La última semana se había ido en un suspiro entre prácticas de concentración para ayudarla a mejorar y a Enrique se le ocurrió la genial idea llenar la casa de distintas piedras. El resultado fue una vajilla nueva, reemplazar todos los bombillos de la casa y un moretón que le salió a Thaly en la espalda cuando Samantha la hizo levitar mientras dormía.Ahora Samantha estaba preparándose frente al closet para enfrentar su primer dia de universidad. El problema para elegir qué ponerse no lo había tenido nunca, así que se levantó una hora antes de la prevista para decidir y ya llevaba cuarenta y cinco minutos decidiendo. En el colegio usaba uniformes reglamentarios pero en la universidad podía ir vestida como quisiera y eso abría un mundo inmenso de posibilidades, destrozando así sus tan preciadas rutinas.—¿Jeans o falda? —se preguntaba mientras pasaba cada uno de los ganchos en el closet— ¿Camisa o sudadera?, ¿Converse o zapatillas?... No, zapatillas no. ¿Negro?... No voy de luto. ¿Rosa
Al día siguiente Samantha solo buscaba a Ythan. Había decidido que tendría que hablar con él. Cuando llegara el momento de decirle a su familia que alguien la había descubierto, quería darles la buena noticia: que ese alguien quería ayudarla y que juró con sangre que no diría nada. Bueno, eso era lo que Samantha esperaba. Ythan resultaba tan misterioso que bien podría tratarse de un asesino en serie y nadie saberlo.Cuando estaba por entrar a la segunda clase lo vio caminando rumbo al Campus, «¿tendrá alguna hora libre?» se preguntó. No dejó de mirarlo hasta que él volteó, la miró por unos segundos a los ojos con el rostro inexpresivo y fingió no verla, bajó la cabeza y siguió su camino.Apenas el profesor despidió la clase, Samantha corrió por los pasillos buscando a Ythan sin tener ningún tipo de suerte. El hecho de que él la evitara a propósito incrementaba su angustia. Como si fuera poco, Samantha debía buscar a Ythan mientras evitaba a Markus y los Bullkens, la situación era dema
Minutos antes él caminaba sin rumbo definido por la universidad cuando un ruido se mezcló dentro de sus auriculares e interrumpió a Aerosmith. Se quitó los audífonos y esperó que el ruido se repitiera; cuando pensó que no volvería a sonar, escuchó un golpe fuerte y pasos de alguien corriendo. Ythan debía pasar desapercibido pero no podía obviar su curiosidad. Se acercó hasta una ventana y vio a Samantha que corría posesa por el campus.Maldiciendo por lo bajo fue tras ella, sabendo que nadie corría así si no huía de algo. Para su horror, cuando ella se había volteado la encontró calada hasta los huesos de lluvia y sangre. Parecía una criatura herida, indefensa y entonces se arrojó a sus brazos. Sabía que debería mantener la distancia pero no pudo evitar estrecharla contra su pecho.—No hay nadie, se ha ido —le informó Ythan cuando regresó jadeando— el salón estaba en orden, tuvo que haber arreglado todo antes de irse. Limpiar las huellasSe arrodillo delante de Samantha y abrió su bol
—¿Estás consciente de que no estás castigada verdad? —le dijo Thaly a Samantha.—Ustedes no me castigaron, lo sé, aunque yo sí.—Hija, ya no seas tan dura contigo misma.—¡Pero sabes que odio mentir!Una vez que Samantha se había explicado decidieron que no iría a la universidad las dos semanas que faltaban para comenzar las vacaciones de Navidad. Samantha no se negó y los siguientes días los pasó encerrada en su cuarto, haciendo deberes y leyendo los libros del instituto.—¿Y qué le digo entonces a tus visitas? —Thaly cruzó sus brazos y se recostó divertida del marco de la puerta.—¿Qué visitas? —preguntó Samantha ruborizada pensando en Ythan.No había vuelto a saber de él, habia llamado para saber cómo seguía y fue Elia quien contestó asegurándole que ya estaba bien y no volvió a llamar. Para su sorpresa Thaly le anuncia:—Said y Valessa.—¿Qué? Pero, ¿Cómo?, ¿Ellos pueden salir del orfanato? —dijo con una sonrisa en su rostro.Se apresuró a cambiarse el pijama sin esperar la respue
