Media hora después Matilda le gritaba a Drake por no haberse traído la comida de Date. Se suponía que esa era una de las razones por la que ella estaba tan afanada en verlo, pero a él se le había olvidado por completo entre tanto ajetreo, uñetazos y gruñidos. —¡Déjame en paz mujer! No es como que pueda hacer mucho con ese demonio correteándome por todo el departamento. —¿Y se puede saber porque te correteó de tal manera? —Lo interrogó ella achicando los ojos.“Pues si que la mascota se parece a su dueño”, —pensó, recordando las palabras que le había dicho Beni.—¡Porque quería tocarlo! —Mintió y a Matilda casi se le cae la quijada de la impresión. —No sabes mentir, Drake Hill, y te recuerdo que tú y yo nos conocemos de hace años. No de ayer ni hace dos días, aprende a mentir antes de decírmelo a la cara. —¡Si, si, solo mantén alejado ese gato de mi! —Advirtió llevándose dos dedos a los ojos y luego apuntando a Date con la mirada entrecerrada—. ¡Ojo, felino, te tengo en la mi
Aquella noche Matilda lucia realmente hermosa. Drake le había comprado un nuevo vestido tal y como se lo había prometido.Ella misma lo eligió desde un catálogo digital, Drake no dejaba de repetirle que estaba secuestrada y que no podía salir, así que si le sumaba a eso el ligero dolor entre sus piernas, no le quedaban ni ganas de dar tres pasos hacía adelante para ir a buscar personalmente un vestido de su gusto hasta una tienda.Al final, Drake tenía incluso más dinero que ella, comprar un vestido no era gran cosa para el y que lo trajeran hasta la mansión.—¿Ya pediste el vestido? —Preguntó Drake, apareciendo por aquella puerta mientras trataba de ajustarse los puños de la chaqueta y ella asintió disimulando cómo se le subía la temperatura—. Wow, te ves preciosa, tienes mejor gusto que yo en vestidos.La verdad era que no, ella no era muy buena eligiendo vestidos pero la ropa formal e informal si que se le daba muy bien. En cambio a Drake si que se le daba más que bien, solo basta
Los gritos de Matilda se escuchaban por toda la mansión. Mili yacía en la sala esperando por todos ellos junto a Fer y ambos tenían una cara de completa preocupación.—¿Crees que sea buena idea dejarlos solos allí adentro? Gerald… no es un hombre muy tolerante, solo por momentos y aunque no la golpearía, es demasiado necio —le preguntó Mili a Fer, quien la veía con mucha atención ante aquella explicación.—Señora. Yo que usted debería dejarlos resolver los problemas. La señorita es difícil y puede que su esposo también lo sea, pero son familia y el Sr. Drake está allí dentro con ellos.—Drake es parecido a Gerald, Fer —dijo ella con un más preocupación y el negó suavemente.Mili se levantó del sofá y camino por la sala para tratar de relajar lo que tenía en preocupación, si seguía estando allí sentada como lo estaba acabaría parando a loca o algo mucho peor. Detallo la habitación hasta que sus ojos se posaron en una esquina, una hermosa esquina en una repisa de Drake.Sonrió ante lo
Drake casi sintió que se le detuvo el corazón cuando la vio a escasos centímetros de él. Sus labios se veían tan provocativos que se le hacía agua la boca, tenía los ojos brillantes, sus mejillas coloradas hasta no más poder y solo un pensamiento llegaba a su mente.Desvió su mirada hacia la cama y la devolvió hacia ella, la vio pasar un trago y bajar la mirada hacia sus labios, hasta que finalmente ella abrió la boca para hablar.—¿Ba… bajamos? —Murmuró ella, doblando un trozo del vestido que llevaba puesto.Drake torció una sonrisa, ahuecando las caderas de Matilda con una mano mientras la atraía contra su cuerpo enviando oleadas de deseo que ella devolvía. Lentamente se acercó a sus labios y la besó apasionadamente, con ese deseo que siempre estaba presente cuando estaban juntos.Sus lenguas se enredaban al mismo tiempo que se desenredaban, luchaban por el control y jugaban con caricias que provocaban pequeñas risas entre los dos.—Te juro que si tus padres no estuvieran cerraría l
