Tumbados en el campus en medio del receso de clases y bajo un árbol poco frondoso, los amigos intentaban tomar un poco de aire fresco para huirle al calor que ese día azotaba inclemente.—En serio, me estoy derritiendo de calor —se quejó Samantha.El cabello de su coleta se pegaba a la nuca por el sudor.—No eres hielo para derretirte —le dijo Ythan.—Cállate, eres insoportable. ¿Cómo puedes estar con esa sudadera en este calor y aún así verte fresco como lechuga? —refutó Samantha.—Porque soy cool —sonrió Ythan con suficiencia.Val se arrimó hacia Samantha y con mucha agilidad trenzó su cabello y la fijó en lo alto de su cabeza con un lápiz.—¡Dios! Muchas gracias— exclamó con sinceridad Samantha—Estas llenas de lunares —afirmó Said acercándose a la nuca de Samantha, su aliento tibió así como su cercanía la puso un poco nerviosa.Pasó con delicadeza la punta de sus dedos por los lunares que la joven tenía en la nuca, la espalda y en el hombro. Samantha, ahora ruborizada por el conta
Sin saberlo y, sobre todo, sin quererlo Ythan se encontraba rodeado de Samantha, Val y Said. Al principio había pensado que era un acto de agradecimiento por todas las veces que había salvado a Samantha, por lo que se resistió. Si había algo que odiaba era que le tuvieran lástima, un sentimiento que las personas solían dedicarle con frecuencia. Para solucionar esto Ythan se convirtió en uno de los mejores de su grupo en control de energía, defensa y protección y en la medida en que ganó respeto las personas al menos intentaban disimular la lástima. Sin embargo, el que no lo conocía jamás pensaría que hubiese sido un niño huérfano…Val interrumpió los pensamientos de Ythan pasando por encima de él—Sam, ve aquel tipo de allá… ¡Sam! —Val le insistió— Allá… ¡está ufff!… —exclamó.—¿Qué?, ¿Dónde? —respondió buscando al tipo Uff sin verdadero interés.—Aquel de la camisa azul —señaló Ythan para sorpresa de todos.—Olvídalo, se fue… —lamento Val con un puchero— ¡pero tú lo viste Ythan!, es
Thaly escuchó a su hija todo el camino hasta la heladería, en la heladería y hasta que llegaron a la casa. Samantha no pudo contener su rabia y le describió con detalles a su mamá lo que había visto y cómo se había sentido. Habló de sus sentimientos sin reservas y sin temores, ya había quedado vulnerable, no podía hacer otra cosa que sacar de su pecho todo el dolor y la vergüenza que la embargaba.Antes de entrar a la casa, Thaly tocó el tema que más le había preocupado toda la noche: la adopción y Samantha al respecto fue clara:—Mamá yo no he cambiado de opinión. Sí, estoy molesta, y me provoca levitarlo hasta un edificio muy alto sin ascensor y escaleras y dejarlo allí un par de días, pero lo sigo queriendo. Esto no cambia nada. La rabia se me pasará, pero nunca me perdonaré si por esto no sigues con la adopción.—Sabía que dirías eso hija, pero necesitaba escucharlo. Al final cuando te sobrepongas no dejarás de quererlo, aunque quizás ya no sea de la misma forma.Samantha sabía qu
Las sesiones de práctica entre Ythan y Samantha obraron buenos resultados. Samantha ahora tenía un mejor dominio de su energía y había ganado confianza para manejarla y conocimientos para defenderse. Pero no fueron los únicos resultados de todas esas sesiones, Ythan tambien se había abierto hacia ella con cada sesión por lo que los sentimientos que alguna vez había sentido Samantha por él y que había creído desaparecidos, resurgieron y se fortalecieron.El solo hecho de que Ythan mencionara su apellido verdadero había marcado una tónica distinta entre ellos. Es como si la barrera que existía entre ambos se hubiese derrumbado con cada sonrisa, cada comentario gracioso, cada contacto y cada abrazo. Y no solo el cambio de Ythan eran con Samantha, con Said y Valessa se había mostrado más cómodo e integrado, sin que pasara desapercibido.Otra consecuencia de las prácticas con Ythan era la mejoría notable de Samantha en sus clases. Ni sus profesores podían continuar considerándola desnivela
