancia, estaba todo lo que Carlos Green había aprendido de aquella mujer; para nada y para mi eso era un problema, estaba segura que nana no aceptaría tal comportamiento.—¿Terminaste? —Gruñí a la mujer que me vio con la cara roja como la de Gerald, pateando como una cabra. Esa mujer estaba realmente loca—. Quiero saber que aprende mi pequeño contigo. Últimamente ha sido demasiado grosero e indiferente, incluso con el poco tiempo que tengo para hablar con él no puedo admitirlo como él niño que conozco.»Te aseguro que si estás enseñando los pechos más que los modales y siendo buena maestra, te vas a quedar en la calle.La mujer me miró con desdén, estaba enojada y y