Era de noche cuando Simón llegó a la casa Fulton, se bajó de la camioneta y entró corriendo a la casa, le había pedido a Madison que le esperara allí. Fred el gerente de la posada estaba en el vestíbulo recibiendo a unos huéspedes que estaban llegando en ese momento. ―Madison está en el último piso ―dijo el gerente señalando el ascensor. A Simón le extrañó que su esposa no saliera a recibirlo, se dirigió al ascensor y marcó el único botón que había en el tablero y que llevaba al último piso de la casa. Al abrirse las puertas se dio cuenta de que todo el piso había sido diseñado como un gran apartamento de concepto abierto. Había escuchado que ese espacio se arregló y remodeló para que lo ocupara Marga al casarse con Roy. Sus ojos volaron a la alfombra donde su esposa estaba sentada, su hija en pijamas y lista para ir a la cama gateaba por el piso con varios juguetes esparcidos a su alrededor. ―¡Simón! ―exclamó Madison al verlo poniéndose de pie de inmediato. ―¡Papá! ―grito Mirand
Quince meses después.Miranda estaba cumpliendo los dos años de edad, y la mansión Fulton estaba de fiesta. En el patio trasero y mirando al mar, se había armado un pequeño parque de diversiones. Carpas como de circo estaban distribuidas por todo el jardín, llenas de comida y dulces para el disfrute de grandes y pequeños.El clima de primavera era perfecto para una fiesta infantil.Madison aprovechó que los invitados aún no habían llegado para tomarse lo que sería las únicas fotos familiares de ese día, donde saldrían los cinco miembros de su familia al mismo tiempo.Simón tomó en sus brazos a James y Jacob sus hijos gemelos de ocho meses, Madison cargó a Miranda que vestía como una princesa. El fotógrafo tomó varias fotos con rapidez, las últimas salieron con los gemelos protestando para que los bajaran al piso.A una señal de los padres, las dos niñeras que se ocupaban de sus hijos, los tomaron en brazos y los metieron en los carritos para pasearlos por el parque y subirlos a los ju
―¿Puedes bajar el bolso de Lucas, Angelina? ―Claro, Margaret ―respondió la mujer bajando del coche y tomando el bolso.―La casa de tu familia es muy hermosa, no sé cómo pudiste estar lejos tanto tiempo.―Sí lo sabes, su nombre es Lucas.Margaret abrió la puerta trasera del coche que rentó al llegar al aeropuerto y sacó de su sillita a Lucas, su bebé de cinco meses. Había llegado al país, la noche anterior, pero no tuvo el valor de volver a casa, no sabía cómo iba a explicarle a su familia que había tenido un hijo con Peter Barton, el cuñado de su hermana gemela.Es que a veces ni ella misma se lo creía. Descubrió que estaba embarazada en Milán cuando tenía cinco meses de embarazo y se desmayó en una sesión fotográfica. La habían llevado al hospital y al examinarla el médico la miró con desaprobación, estaba desnutrida y no había acudido a ningún control prenatal.―No sabía que estaba embarazada, doctor, de haberlo sabido me habría cuidado ―explicó Marga.―Es un niño. ¿Quiere tenerl
Con calma Margaret le entregó el bebé a Angelica para enfrentarse a Peter―¿Quién te ha dicho que Lucas es tu hijo, Peter? ―preguntó Margaret con desafío ―. Estás dando por sentado muchas cosas, vaquero.―Entonces, si no es mi hijo ¿quién es su padre? ―preguntó Peter furioso.―No es tu problema ―respondió Marga altiva.―¿Cuántos meses tiene?―Aunque no es tu problema tiene cinco meses ―mintió Marga quitándole un mes de nacido a su hijo.―Entonces saltaste de mi cama a la del padre del bebé.―Es asunto mío, ¿no? Te lo dije en ese momento, sin compromisos.―¡Marga! ―el grito de Madison los sacó de su pelea.Madison corrió a los brazos de su hermana, detrás de ella venía Simón con Verónica la prometida de Peter pisándole los talones.―¡Dios mío, Marga! ¿Y este bebé? ―preguntó Madison atónita.Madison había sido testigo de cómo su hermana le pasaba el niño a la chica que estaba detrás de ella.―Es mi hijo, Lucas Fulton.―¿Es de Peter? ―susurró Madison a su gemela. ―Porque si es de Peter t
