28

NICHOLAS

El llanto de Davina se me cuela en los huesos. Me duele tanto el pecho y siento un nudo tan grande en la garganta que casi no puedo respirar. No es mío, eso es lo peor. No es mi dolor, es el de ella. Entro a la cocina y están todos los monos tomando un café, también veo a Bella bastante cabizbaja.

—¿Estás bien, Bella? —pregunta Harry.

—No, me duele hasta el alma.

—Es insoportable —digo—. Si nosotros nos sentimos así, imagínate ellos. —Los monos nos miran en silencio y Noah me da una sonrisa triste.

—¿Hablaste algo con Argo?

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