Jazmín y Leandro despertaron desorientados cuando alguien tocó la puerta de su habitación. Leandro fue el primero en ponerse de pie, con el rostro confuso y el corazón acelerado. Se precipitó a abrir la puerta, creyendo que podría haber alguna acción de Julieta en contra de su hijo. Al abrir, vio a Oliver— Perdón por la hora, señor. Encontramos a la señora Ju… madre de la señora intentando huir de la mansión — dijo Oliver, con la voz grisJazmín se sorprendió y salió de la habitación rápidamente, bajando las escaleras a toda prisa. Al llegar al vestíbulo, vio a su madre — o más bien, a Julieta en el cuerpo de su madre — sujeta por dos hombres de seguridad.— ¡Suéltenla! — gruñó Jazmín con autoridad, sorprendiendo a los guardias e incluso a Julieta. A pesar de la sorpresa, Jazmín descartó cualquier posibilidad de mostrar cariño después de todo lo que habían pasado.Julieta, sintiéndose humillada y derrotada, miró a Jazmín con resentimiento. La tensión en el aire era palpable, pero alg
Jazmín despertó con un suspiro profundo, como si emergiera de una densa niebla. La familiaridad del cuarto la rodeó: el papel tapiz floral, las cortinas traslúcidas y el antiguo ropero de su tía. Sentía una mezcla de desorientación y consuelo. Era como si hubiera viajado en el tiempo, a un lugar seguro y conocido. Pero había algo distinto, una sensación de vacío en su memoria.Unos suaves golpes en la puerta rompieron el silencio. Su madre entró con una sonrisa cálida, husmeando en el ropero.— Cariño, debes despertar. El abuelo Belmont vino a la casa a visitarnos — dijo mientras sacaba un vestido azul. La sorpresa paralizó a Jazmín, sus ojos se llenaron de lágrimas. No recordaba cuándo había visto a su madre por última vez, pero allí estaba, viva y presente —. El abuelo me estuvo hablando de tus calificaciones en la escuela, y le gustaría que seas entrenada para ser una emprendedora. Te dará una...Antes de que pudiera terminar, Jazmín respondió: — Sí... sí acepto.Las palabras salie
El día del cumpleaños de Jazmín llegó con una atmósfera de alegría y celebración que llenaba la casa. Los preparativos habían sido meticulosos, y la casa estaba decorada con globos, guirnaldas y flores, todo en tonos pastel que reflejaban la esencia delicada y luminosa de Jazmín. La música y las risas resonaban, mientras los amigos y familiares se reunían para celebrar este día tan especial.Roberto, con una sonrisa radiante, presentaba a su nueva novia a todos. Ella era una joven encantadora, y se notaba que Roberto estaba profundamente enamorado. La madre de Roberto, que había causado tantos problemas en el pasado, ahora estaba en un centro psiquiátrico, donde recibía el tratamiento que necesitaba. Su ausencia había traído una calma renovada a la vida de Roberto y su familia. El padre de Roberto, quien todos habían creído muerto, estaba vivo y pronto llegaría con alguien más.Jazmín estaba en el centro de todo, rodeada de sus seres queridos. Su madre y su padre la observaban con org
Habían pasado tres años desde aquel memorable cumpleaños en el que Jazmín y Leandro se reencontraron. Ahora, la casa estaba llena de vida y risas mientras celebraban el baby shower de su primer bebé. La felicidad irradiaba de todos los rincones, y Jazmín, con su vientre abultado, no podía contener la alegría que sentía al estar rodeada de tanta gente que la amaba. En su vida anterior, nunca había experimentado un amor tan abundante.La fiesta estaba en pleno apogeo. Amigos y familiares se movían por la sala, disfrutando de la música, los juegos y la deliciosa comida. Leandro estaba a su lado, su mano apoyada protectora sobre su vientre. Ambos compartían miradas llenas de amor y complicidad, soñando con el futuro que les aguardaba como padres.En ese momento, Oliver, se acercó con una caja de regalo envuelta en un papel dorado.Leandro miró la caja con cierta desconfianza y, con un gesto protector, pidió a Oliver que la abriera. Oliver asintió y, con cuidado, desató el lazo y levantó l
