Sucedió que en medio de la noche llegó Shamanna al lado de Lupercus. Éste tuvo la instintiva acción de rechazarla cortés y cariñosamente consciente de que Alsabar estaba durmiendo bajo el mismo techo. Pero Shamanna insistió, y finalmente hicieron el amor, aunque la naturaleza del encuentro era muy diferente al sublime enlace que sostuviera con Shamanna en medio del bosque. Ahora se sentía como un coito frenético y lujurioso más similar al sexo que había disfrutado con las prostitutas de Gharidia que al sublime acto que compartió con la joven e inocente bruja.
En medio del frenesí sexual con Shamanna, esta se colocó sobre el cuerpo de Lupercus y modificó su aspecto convirtiéndose en la misma esclava que vio en la visión y que habitaba una dimensión de tinieblas donde pululaban demonios horripilantes. Igual de hermosa pero con un resplandor rojo in
El lugar lógico para encontrar una voz de otros tiempos es un cementerio de otros tiemposH.P. LovecraftEn medio de las aterradoras estepas de Kushan, se erguía ominoso un lúgubre castillo-cripta. Se trataba de una estructura maldita y escalofriante, que se alzaba rodeada de unas tierras desérticas de grises arenas, donde brotaban árboles muertos y retorcidos. El castillo mismo era de piedra curtida, atalayas cual picudas lanzas y una atmósfera que helaba la sangre por su asfixiante horror. Oscuros nubarrones impedían el paso del menor rayo solar, sumiendo en tinieblas perennes el espantoso lugar.Era en esta tierra de pesadilla donde vivía la malvada hechicera Shadre, hija del Rey de los Demonios, el dios Cronos, la deidad más oscura y malévola del Cosmos. Dentro de su lóbrego castillo podían escucharse los alaridos desesperados de
En la ciudad-estado de Kushan, Medreth y Sadrach fueron recibidos de buen grado por el Rey Shammok, quien era un hombre portentoso y fornido, como todos los habitantes kushanes de aquella época, que habían logrado someter a los vecinos kurgos. Las atenciones de los curanderos kushanes permitieron a Medreth recuperarse rápidamente de sus laceraciones.Pero, mientras estos héroes se reponían en Kushan, la malvada Shadre realizaba un ritual espantoso invocando a las más tenebrosas fuerzas del Infierno. Con un pacto de sangre y muerte, la hechicera revivió a los muertos momificados del ejército traidor. De entre los pantanosos páramos surgieron figuran putrefactas y cenagosas, cubiertas con viejas armaduras oxidadas y cotas de malla herrumbrosas. Sus cadavéricos cuerpos estaban pobremente cubiertos por piel verdosa y apergaminada. Mientras que sus rostros repulsivos mostraban simples rótulas vac&ia
Así, Sadrach consumió un antiguo mejunje mágico que le hizo caer en un profundo sueño, de manera que su alma se separó de su cuerpo con rumbo al Inframundo. Viajó por lóbregos túneles repletos de tinieblas asfixiantes, hasta aparecer en medio de un extraño paisaje desolado. Extensas mesetas de desierto gris se observaban hasta donde la vista era capaz de alcanzar. Sobre el cielo de color rojo, un sol ardiente bañaba con llamaradas de fuego que azotaban la piel con crueldad terrible.Sadrach caminó por estos desolados parajes, hasta que surgieron manos cadavéricas de entre las arenas del desierto que le aferraron las piernas e intentaron tragárselo dentro de las abismales entrañas arenosas. Usó toda su magia para liberarse y remontó el vuelo sobre el suelo, observando como de entre las arenas surgían esperpentos flacos y huesudos, de pieles callosas y ca
