Enrique se levantó temprano como todos los días desde que había salido de su retiro. Se le hacía extraño volver a trabajar después de tanto tiempo, pero también se le hacía difícil. A pesar de los años que habían transcurrido desde que cerraron las investigaciones de los laboratorios, toda La Asamblea giraba en torno a la única idea de que un evento así no podía repetirse. Para Enrique retomar su antiguo trabajo significa revivir cada día los sucesos tan dolorosos que apartaron a su hijo Anthón de su lado, pero el dolor no era el único sentimiento que revivía en él.—Buenos días Alfredo —saludó Enrique al energético que se encontraba en la entrada de La Asamblea—. Fantastico día ¿no?—Buenos días para ti también Enrique —respondió con una sonrisa—. Mañana será mucho mejor, tendremos visitas—agregó en un guiño.Enrique ingresó al impresionante Hall del edificio, así como todos los energéticos que comenzaban sus actividades diarias. Las paredes eran blancas y si se veían de cerca se apr
La despedida fue dura. Thaly, Enrique y Said fueron los que no lloraron, aunque a Thaly se le quebró la voz cuando abrazó a Valessa. La familia los había llevado hasta el orfanato y Elia había inspeccionado el cuarto de los hermanos, tomando nota mental de las cosas que necesitaban. Los muchachos habían llegado con una maleta cada uno, con todas las cosas que en ese tiempo les habían comprado y regalado. Enrique, por su parte, les entregó un televisor pequeño solo para ellos y los hizo jurar que si algún día necesitaban algo lo pedirían sin vergüenza. Antes de irse notó que necesitarían un mueble más grande para guardar sus nuevas pertenencias.Samantha miraba con alarma las condiciones del orfanato, sus amigos eran reyes comparados con muchos. Ellos tenían un cuarto privado para los dos, aunque pequeño, muchos solo compartían un minúsculo cubículo entre varios. Horrorizada Samantha pensó que eso parecía más una cárcel que un orfanato y en más de una oportunidad se quedó rezagada solo
Tumbados en el campus en medio del receso de clases y bajo un árbol poco frondoso, los amigos intentaban tomar un poco de aire fresco para huirle al calor que ese día azotaba inclemente.—En serio, me estoy derritiendo de calor —se quejó Samantha.El cabello de su coleta se pegaba a la nuca por el sudor.—No eres hielo para derretirte —le dijo Ythan.—Cállate, eres insoportable. ¿Cómo puedes estar con esa sudadera en este calor y aún así verte fresco como lechuga? —refutó Samantha.—Porque soy cool —sonrió Ythan con suficiencia.Val se arrimó hacia Samantha y con mucha agilidad trenzó su cabello y la fijó en lo alto de su cabeza con un lápiz.—¡Dios! Muchas gracias— exclamó con sinceridad Samantha—Estas llenas de lunares —afirmó Said acercándose a la nuca de Samantha, su aliento tibió así como su cercanía la puso un poco nerviosa.Pasó con delicadeza la punta de sus dedos por los lunares que la joven tenía en la nuca, la espalda y en el hombro. Samantha, ahora ruborizada por el conta
Sin saberlo y, sobre todo, sin quererlo Ythan se encontraba rodeado de Samantha, Val y Said. Al principio había pensado que era un acto de agradecimiento por todas las veces que había salvado a Samantha, por lo que se resistió. Si había algo que odiaba era que le tuvieran lástima, un sentimiento que las personas solían dedicarle con frecuencia. Para solucionar esto Ythan se convirtió en uno de los mejores de su grupo en control de energía, defensa y protección y en la medida en que ganó respeto las personas al menos intentaban disimular la lástima. Sin embargo, el que no lo conocía jamás pensaría que hubiese sido un niño huérfano…Val interrumpió los pensamientos de Ythan pasando por encima de él—Sam, ve aquel tipo de allá… ¡Sam! —Val le insistió— Allá… ¡está ufff!… —exclamó.—¿Qué?, ¿Dónde? —respondió buscando al tipo Uff sin verdadero interés.—Aquel de la camisa azul —señaló Ythan para sorpresa de todos.—Olvídalo, se fue… —lamento Val con un puchero— ¡pero tú lo viste Ythan!, es
