Las sesiones de práctica entre Ythan y Samantha obraron buenos resultados. Samantha ahora tenía un mejor dominio de su energía y había ganado confianza para manejarla y conocimientos para defenderse. Pero no fueron los únicos resultados de todas esas sesiones, Ythan tambien se había abierto hacia ella con cada sesión por lo que los sentimientos que alguna vez había sentido Samantha por él y que había creído desaparecidos, resurgieron y se fortalecieron.El solo hecho de que Ythan mencionara su apellido verdadero había marcado una tónica distinta entre ellos. Es como si la barrera que existía entre ambos se hubiese derrumbado con cada sonrisa, cada comentario gracioso, cada contacto y cada abrazo. Y no solo el cambio de Ythan eran con Samantha, con Said y Valessa se había mostrado más cómodo e integrado, sin que pasara desapercibido.Otra consecuencia de las prácticas con Ythan era la mejoría notable de Samantha en sus clases. Ni sus profesores podían continuar considerándola desnivela
A Samantha le costó despertarse para ir a la universidad. Luchó con el cansancio, arrastró los pies hasta el baño, y se dio una ducha de agua fría para despertarse. Comió el desayuno y se tomó dos tazas de café bien fuerte que le ofreció Elia. Sin embargo, no fue hasta que vio a Said sentado con Val en una de las mesas del campus cuando se despertó por completo. En ese momento recordó el beso con Ythan y que ahora, Said se enteraría. Los nervios obraron mejor sobre su cansancio que cualquier otra cosa. Tenía tres amigos y había besado a dos de ellos. «Lo que me falta es besar a Val», pensó mientras caminaba hacia ellos.Apenas se sentó, Ythan se tumbó a su lado y saludo a todos como siempre. Una parte de Samantha se alegró de que no le diera un saludo demasiado cariñoso, sobre todo frente a Said con quien quería hablar sobre lo ocurrido con Ythan. Pero por otra parte se sintió decepcionada de aquel saludo.En un momento de pánico psicológico se imaginó a Ythan ignorándola para siempr
Mientras su abuela la ayudaba a arreglarse el cabello, se masajeaba los pies cansados. No soportaría el acto completo en esos tacones. Los había medido y en realidad no median veinte centímetros, pero alguna magia maquiavélica operaba en ellos, estaba segura. Eran un instrumento de tortura.Su abuelo había ido a buscar a Said y a Val, mientras las mujeres se arreglaban. El día anterior, muy apenados le habían dicho a Samantha que no tenían que ponerse, la muchacha rodó los ojos y les dijo, que su mamá, por un momento casi dice «nuestra mamá», ya se había encargado de eso.Thaly compró para Val un vestido Vinotinto oscuro, tradicional, como no sabía mucho de los gustos de ella, no se atrevió a comprar algo que quizás no fuese de su agrado. Para Said, fue más sencillo, un traje azul marino oscuro y una corbata azul eléctrico. Samantha le había dicho que esos eran sus colores preferidos, pero sabía que debía comprar más ropa para ellos, incluso antes de que se mudaran. Lo bueno de Said
—¿Y bien?... —exigió Enrique— No te atrevas a mentirme jovencita, que seré viejo pero no estoy ciego, ni soy estúpido.La voz furiosa de su abuelo la puso nerviosa.—Ehm si, —le respondió mirando los pasos en medio del vals— ¿cómo te enteraste?Su abuelo soltó una risotada ante la cara de Samantha.—¡Abue! Me asustaste, pensé que estabas molesto —le reclamó.—No… —dijo Enrique— pero no podía perderme la oportunidad de gastarte una broma. ¡Debiste haber visto tu cara!Enrique estalló en carcajadas mientras Samantha se negaba a seguir bailando. Cuando el abuelo se calmó, siguieron bailando.—No me respondiste abuelo, ¿cómo te enteraste? —preguntó de nuevo.—Thaly lo odia, ese fue uno de los indicios.—¿Y los otros indicios?—Said lo odia.—No creo que lo odien — dijo riendo Samantha.—Bueno, quizás no Thaly. Pero Said si lo odia.—¡Abuelo!... No lo odia.—Está bien, lo estima en un modo que quiere arrancarle los ojos para que deje de mirarte así.—¿Así como?—Como si tú fueras lo único