No todo oro reluce, ni toda la gente errante anda perdida.JRR TolkienCuentan las antiguas crónicas, que existió un esplendoroso reino de los elfos, que los minoicos llamaron Hiperbórea.Hiperbórea era un mundo de ensueños, cuya belleza y gloria es difícil de describir. Según las Crónicas Élficas, Hiperbórea siempre tenía un cielo cálido y azul, a pesar de estar situada muy en el norte, casi en el límite mismo de la Tierra. Tenía jardines exuberantes de enorme hermosura, con flores de perfumes deliciosos. Sus fuentes de aguas cristalinas enmarcaban las bellas ciudades de piedra blanca y resplandeciente, en las cuales se ubicaba el Palacio Dorado, el lugar más estupendo y sublime sobre Midgard. En Hiperbórea eran desconocidos la muerte, el dolor, la enfermedad y la maldad.Una tierra habitada p
Algún tiempo después, y seguramente gracias a los tiernos cuidados de Lupercus, despertó la mujer elfa de su agónica convalecencia que, al mirar a Lupercus profirió un gritó y se mostró sumamente asustada, derramando diatribas en élfico que Lupercus no entendió.El guerrero intentó calmarla y por medio de lenguaje corporal le hizo entender lo que pasó. Entonces la elfa habló en atlante, la lengua común en Midgard.—Mi nombre es Gawen, hija del Rey Melanor, de Apolonia, uno de los Reinos Élficos en las Tierras Nevadas.—Yo soy Lupercus, el Guerrero Lobo.Calentados por una cálida fogata, comiendo carne de unos conejos a los que Lupercus dio caza recientemente, contaron sus mutuas historias.Gawen relató que los elfos apolones son una de las más poderosas naciones élficas de las Tierra
Tras caminar una distancia grande, Lupercus llega al territorio de los gigantes. Una gruta montañosa con forma de acantilado donde estos enormes seres se asentaron. Por entre pedregosos peñascos situados como un murallón artificial que enmarcaban una llanura de laja, observó al clan.Todos eran similares en aspecto a los humanos, aunque de diez metros de altura. Los hombres eran toscos, gordos, bruscos y con largas barbas y greñas. Las mujeres eran menos toscas y de cuerpos voluptuosos, pero igual de brutales. Incluso había niños de entre tres y cinco metros retozando y jugando.Lupercus no entendía una palabra de lo que los gigantes expresaban en su gutural lenguaje pero si comprendía sus relaciones sociales tan similares a las de los humanos. Se calentaban ante una fogata que hubiera consumido una casa humana completa y se alimentaban de unos tres mamuts que habían cazado y cocinado.
Lupercus había vivido ya tres años entre los elfos, y había concebido un bebé mestizo con Gawen. Aunque extrañaba en lo hondo de su corazón guerrero las batallas y las gestas heroicas, renunció a su antigua vida de bárbaro por una existencia hogareña y civilizada pues sus añoranzas no eran mayores que el profundo amor que sentía por Gawen.El Destino tenía planeado para Lupercus una vida muy distinta a la que él había escogido. Ergo el trágico resultado.Aconteció que los ejércitos faunos no habían olvidado la participación de Lupercus a favor de los gigantes durante su pasado ataque. Todavía albergaban deseo de venganza en sus corazones.Los faunos, que alguna vez fueran una raza pródiga y numerosa que gobernaba las Tierras Nevadas y los bosques vírgenes, habían sido gradualmente arrin
Mi mente se ve asolada por nuevas visiones. Alucinantes imágenes de un mundo pretérito denominado en aquella época como Midgard, cuando los continentes de la Tierra eran muy diferentes y las civilizaciones que nuestros científicos modernas consideran las más antiguas aún no existían. Era una sociedad salvaje y cruel, pero siempre había héroes que luchaban por la justicia y la bondad, entre los cuales se contaba mi encarnación de aquella recóndita era, la guerrera Medreth, quien se encontraba librando una gesta militar contra el temible y sangriento Imperio de Hsian.Medreth había cruzado las nevadas montañas de la Gran Cordillera que separaban las exóticas tierras de Mohenjo Daro de los reinos amarillos en el Oriente y llegó hasta las amuralladas tierras de Shang, una avanzada civilización de soberbias ciudades enchapadas en terracota constantemente asediada p