El sonido del teléfono en medio de una llamada hizo que Drake despertara medio dormido y buscara el lugar donde estaba, tanteando por todos lados con los ojos cerrados, encontrando solo la espalda desnuda de Matilda.Ella sonrió ante su toque y se estiró en la cama, levantando la cara para ver de dónde venía el sonido.Ignoro la búsqueda en cuanto escucho a Drake contestar la llamada y se volvió a dormir buscando paz. Su cuerpo se sentía ligero y libre de estrés, la noche había pasado de ser dulce y serena a ser una fiesta sexual.—… ¿Cómo que es hoy? —Escucho decir a Drake—. Muy bien, nos vamos de inmediato, déjame hablar con Matilda para que se arregle y salimos en 5 minutos… sí… ahí estaremos, te lo prometo.Drake se lanzó por encima de la cama y deposito un beso en su mejilla, retirando el cabello que caía por su rostro, mordió un poco su oreja y por ultimo susurró despacio.—Cariño, debemos ir a la empresa, nos necesitan con urgencia.—No… déjalos que lo averigüen solos, ¡estoy c
Cautivada por el CEO. Capítulo 23. Un socio de infiltradoLos dientes de Drake se apretaron en cuanto lo escucho decir aquellas palabras. Miro de reojo a Matilda que aun seguía dormida y volvió hacia una foto que tenía encima de su escritorio.Había un chico de cabello rubio con ojos azules abrazado a ella, ¿acaso ese era el imbécil de su socio o el chico que estaba llamando en ese momento?Drake no recordaba al socio de ella, ese tal camilo, el jamás lo vio. Lo único que hizo el desgraciado fue venderle sus acciones en el momento en que Drake lo necesito, quería ampliarse, él estaba disponible y solo tomo la oportunidad. Las personas le importaban muy poco a la final.Pero este hombre no solo estaba llamando “mi amor” a Matilda, sino que también estaba llamando a su número de oficina personal, y ese, nadie más que ella lo tenía.¡Ni siquiera él podía llamar a ese número porque ella no quiso dárselo! ¿Y venia esta inútil a salir aquello? En serio quería morirse.—¿Cariño? Amor, cielo,
El sol entraba por la ventana de la habitación posándose en el rostro de Matilda que dormía plácidamente. Frunció el ceño y abrió lentamente los ojos, imaginando lentamente esa figura elegante y fuerte vistiendo un traje negro de diseñador.Pero tan pronto como esa voz dulce y gruesa le susurró unas palabras al oído, supo que no era solo una imaginación:—Preciosa levántate, ¿o vas a dormir todo el día?—Soy socia, Drake, por ahora estoy fuera de servicio y como miembro, puedo tomar vacaciones —dijo, enfurruñada entre las sábanas.—Los socios también trabajan, monada. ¡Vamos, levántate, tenemos que irnos!—¡Noooooo! ¡No me voy, me quedo!Drake se quedó viendo cómo se hacía una bolita entre las sabanas y esbozo una sonrisa de medio lado. Se veía realmente tierna, como una pequeña gatita enrollada entre su propio calor.—¿Hablas en serio sobre no salir de casa? —Dijo y la vio asentir medio dormida—. De verdad que no puedo contigo… ¡Bien! voy a la cocina por algo rico y un café bien carg
Después de verla comer y poner cara de tristeza de vez en cuando como si pensara en algo que no le gusta o en un mal recuerdo, Drake rugía por dentro como una bestia enjaulada, apretando los puños hasta que se pusieron blancos tratando de no salir corriendo de allí para darle a ese idiota un solo golpe.Le dolía verla tan lejos, tan callada, tan sola como si lo que él le hiciera importara más que un día libre de los pocos que tenía. Lo enfureció no ver ese brillo en sus ojos, no verla ser la misma pequeña bestia que conocía y sabía que era. Esa era su alma, ese era su espíritu.Había luchado durante años para ser el hombre perfecto para Matilda, ¿y este bastardo iba a mostrarle en su propia cara cómo la había lastimado?—Drake... ¿estás bien? —Matilda preguntó poniendo su mano sobre la de él—. Te ves un poco... preocupante... parece que estás más en algún lugar del espacio que aquí en la tierra. Me estás preocupando seriamente… mejor espérame, me voy a vestir.Bajó la mirada a la mano