DAVINA
—Tus padres me odian.
—Claro que no. ¿Quién podría odiarte, bonita?
—Deja de querer halagarme y salí de ahí, estoy mal. —Lo siento reírse en mi cuello mientras deja besos en su marca que me hacen temblar.
—No te odian, te lo prometo. —Gimo cuando pasa la lengua por mi marca—. Ay, ese sonido. Cuanto lo amo.
—¡Basta! Estamos en tu despacho, Nicholas. Pórtate bien. ¿Y cómo no van a odiarme? Te dije perro pulgoso.
—Como me pone que digas mi nombre entero, por favor.
—¡Nicholas! Te estoy hablando en serio y ya tuvimos la conversación de que a vos
NICHOLAS —¿Hablaron con la manada Luna del Sur? —Les pregunto mientras caminamos por la manada—. ¿Por qué llamaban? —Querían hablar con Killian, con Harry y conmigo. Nada importante, tácticas de pelea, nuestros entrenamientos. Ellos tienen guerreros pero nada organizado como La Orden de Protección, entonces querían saber cómo nos manejamos para crear una en su manada. —Asiento hacia Scott. —Voy a buscar a... Básicamente, toda mi familia, a la casa de mis padres. ¿Vienen? —Todos asienten y seguimos caminando entre bromas y risas. Llegamos a la casa de mis padres y mi madre con una Ellie en brazos nos abre la puerta. —Hola, papi. Hola,nonos.
DAVINA Después de pasar nuestra súper tarde de hermanos con Argo, Bella me dijo de hacer pijamada porque quería hablar conmigo. —Es Nick, y estoy segura que no viene a hablar conmigo. —Me dice cuando escuchamos que alguien toca la puerta. Me levanto y ella está en lo correcto, es él. Mira un punto fijo en el piso, se le nota cansado y aunque no pueda verlo bien, sé que tiene una mirada triste. —Hola, bonita —susurra todavía sin mirarme—. ¿Venís a dormir conmigo? —No. —Veo cómo se le tensan los hombros—. Es que Bella me pidió que hagamos pijamada, quería hablar conmigo. —Es verdad, hermanito. Yo
NICHOLAS Me tiro en la cama agotado. La noche de ayer no dormí mucho, me quede haciéndole mimos a Davina hasta que se quedó dormida, y mucho tiempo más. M****a que no puedo dejar que esto vuelva a pasar, no puedo dejar que mujeres de mi pasado la lastimen así y la hagan sentir tan inferior. No puedo volver a verla llorar diciendo que no quiere separarse de mí. Sentí el dolor que ella sentía y realmente le dolía. No es la primera vez que la veo llorar, pero nunca la había visto llorar por mí y sentí como si me sacaran el corazón del pecho y lo estrujaran. No puede volver a pasar. No puede. Por suerte cuando se despertó estaba mucho mejor y nuestros problemas solucionados, o por lo menos por ahora. Desayunamos junto a los cachorros y mi familia. Por suerte los monos no volvieron a sacar el tema, pero se dieron cuenta que entre la bonita y
DAVINA —¿Y los cachorros? —Me pregunta Noah sentándose al lado mío en el jardín. —Durmiendo la siesta como los buenos bebés que son. —Le muestro el aparato que me deja ver que están haciendo en su habitación, los muestra a cada uno dormido en su camita. —Tenemos que hablar, Dav. —Lo miro a los ojos y veo un atisbo de preocupación. Asiento con la cabeza y cuando nos levantamos me cuelgo de su espalda para que me lleve a caballito. Entramos en el salón y veo que están todos. Nick, sus padres y hermanos, los monos, mi hermano. Todos están sentados en los sillones y me miran fijo. Me bajo de la espalda de Noah y nos sentamos los dos. —Davina...
NICHOLAS —¡Alfa! —Escucho que alguien grita y aplaude frente a mí. —¿Se puede saber qué quieren ahora, monos molestos? —¡Por la Diosa! Hace media hora te estamos hablando y solo miras un punto fijo con los ojos entrecerrados y asintiendo. —¿Qué estás planeando, hermano? ¿Una guerra nuclear? ¿Un ataque terrorista? ¿Un asesinato? —Estamos jodidamente adentro, pero necesitamos que nos digas qué m****a pasa. —En lo posible que sea legal porque soy demasiado hermoso para ir a la cárcel y ya sabemos que les pasa a los hombres hermosos ahí. —Harry se estremece ante sus propias idioteces.
DAVINA —¿Se puede saber a dónde me llevas en mitad de la noche? No me gustan las sorpresas, Nicholas. —Estamos los dos montando a Pegasus y yo voy con los ojos tapados, otra vez. —Muy pocas veces me decís Nicholas y me pone bastante. ¿Podrás empezar a gemir ese nombre más seguido? —¡Pervertido! ¿Hay algo que no te ponga? —Le pego en la espalda y él ríe. —Sinceramente, viniendo de vos, no creo que haya algo que no me ponga, pero si lo encuentro te aviso. —Vuelvo a pegarle—. ¡Llegamos! Me ayuda a bajar de Pegasus. Estoy totalmente desorientada y cuando me saca la venda de los ojos no lo puedo creer. —¿Q
NICHOLAS —Tenes que trabajar —dice Davina mientras paso la lengua por su marca y ella se estremece—. Basta, Nicholas. —Vos viniste a buscarme. —Le digo sin salir de su cuello. Es que es verdad, apareció en el despacho moviendo sus caderas en un vestido cortísimo y pretende que yo no la siente en mi regazo—. Viniste a seducirme, ahora no te eches para atrás. —¡No vine a seducirte! Vine a decirte que los cachorros van a empezar a ir al kinder de la manda. —Bueno, ya me lo dijiste ahora podemos ir a nuestra habitación a probar nuevas posiciones. —¡Nicholas! —Intenta levantarse pero la aprieto más a mí. E
DAVINA Estoy sentada en la cabecera de la enorme mesa mientras golpeteo mis uñas en esta. Es la hora de almorzar y estamos esperando que estos desastres andantes decidan despertarse. Mi suegra, y los hermanos de Nick están encantados con la situación, mientras mis cachorritos miran a todos lados sin entender qué pasa. Argo aparece del lado donde queda su habitación, con Christopher quien se agarra la cabeza sufriendo una resaca inhumana. Para que un licántropo tenga resaca se deben haber tomado hasta el agua de los floreros. Los monos y Nick aparecen por el otro lado y lo único que hacen es gemir dolorosamente y quejarse mientras miran el piso. —Espoquepapi se potomal, Matt.
Último capítulo