— ¿Lo mismo de siempre Adam? —preguntó Dione, Adam asintió.
— ¿Cómo sabes qué es lo que pido siempre? —le dijo extrañado, no le parecía malo sólo un tanto curioso.
—Billie lo comentó, —respondió la castaña —. ¿Te gustaría salir un día? —se atrevió a preguntar, Adam la miró y ella le dio una media sonrisa. Podía decirse que se encontraba nerviosa con su respuesta.
Adam sería su primer amigo en la ciudad y no quería arruinarlo.
—Claro, sí—respondió—. ¿Qué tal el sábado?
Los jueves siempre eran aburridos para todos, porque estaban entre los miércoles mitad de semana y los viernes de relajo. Pero a Billie le gustaban los jueves porque era el día en el que Adam solía quedarse más tiempo en la heladería. Desde la caja podía observar cómo escribía, en todo el tiempo que llevaba conociéndolo, no había tenido la oportunidad de leer algo escrito por él y cada tanto se preguntaba sobre qué escribía.Sabía sobre Dione desde el primer día, pero tenía la esperanza de que ella no fuese su centro de atención. Los escritores no debían hacer eso, ¿verdad? No debían permanecer en el mismo personaje siempre, podía hacerles mal.Adam no se había percatado de la mirada d
«Las noches se vuelven oscuras cuando no pienso en tiCreí que era porque eras la luzPero yo soy la luzTú eres la linterna que me acompaña»«Qué patético»—pensó—. «Ni si quiera rima»Arrancó la hoja de la libreta y la arrugó hasta formar una bola para así botarla a la basura. Era viernes por la noche y lo único que hacía era lamentarse, toda su papelera estaba llena de papeles y no sabía qué hacer.
Adam salió del baño listo para buscar qué podía ponerse en su salida con Dione. Se preguntó si era una cita o una casual salida de amigos, tenía sus dudas, no se había aclarado cuando aceptó salir.Si era una cita, debía vestirse bien pero si salían como amigos no era algo de qué preocuparse.Tomó el celular y llamó a Martin.—Hey, tengo que salir con Dione hoy y no sé si vestirme como salida de amigos o salida de citas—la llamó en voz alta— ¿Me llamas para esto? —preguntó Martin fastidiado, Adam rodó los ojos.—Sí, &iques
Adam entró a Sunny Ice más feliz de lo normal, miró a Billie que estaba atendiendo la barra y se acercó a ella.—Hey—le dijo, Billie le sonrió.—Hey—respondió—. Te noto resplandeciente hoy.—Ayer estuve todo el día escribiendo, sin pausas, sin molestias y sin nada que no me gustase—sonrió—. Me sentí perfecto.—Wow, que genial, me alegro mucho—dijo sincera—. Eso se merece un helado gratis.—Yo lo pago—habló.—No vamos a iniciar con esto otra vez—comentó—. De menta
Adam no quiso ir a Sunny Ice ese día, tenía que verse con Dione a las siete para conocer a su abuela y la idea le causaba ansiedad. Nunca había tenido que pasar por eso antes, había ido a casas de sus amigos, claro está, pero los conocía desde pequeños que esa idea de la primera impresión no estaba siquiera en su cabeza.¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir? ¿Cómo debía comportarse?Le había escrito a Martin sobre el tema y este sólo le dio el peor consejo (mentira, era el mejor) que alguien podía decirle:se tú mismo.¿Cómo era él mismo?Estaba tumbado en s
Adam faltó la semana entera a Sunny ice, le avergonzaba entrar y encontrarse con Dione luego de lo que había pasado, pero ese jueves decidió no ser un cobarde y afrontar los hechos. Entró y vio a Billie, sólo la saludó de lejos y se acercó a Dione quien estaba limpiando las mesas del lugar.—Necesitamos hablar—le dijo, Dione lo observó molesta pero decidió acceder a ello—. Quiero pedirte disculpas—Mmm...¿por qué me pides disculpas? ¿Por irte así como si nada o por ignorarme prácticamente toda la semana?—Fui un idiota.—Que bien que lo tienes claro.&
Billie tocó varias veces la puerta, una señora alta salió por ella, la miró extrañada—Hola, ¿qué deseas? —preguntó, Billie pasó sus manos por sus jeans.—Estoy buscando a Alan—la señora la miró con una sonrisa.— ¿Eres su novia?—No, no, sólo somos amigos—respondió, la señora asintió.—Claro—respondió—. Pasa, yo lo llamo.Billie pasó y se sentó en el sofá esperando a Alan quién bajó las escaleras y llegó a la sala
—Me gusta Dione—se dijo en voz alta cuando la imagen de Billie llegó a su cabeza—. Adam, te gusta Dione.Se lanzó a su cama boca abajo, no podía continuar escribiendo porque cada letra le recordaba a Billie. ¡Qué injusto era!Suma se subió a la cama y pasó su lengua por su cara, Adam se movió y luego se rió al ver a su perra.—Eres una niña muy loca, Suma—le dio un beso y la cabeza—. Si tanto solo todo fuese tan fácil, así como tú lo eres—la perra se subió a su pecho y se acostó sobre él—. Me siento tonto cada vez que te hablo porque sé que no me entiendes.Miró su