DAVINA
—Bonita... —Escucho que Nick susurra pero ni siquiera puedo abrir los ojos, lágrimas siguen cayendo por mis mejillas y me arden tanto que aunque los abriera sé que no vería.
—Duele... —susurro y él me abraza más fuerte poniendo mi cabeza en su pecho.
No sé cuántos días pasaron. Solo sé que el dolor es tan fuerte que me tiene paralizada. Me duele todo, pero en especial me duele el corazón.
Mi mamá...
Mi papá...
Mi hermana...
NICHOLASEl llanto de Davina se me cuela en los huesos. Me duele tanto el pecho y siento un nudo tan grande en la garganta que casi no puedo respirar. No es mío, eso es lo peor. No es mi dolor, es el de ella. Entro a la cocina y están todos los monos tomando un café, también veo a Bella bastante cabizbaja.—¿Estás bien, Bella?—pregunta Harry.—No, me duele hasta el alma.—Es insoportable—digo—. Si nosotros nos sentimos así, imagínate ellos. —Los monos nos miran en silencio y Noah me da una sonrisa triste.—¿Hablaste algo con Argo?
DAVINA—Mañana cumplís años. Me gustan los cumpleaños. —Me susurra Nick en la oreja mientras me acurruco contra él, a punto de dormir.Asiento mientras río por las cosquillas que esto me produce y lo abrazo con más fuerza. Lo abrazo con tanta fuerza que me sorprende que no se parta al medio. Estos días fueron los más jodidos que pase en muchos años. Sentía una fuerza negra tirar de mi cuerpo hacia la cama. No me podía levantar, no podía moverme, ni comer... Solo lloraba y Nick no se alejó ni un segundo de mí. Lo amo tanto que podría explotar.—Te amo, bonito.—Y yo te amo a v
NICHOLAS —¡Davina! —grito desesperado mientras corro hacia ella, está tirada en el piso, saco la espada que atraviesa su corazón que cada vez late más lento. Gruesas lágrimas me ruedan por las mejillas, no siento nada más que terror. Todo es dolor, todo es negro. Siento como se me encoge el corazón, se me revuelve el estómago y se me aprieta el pecho. No puedo respirar. Solo abrazo el cuerpo de Davina mientras grito y lloro. —Ha-hablaron. —Me dice ella, abriendo sus preciosos ojos—. Los me-mellizos hablaron y me-me dijeron mamá —dice con su hermosa sonrisa. Es verdad, es la primera vez en meses que hablan y le dijeron mamá. —Ayulala.—Escu
DAVINAAbro los ojos y los vuelvo a cerrar rápidamente. Siento que el brazo me duele, cuando miro tengo una aguja clavada en este, me doy cuenta que me inyectaron un suero. Ni siquiera reconozco el lugar donde estoy. Todo es blanco y reluce, estoy enchufada a varias máquinas que hacen sonidos extraños.Una mata de pelo dorado duerme en una silla al lado de mi cama y me abraza las piernas con fuerza, como si no quisiera que me escape. Estiro la mano y siento todos mis músculos agarrotados, ¿hace cuánto tiempo estoy así? Estiro un poco más hasta llegar a ese suave cabello y le hago mimos. Argo se remueve sin soltarme, abre un poco los ojos, me sonríe y vuelve a cerrarlos. De repente veo como vuelve a abrirlos rápidamente y se tira encima de m&i
NICHOLASSoy padre. Soy papá. Los dos cachorros más lindos que vi en mi vida me dicen papá y a mi novia le dicen mamá. Ni siquiera tuve sexo con ella y ya somos padres, esto es fantástico.Cuando Ellie me dijo 'papi' con toda su voz femenina e infantil sentí que se me congelaba la sangre. Era como si nada me corriera por el cuerpo. Fue lo más lindo que escuché alguna vez pero no quita que esté cagado de miedo.—¿Cuánto tiempo más va a estar así? —pregunta Harry.Estoy con los monos en mi despacho, sé que hablan y me llaman pero yo no reacciono. Solo puedo mirar un punto fijo en el techo y ahogarme en
DAVINA Tomo sus mejillas entre mis manos y lo acerco más a mí, jadea cuando de improviso mordisqueo su labio inferior. Aprovecho para meter mi lengua en su boca y que se encuentre con la suya en esa danza que tanto adoro.Hace un poco de presión y dándonos vuelta quedo debajo de él. Se escucha un trueno que me hace estremecer y las luces de toda la casa se apagan iluminándonos simplemente con la luz de la chimenea. —Mierda —murmura él, mirando por todos lados. —Justo hoy se te tenía que ocurrir venir a la cabaña del lago. Él se ríe y niega con la cabeza. Me mira y vuelve a atacar mis labios, este beso ya no es tierno y dulce; es fogoso, pasional, necesitado. Él necesita este beso. Está diciéndose que e
NICHOLAS —¿Terminaron? —Y una m****a terminamos, ni siquiera empezamos. No nos estás contando jodidamente nada. —Ruedo los ojos y vuelvo a concentrarme en la computadora mientras tomo un vaso de whisky. —¿No tienen nada mejor que hacer? Ustedes tres, bendita Protección de la Manada, ¿no hay nada para proteger? ¿Noah, no tenes alguna reunión de Betas a la que asistir? —Todos me miran con el ceño fruncido mientras me acorralan. —¡Por la Diosa! Siempre nos contamos todo. Habla, por favor. —Ellos quieren saberlo porque son unas chismosas. Yo no quiero detalles, quiero saber que se sintió la mordida. Soy tu Beta, tenes que contarme.
DAVINA —Tus padres me odian. —Claro que no. ¿Quién podría odiarte, bonita? —Deja de querer halagarme y salí de ahí, estoy mal. —Lo siento reírse en mi cuello mientras deja besos en su marca que me hacen temblar. —No te odian, te lo prometo. —Gimo cuando pasa la lengua por mi marca—. Ay, ese sonido. Cuanto lo amo. —¡Basta! Estamos en tu despacho, Nicholas. Pórtate bien. ¿Y cómo no van a odiarme? Te dije perro pulgoso. —Como me pone que digas mi nombre entero, por favor. —¡Nicholas! Te estoy hablando en serio y ya tuvimos la conversación de que a vos