Minutos antes él caminaba sin rumbo definido por la universidad cuando un ruido se mezcló dentro de sus auriculares e interrumpió a Aerosmith. Se quitó los audífonos y esperó que el ruido se repitiera; cuando pensó que no volvería a sonar, escuchó un golpe fuerte y pasos de alguien corriendo. Ythan debía pasar desapercibido pero no podía obviar su curiosidad. Se acercó hasta una ventana y vio a Samantha que corría posesa por el campus.Maldiciendo por lo bajo fue tras ella, sabendo que nadie corría así si no huía de algo. Para su horror, cuando ella se había volteado la encontró calada hasta los huesos de lluvia y sangre. Parecía una criatura herida, indefensa y entonces se arrojó a sus brazos. Sabía que debería mantener la distancia pero no pudo evitar estrecharla contra su pecho.—No hay nadie, se ha ido —le informó Ythan cuando regresó jadeando— el salón estaba en orden, tuvo que haber arreglado todo antes de irse. Limpiar las huellasSe arrodillo delante de Samantha y abrió su bol
—¿Estás consciente de que no estás castigada verdad? —le dijo Thaly a Samantha.—Ustedes no me castigaron, lo sé, aunque yo sí.—Hija, ya no seas tan dura contigo misma.—¡Pero sabes que odio mentir!Una vez que Samantha se había explicado decidieron que no iría a la universidad las dos semanas que faltaban para comenzar las vacaciones de Navidad. Samantha no se negó y los siguientes días los pasó encerrada en su cuarto, haciendo deberes y leyendo los libros del instituto.—¿Y qué le digo entonces a tus visitas? —Thaly cruzó sus brazos y se recostó divertida del marco de la puerta.—¿Qué visitas? —preguntó Samantha ruborizada pensando en Ythan.No había vuelto a saber de él, habia llamado para saber cómo seguía y fue Elia quien contestó asegurándole que ya estaba bien y no volvió a llamar. Para su sorpresa Thaly le anuncia:—Said y Valessa.—¿Qué? Pero, ¿Cómo?, ¿Ellos pueden salir del orfanato? —dijo con una sonrisa en su rostro.Se apresuró a cambiarse el pijama sin esperar la respue
Los primeros días no fueron tan entretenidos, Said y Val aun debían asistir a la EUniversity y Thaly había sido rotunda al decir que debían terminar las clases hasta el último día. Así que la rutina de los Adams siguió casi igual que antes. Samantha seguía practicando su control energético en casa y en las noches entre risas, practicaba con sus amigos.Había pedido a Said y Val que le avisaran a Ythan. Por alguna razón odiaba que no la hubiese llamado otra vez, le parecía poco interesado, pero aún así le envió el recado con la única intención de que él supiera que ella no se había olvidado de él.—La verdad se sorprendió mucho —le contaba Val en la noche, mientras Said tomaba una ducha— pero dijo que estaba bien, como si él tuviese que aprobarlo o qué se yo. Es un presumido. Otra cosa— agregó en un susurro— me preguntó a solas si Said también se estaba quedando aquí, yo le dije que sí y ¡te juro que pensé que vomitaría en mis zapatos!Val le guiñó un ojo con complicidad a Samantha per
Enrique se levantó temprano como todos los días desde que había salido de su retiro. Se le hacía extraño volver a trabajar después de tanto tiempo, pero también se le hacía difícil. A pesar de los años que habían transcurrido desde que cerraron las investigaciones de los laboratorios, toda La Asamblea giraba en torno a la única idea de que un evento así no podía repetirse. Para Enrique retomar su antiguo trabajo significa revivir cada día los sucesos tan dolorosos que apartaron a su hijo Anthón de su lado, pero el dolor no era el único sentimiento que revivía en él.—Buenos días Alfredo —saludó Enrique al energético que se encontraba en la entrada de La Asamblea—. Fantastico día ¿no?—Buenos días para ti también Enrique —respondió con una sonrisa—. Mañana será mucho mejor, tendremos visitas—agregó en un guiño.Enrique ingresó al impresionante Hall del edificio, así como todos los energéticos que comenzaban sus actividades diarias. Las paredes eran blancas y si se veían de cerca se apr