Samantha aún pensaba en su papá cuando se despertó, estaba segura de haber estado soñando con él toda la noche. Todos los sentimientos que tenía años ocultando en el fondo de un baúl estaban saliendo a flote, al principio uno a uno, luego todos a tropel. Podía entender la confusión de su padre hacia este mundo loco de «magia», como él la llamaba, pero su corazón no entendía como pudo rechazarla a ella. «Tampoco es que todo pasó en segundos —se decía— tuvo tiempo para una reacción inicial y luego para pensar las cosas y aún así decidió rechazarme».Pero la cara de abatimiento que le había visto a Dilas la noche anterior no se borraba de su mente. Era un dolor interno muy profundo que él llevaba. Parecía de verdad arrepentido por como terminaron las cosas, pero «¿por qué tanto tiempo después?». No le constaba a ciencia cierta que en realidad su padre hubiese seguido sus pasos después de que salieron de la casa; y si en dado caso lo había hecho, «¿por qué no le había hablado?». Dilas nun
El hombro le dolía una barbaridad, fue esa lacerante puntada la que la sacó de su inconsciencia. Abrió los ojos, dando varios parpadeos para aclararse la visión doble. Apenas pudo enfocar se apresuró a buscar a su hija. Su asiento estaba vacío, el cinturón de seguridad había sido cortado y sus tiras se mecían con lentitud en el aire.Thaly tenía el cabello empapado de sangre y le estorbaba en su visión mientras buscaba observar fuera del auto, buscando a Samantha. Se sentía débil y agotada, y más allá de cualquier dolor físico, el corazón le presionaba sobre su pecho con la ausencia de Samantha carcomiéndola de angustia.No se había salido del vehículo, eso le quedó claro cuando vio las orillas lisas del cinturón de seguridad; si se hubiese salido las orillas serian irregulares como rasgadas; pero estas eran limpias y lisas: las habían cortado. Tuvo que haber sido sacada del auto y tenían que haber sido los mismos responsables de volcar el vehículo y sacarlo del camino.Intentó mover
La EUniversity se encontraba bordeada por una línea de arboles altos y frondosos que servían de lindero natural. La primera línea eran Robles fornidos y en conjunto eran unos protectores bastantes intimidantes, tan cercanos el uno del otro y tan tupidos que no se podía ver más allá de la primera línea, sin embargo solo los valientes que se atrevían a acercarse y más aún a entrar, podían notar mientras más se adentraba en el bosque, que los arboles se iban esparciendo dejando claros perfectos para acampar.En circunstancias distintas, a Thaly le hubiese gustado quedarse donde estaba a absorber la paz que transmitía el bosque, a degustar el dulce olor de la humedad y el musgo verde y a permitir que el aire puro refrescara su rostro.Said sacó de su morral una botella de agua y se la acercó a Thaly, sacándola de su ensoñación. Ella no pudo evitar dedicarle una pequeñísima sonrisa mientras que el muchacho con mucha delicadeza le sostenía la cabeza.—¿Quien la tiene? —preguntó Ythan.—¿Qué
Thaly y Val seguían sentadas esperando a tener noticias de los muchachos. Desde donde ellas estaban se veía con claridad el punto donde se habían despedido en el bosque. Pero decidieron permanecer cerca de las oficinas, porque una vez que terminaran las clases Thaly llamaría a toda persona que conociese y en quien pudiere confiar lo suficiente para localizar a Enrique y a Elia. En algún momento de sus elucubraciones recordó que en ningún momento habían hablado de Enrique y de Elia como partes de su plan, por lo que existía una posibilidad, aunque remota, que André no los hubiese atacado. Sería más fácil para el mundo creer una desgracia o una pérdida, si existían sobrevivientes que la lloraran, y en este caso, Thaly estaba convencida, o quería estarlo, de que esos sobrevivientes eran sus papás.Val vigilaba que nadie se acercase, que Said e Ythan regresasen y monitoreaba que el salón quedase vacío para que Thaly pudiese llamar.Mientras esperaban, Thaly aprovechaba el tiempo para recu