Los primeros días no fueron tan entretenidos, Said y Val aun debían asistir a la EUniversity y Thaly había sido rotunda al decir que debían terminar las clases hasta el último día. Así que la rutina de los Adams siguió casi igual que antes. Samantha seguía practicando su control energético en casa y en las noches entre risas, practicaba con sus amigos.Había pedido a Said y Val que le avisaran a Ythan. Por alguna razón odiaba que no la hubiese llamado otra vez, le parecía poco interesado, pero aún así le envió el recado con la única intención de que él supiera que ella no se había olvidado de él.—La verdad se sorprendió mucho —le contaba Val en la noche, mientras Said tomaba una ducha— pero dijo que estaba bien, como si él tuviese que aprobarlo o qué se yo. Es un presumido. Otra cosa— agregó en un susurro— me preguntó a solas si Said también se estaba quedando aquí, yo le dije que sí y ¡te juro que pensé que vomitaría en mis zapatos!Val le guiñó un ojo con complicidad a Samantha per
Enrique se levantó temprano como todos los días desde que había salido de su retiro. Se le hacía extraño volver a trabajar después de tanto tiempo, pero también se le hacía difícil. A pesar de los años que habían transcurrido desde que cerraron las investigaciones de los laboratorios, toda La Asamblea giraba en torno a la única idea de que un evento así no podía repetirse. Para Enrique retomar su antiguo trabajo significa revivir cada día los sucesos tan dolorosos que apartaron a su hijo Anthón de su lado, pero el dolor no era el único sentimiento que revivía en él.—Buenos días Alfredo —saludó Enrique al energético que se encontraba en la entrada de La Asamblea—. Fantastico día ¿no?—Buenos días para ti también Enrique —respondió con una sonrisa—. Mañana será mucho mejor, tendremos visitas—agregó en un guiño.Enrique ingresó al impresionante Hall del edificio, así como todos los energéticos que comenzaban sus actividades diarias. Las paredes eran blancas y si se veían de cerca se apr
La despedida fue dura. Thaly, Enrique y Said fueron los que no lloraron, aunque a Thaly se le quebró la voz cuando abrazó a Valessa. La familia los había llevado hasta el orfanato y Elia había inspeccionado el cuarto de los hermanos, tomando nota mental de las cosas que necesitaban. Los muchachos habían llegado con una maleta cada uno, con todas las cosas que en ese tiempo les habían comprado y regalado. Enrique, por su parte, les entregó un televisor pequeño solo para ellos y los hizo jurar que si algún día necesitaban algo lo pedirían sin vergüenza. Antes de irse notó que necesitarían un mueble más grande para guardar sus nuevas pertenencias.Samantha miraba con alarma las condiciones del orfanato, sus amigos eran reyes comparados con muchos. Ellos tenían un cuarto privado para los dos, aunque pequeño, muchos solo compartían un minúsculo cubículo entre varios. Horrorizada Samantha pensó que eso parecía más una cárcel que un orfanato y en más de una oportunidad se quedó rezagada solo
Tumbados en el campus en medio del receso de clases y bajo un árbol poco frondoso, los amigos intentaban tomar un poco de aire fresco para huirle al calor que ese día azotaba inclemente.—En serio, me estoy derritiendo de calor —se quejó Samantha.El cabello de su coleta se pegaba a la nuca por el sudor.—No eres hielo para derretirte —le dijo Ythan.—Cállate, eres insoportable. ¿Cómo puedes estar con esa sudadera en este calor y aún así verte fresco como lechuga? —refutó Samantha.—Porque soy cool —sonrió Ythan con suficiencia.Val se arrimó hacia Samantha y con mucha agilidad trenzó su cabello y la fijó en lo alto de su cabeza con un lápiz.—¡Dios! Muchas gracias— exclamó con sinceridad Samantha—Estas llenas de lunares —afirmó Said acercándose a la nuca de Samantha, su aliento tibió así como su cercanía la puso un poco nerviosa.Pasó con delicadeza la punta de sus dedos por los lunares que la joven tenía en la nuca, la espalda y en el hombro. Samantha, ahora ruborizada por el conta