La despedida fue dura. Thaly, Enrique y Said fueron los que no lloraron, aunque a Thaly se le quebró la voz cuando abrazó a Valessa. La familia los había llevado hasta el orfanato y Elia había inspeccionado el cuarto de los hermanos, tomando nota mental de las cosas que necesitaban. Los muchachos habían llegado con una maleta cada uno, con todas las cosas que en ese tiempo les habían comprado y regalado. Enrique, por su parte, les entregó un televisor pequeño solo para ellos y los hizo jurar que si algún día necesitaban algo lo pedirían sin vergüenza. Antes de irse notó que necesitarían un mueble más grande para guardar sus nuevas pertenencias.Samantha miraba con alarma las condiciones del orfanato, sus amigos eran reyes comparados con muchos. Ellos tenían un cuarto privado para los dos, aunque pequeño, muchos solo compartían un minúsculo cubículo entre varios. Horrorizada Samantha pensó que eso parecía más una cárcel que un orfanato y en más de una oportunidad se quedó rezagada solo
Tumbados en el campus en medio del receso de clases y bajo un árbol poco frondoso, los amigos intentaban tomar un poco de aire fresco para huirle al calor que ese día azotaba inclemente.—En serio, me estoy derritiendo de calor —se quejó Samantha.El cabello de su coleta se pegaba a la nuca por el sudor.—No eres hielo para derretirte —le dijo Ythan.—Cállate, eres insoportable. ¿Cómo puedes estar con esa sudadera en este calor y aún así verte fresco como lechuga? —refutó Samantha.—Porque soy cool —sonrió Ythan con suficiencia.Val se arrimó hacia Samantha y con mucha agilidad trenzó su cabello y la fijó en lo alto de su cabeza con un lápiz.—¡Dios! Muchas gracias— exclamó con sinceridad Samantha—Estas llenas de lunares —afirmó Said acercándose a la nuca de Samantha, su aliento tibió así como su cercanía la puso un poco nerviosa.Pasó con delicadeza la punta de sus dedos por los lunares que la joven tenía en la nuca, la espalda y en el hombro. Samantha, ahora ruborizada por el conta
Sin saberlo y, sobre todo, sin quererlo Ythan se encontraba rodeado de Samantha, Val y Said. Al principio había pensado que era un acto de agradecimiento por todas las veces que había salvado a Samantha, por lo que se resistió. Si había algo que odiaba era que le tuvieran lástima, un sentimiento que las personas solían dedicarle con frecuencia. Para solucionar esto Ythan se convirtió en uno de los mejores de su grupo en control de energía, defensa y protección y en la medida en que ganó respeto las personas al menos intentaban disimular la lástima. Sin embargo, el que no lo conocía jamás pensaría que hubiese sido un niño huérfano…Val interrumpió los pensamientos de Ythan pasando por encima de él—Sam, ve aquel tipo de allá… ¡Sam! —Val le insistió— Allá… ¡está ufff!… —exclamó.—¿Qué?, ¿Dónde? —respondió buscando al tipo Uff sin verdadero interés.—Aquel de la camisa azul —señaló Ythan para sorpresa de todos.—Olvídalo, se fue… —lamento Val con un puchero— ¡pero tú lo viste Ythan!, es
Thaly escuchó a su hija todo el camino hasta la heladería, en la heladería y hasta que llegaron a la casa. Samantha no pudo contener su rabia y le describió con detalles a su mamá lo que había visto y cómo se había sentido. Habló de sus sentimientos sin reservas y sin temores, ya había quedado vulnerable, no podía hacer otra cosa que sacar de su pecho todo el dolor y la vergüenza que la embargaba.Antes de entrar a la casa, Thaly tocó el tema que más le había preocupado toda la noche: la adopción y Samantha al respecto fue clara:—Mamá yo no he cambiado de opinión. Sí, estoy molesta, y me provoca levitarlo hasta un edificio muy alto sin ascensor y escaleras y dejarlo allí un par de días, pero lo sigo queriendo. Esto no cambia nada. La rabia se me pasará, pero nunca me perdonaré si por esto no sigues con la adopción.—Sabía que dirías eso hija, pero necesitaba escucharlo. Al final cuando te sobrepongas no dejarás de quererlo, aunque quizás ya no sea de la misma forma.Samantha sabía qu