Thaly escuchó a su hija todo el camino hasta la heladería, en la heladería y hasta que llegaron a la casa. Samantha no pudo contener su rabia y le describió con detalles a su mamá lo que había visto y cómo se había sentido. Habló de sus sentimientos sin reservas y sin temores, ya había quedado vulnerable, no podía hacer otra cosa que sacar de su pecho todo el dolor y la vergüenza que la embargaba.Antes de entrar a la casa, Thaly tocó el tema que más le había preocupado toda la noche: la adopción y Samantha al respecto fue clara:—Mamá yo no he cambiado de opinión. Sí, estoy molesta, y me provoca levitarlo hasta un edificio muy alto sin ascensor y escaleras y dejarlo allí un par de días, pero lo sigo queriendo. Esto no cambia nada. La rabia se me pasará, pero nunca me perdonaré si por esto no sigues con la adopción.—Sabía que dirías eso hija, pero necesitaba escucharlo. Al final cuando te sobrepongas no dejarás de quererlo, aunque quizás ya no sea de la misma forma.Samantha sabía qu
Las sesiones de práctica entre Ythan y Samantha obraron buenos resultados. Samantha ahora tenía un mejor dominio de su energía y había ganado confianza para manejarla y conocimientos para defenderse. Pero no fueron los únicos resultados de todas esas sesiones, Ythan tambien se había abierto hacia ella con cada sesión por lo que los sentimientos que alguna vez había sentido Samantha por él y que había creído desaparecidos, resurgieron y se fortalecieron.El solo hecho de que Ythan mencionara su apellido verdadero había marcado una tónica distinta entre ellos. Es como si la barrera que existía entre ambos se hubiese derrumbado con cada sonrisa, cada comentario gracioso, cada contacto y cada abrazo. Y no solo el cambio de Ythan eran con Samantha, con Said y Valessa se había mostrado más cómodo e integrado, sin que pasara desapercibido.Otra consecuencia de las prácticas con Ythan era la mejoría notable de Samantha en sus clases. Ni sus profesores podían continuar considerándola desnivela
A Samantha le costó despertarse para ir a la universidad. Luchó con el cansancio, arrastró los pies hasta el baño, y se dio una ducha de agua fría para despertarse. Comió el desayuno y se tomó dos tazas de café bien fuerte que le ofreció Elia. Sin embargo, no fue hasta que vio a Said sentado con Val en una de las mesas del campus cuando se despertó por completo. En ese momento recordó el beso con Ythan y que ahora, Said se enteraría. Los nervios obraron mejor sobre su cansancio que cualquier otra cosa. Tenía tres amigos y había besado a dos de ellos. «Lo que me falta es besar a Val», pensó mientras caminaba hacia ellos.Apenas se sentó, Ythan se tumbó a su lado y saludo a todos como siempre. Una parte de Samantha se alegró de que no le diera un saludo demasiado cariñoso, sobre todo frente a Said con quien quería hablar sobre lo ocurrido con Ythan. Pero por otra parte se sintió decepcionada de aquel saludo.En un momento de pánico psicológico se imaginó a Ythan ignorándola para siempr
Mientras su abuela la ayudaba a arreglarse el cabello, se masajeaba los pies cansados. No soportaría el acto completo en esos tacones. Los había medido y en realidad no median veinte centímetros, pero alguna magia maquiavélica operaba en ellos, estaba segura. Eran un instrumento de tortura.Su abuelo había ido a buscar a Said y a Val, mientras las mujeres se arreglaban. El día anterior, muy apenados le habían dicho a Samantha que no tenían que ponerse, la muchacha rodó los ojos y les dijo, que su mamá, por un momento casi dice «nuestra mamá», ya se había encargado de eso.Thaly compró para Val un vestido Vinotinto oscuro, tradicional, como no sabía mucho de los gustos de ella, no se atrevió a comprar algo que quizás no fuese de su agrado. Para Said, fue más sencillo, un traje azul marino oscuro y una corbata azul eléctrico. Samantha le había dicho que esos eran sus colores preferidos, pero sabía que debía comprar más ropa para ellos, incluso antes de que se mudaran. Lo bueno de Said