El pandemónium se desató en ese lugar ante las palabras de Margaret, todos hablaban al mismo tiempo. Peter se soltó del agarre de su prometida y se acercó a ella furioso.Todos los demás callaron para observar lo que ocurriría. Meredith se llevó al niño para la fiesta acompañada de Angelina, no quería que su nieto viera lo que seguro sería una pelea. Después se enteraría de lo ocurrido―¿Por qué me dijiste que no era mi hijo? ¿Cuántos meses tiene Lucas?―Tiene seis meses y no pensaba en ocultártelo para siempre, Peter, solo que acabo de regresar, quiero ver a mi familia, conocer a mis sobrinos y no tener que lidiar con todo esto en este momento, ¿acaso es mucho pedir? ―replicó Marga cansada.―¡Peter! Quiero irme de esta casa de inmediato ―ordenó Verónica metiéndose entre ambos, por ningún motivo iba a permitir un acercamiento entre los dos.―Espera, Verónica, debo solucionar esto ―respondió Peter haciéndola a un lado con delicadeza.―¡No! Quiero irme en este momento, Peter. No me pued
Las palabras resonaron en la mente de Margaret. «No tienes opción» «me casaré con Verónica y te llevaré a tribunales y pelearé por la custodia de Lucas» «El karma es un hijo de puta» pensó Marga mientras procesaba las palabras de Peter. «Yo chantajee a Maddy para que se casara con Simón y ahora Peter me chantajea a mí» Quería gritar y pelear, arrojarle el biberón en la cara y echarlo de su habitación, pero su hijo se alimentaba por lo que debía mantener la calma. ―¿Por qué quieres casarte conmigo, Peter? Ya habías recorrido un camino con Verónica y ahora vienes con que la dejaras para casarte conmigo porque tenemos un hijo. ¿Sabes acaso cuantos niños hay en el mundo que son criados por ambos padres? Con una custodia compartida ambos podemos estar presentes en la vida de Lucas. ―No, mi hijo no será una pelota que pasará de una casa a otra, no viviré partes de su vida y me perderé otras. Quiero vivir cada parte de su vida, quiero que se sienta seguro y protegido con ambos padres pres
Peter paseó su mirada por la habitación, a pesar de que estaba furioso por verse amenazado con un arma mantuvo la calma suficiente como para inspeccionar el lugar. Al parecer en la casa solo estaban el padre y el juez de paz que era el padrino de Verónica. Este último también tenía un arma en la cintura, aunque no la había tocado. Ambos hombres lo miraban con rabia. ―¿Tú sabias de estos, Verónica? ―preguntó girándose hacia su exprometida para mirarla de frente. ―Yo... no, por supuesto que no lo sabía ―respondió ella esquivando su mirada. «Que mala mentirosa es, y yo caí en la trampa como un tonto» pensó furioso. En su entrenamiento aprendía que las amenazas provenían de cualquier parte, aunque nunca pensó que vendrían de su prometida a quien consideraba una buena chica. ―Entonces debo entender que te opondrás a que me obliguen a casarme contigo. Ella miró al piso y titubeó antes de responder. ―No puedo desobedecer a mi padre, Peter, él siempre ha hecho lo mejor para mí. ―Si me
―¡Fred! Qué alegría verte. ¿Sigues trabajando aquí? ―le preguntó Marga al antiguo gerente de la posada que funcionó en la casa Fulton.―Sí, Marga, el señor Barton me ofreció trabajo en algunos de sus hoteles en la ciudad, o quedarme aquí como el mayordomo y por supuesto preferí quedarme con Meredith y con ustedes. ―Me alegro mucho, Fred, te extrañé la vez pasada cuando te fuiste.―Yo también las extrañé, y en realidad no quería irme, pero la oferta era tan buena que no podía rechazarla, hasta Meredith me aconsejó tomarla, pero como dicen, era demasiado bueno para ser verdad. Los Thomas me engañaron para poder timarlas, pero recibieron su castigo por lo que hicieron. Lo último que supe de ellos era que estaban en la ruina.―¿Sabes si siguen en la ciudad? Lo menos que quiero es toparme con ellos.―Al señor y la señora Thomas, les quedó uno solo de sus hoteles, el que estaba en Portland, así que se fueron a atenderlos personalmente, pero Roy se quedó compró una pequeña posada frente al