Pasaron varios años desde que Jazmín y Leandro decidieron unir sus vidas y formar una familia. Ahora, con un hijo corriendo por los pasillos de su espaciosa casa y otro en camino, la vida les sonreía con la calidez de una tarde de primavera. Jazmín, la heredera de una casa de renombre, y Leandro, el dueño del conglomerado Belmont, habían encontrado en su hogar el refugio perfecto para sus sueños y esperanzas.Roberto, había tomado las riendas de la presidencia de su ciudad natal. Con su prometida a su lado, se había convertido en un líder querido y respetado. Mientras tanto, Daniel seguía disfrutando de su soltería con la misma intensidad con la que vivía cada momento. Jazmín recordaba con cariño que Daniel había conocido a una hermosa enfermera en el pasado, quien había atendido a Leandro durante uno de sus episodios más críticos. Aunque el destino no los había unido, la imagen de aquella mujer seguía rondando en su mente.— Quizás podríamos ayudar. Daniel en esa vida, había presentad
Luego de ese peculiar accidente con ese galante hombre, Guissel volvió a su trabajo.— ¿Qué te pasó? Te ves un desastre — dijo su compañero.— Ni me lo recuerdes — respondió —. Un pequeño accidente que me llevó a una gran situación.Su compañero la miró un tanto sorprendido y curioso, pero luego simplemente negó.— Tú y tu forma rara de ver la vida. Mejor cámbiate. El jefe pronto llegará — advirtió, y el cuerpo de la joven se tensó.Se puso a trabajar, haciendo todo lo que se le era encargado, hasta que la hora del café con el hombre que podría salvarla había llegado. Rápidamente se cambió de ropa y se puso a trabajar, porque la casa estaba llena. Gissel había estado planeando salir temprano esa tarde. Después de una jornada agotadora en la cafetería, ansiaba un momento de paz y quizás una charla tranquila con Fabio, el único hombre que alguna vez había intentado ayudarla en su vida pasada. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de cruzar la puerta, una voz familiar la hizo deten
Guissell y Fabio estaban sentados, la conversación fluyendo de manera más íntima y personal que nunca. Fabio la miraba con curiosidad, interesado en conocer más sobre ella.— Entonces, ¿te dedicas a preparar y servir cafés hace más de cinco años? — preguntó Fabio, con un tono que denotaba interés genuino —. ¿Nunca has aspirado a algo más?Guissell quería decirle que sí, que claro que había soñado con algo más, pero no podía. No podía porque estaba atrapada, marcada por un tatuaje que era como un contrato de sangre que la obligaron a firmar. Soltó un suspiro, tratando de mantener la compostura.— Para personas como nosotros no hay un futuro... — susurró, la voz cargada de resignación.Fabio la miró con una mezcla de compasión y curiosidad, pero antes de que pudiera decir algo, Guissell miró su celular. Vio un mensaje de su asqueroso jefe y forzó una sonrisa.— El deber llama — dijo, levantándose lentamente.— ¿Tienes que irte ya? Apenas serán las ocho — preguntó Fabio, notando la ho
Guissell sintió cómo su corazón latía con fuerza, como si intentara escapar de su pecho. La mirada de Fabio, intensa y cargada de emociones conflictivas, la mantenía atada a ese momento. Sabía que sus palabras eran sinceras, pero también que conllevaban un peso que ella aún no estaba lista para sostener por completo. A pesar de todo, asintió con la cabeza, confirmando lo que Fabio decía. No podía culparlo por estar herido. Después de todo, ella le había mentido, y eso era algo que no podía cambiar.“No le has mentido. No podías decirle la verdad sin conocerlo.”La habitación a su alrededor se sentía más pequeña, el aire más denso. Fabio estaba allí, no para tomar sus servicios, sino porque había algo más, algo que había cambiado desde que ella había renacido. Desde aquel día en que su vida había tomado un giro inesperado, se había sentido atrapada, sin poder hablar con libertad.Con cada movimiento, Guissell comenzó a desvestirse lentamente, sintiendo la vulnerabilidad que la inundab