A Samantha le costó despertarse para ir a la universidad. Luchó con el cansancio, arrastró los pies hasta el baño, y se dio una ducha de agua fría para despertarse. Comió el desayuno y se tomó dos tazas de café bien fuerte que le ofreció Elia. Sin embargo, no fue hasta que vio a Said sentado con Val en una de las mesas del campus cuando se despertó por completo. En ese momento recordó el beso con Ythan y que ahora, Said se enteraría. Los nervios obraron mejor sobre su cansancio que cualquier otra cosa. Tenía tres amigos y había besado a dos de ellos. «Lo que me falta es besar a Val», pensó mientras caminaba hacia ellos.Apenas se sentó, Ythan se tumbó a su lado y saludo a todos como siempre. Una parte de Samantha se alegró de que no le diera un saludo demasiado cariñoso, sobre todo frente a Said con quien quería hablar sobre lo ocurrido con Ythan. Pero por otra parte se sintió decepcionada de aquel saludo.En un momento de pánico psicológico se imaginó a Ythan ignorándola para siempr
Mientras su abuela la ayudaba a arreglarse el cabello, se masajeaba los pies cansados. No soportaría el acto completo en esos tacones. Los había medido y en realidad no median veinte centímetros, pero alguna magia maquiavélica operaba en ellos, estaba segura. Eran un instrumento de tortura.Su abuelo había ido a buscar a Said y a Val, mientras las mujeres se arreglaban. El día anterior, muy apenados le habían dicho a Samantha que no tenían que ponerse, la muchacha rodó los ojos y les dijo, que su mamá, por un momento casi dice «nuestra mamá», ya se había encargado de eso.Thaly compró para Val un vestido Vinotinto oscuro, tradicional, como no sabía mucho de los gustos de ella, no se atrevió a comprar algo que quizás no fuese de su agrado. Para Said, fue más sencillo, un traje azul marino oscuro y una corbata azul eléctrico. Samantha le había dicho que esos eran sus colores preferidos, pero sabía que debía comprar más ropa para ellos, incluso antes de que se mudaran. Lo bueno de Said
—¿Y bien?... —exigió Enrique— No te atrevas a mentirme jovencita, que seré viejo pero no estoy ciego, ni soy estúpido.La voz furiosa de su abuelo la puso nerviosa.—Ehm si, —le respondió mirando los pasos en medio del vals— ¿cómo te enteraste?Su abuelo soltó una risotada ante la cara de Samantha.—¡Abue! Me asustaste, pensé que estabas molesto —le reclamó.—No… —dijo Enrique— pero no podía perderme la oportunidad de gastarte una broma. ¡Debiste haber visto tu cara!Enrique estalló en carcajadas mientras Samantha se negaba a seguir bailando. Cuando el abuelo se calmó, siguieron bailando.—No me respondiste abuelo, ¿cómo te enteraste? —preguntó de nuevo.—Thaly lo odia, ese fue uno de los indicios.—¿Y los otros indicios?—Said lo odia.—No creo que lo odien — dijo riendo Samantha.—Bueno, quizás no Thaly. Pero Said si lo odia.—¡Abuelo!... No lo odia.—Está bien, lo estima en un modo que quiere arrancarle los ojos para que deje de mirarte así.—¿Así como?—Como si tú fueras lo único
Samantha aún pensaba en su papá cuando se despertó, estaba segura de haber estado soñando con él toda la noche. Todos los sentimientos que tenía años ocultando en el fondo de un baúl estaban saliendo a flote, al principio uno a uno, luego todos a tropel. Podía entender la confusión de su padre hacia este mundo loco de «magia», como él la llamaba, pero su corazón no entendía como pudo rechazarla a ella. «Tampoco es que todo pasó en segundos —se decía— tuvo tiempo para una reacción inicial y luego para pensar las cosas y aún así decidió rechazarme».Pero la cara de abatimiento que le había visto a Dilas la noche anterior no se borraba de su mente. Era un dolor interno muy profundo que él llevaba. Parecía de verdad arrepentido por como terminaron las cosas, pero «¿por qué tanto tiempo después?». No le constaba a ciencia cierta que en realidad su padre hubiese seguido sus pasos después de que salieron de la casa; y si en dado caso lo había hecho, «¿por qué no le había hablado?». Dilas nun