Jazmín conducía con la mirada fija en la carretera, su mente aun procesando los recientes eventos. Mientras avanzaban por la autopista oscura y solitaria, algo en el retrovisor captó su atención. Una furgoneta negra que los había seguido desde el principio comenzaba a acercarse peligrosamente.— Roberto, esa furgoneta nos está siguiendo — dijo Jazmín, su voz llena de alerta —. Y se está acercando.Roberto, sentado a su lado, miró por el espejo y vio el vehículo acercándose rápidamente. Una sensación de inquietud se apoderó de él.— ¿Qué hacemos? — preguntó, su voz llena de preocupación —. Acelera.Jazmín mantuvo la calma, con las cosas que había vivido aprendió a mantener la calma en momentos críticos y su experiencia en situaciones de alta tensión entrando en juego, le ayudó a mantenerse fija en el objetivo, aunque nunca lo puso a prueba.— En la guantera hay un arma — dijo, sin apartar la vista de la carretera.Roberto la miró, claramente confundido por la situación. Abrió la guanter
Jazmín se acercó, observando la escena con una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que, a pesar de todo, Roberto seguía amando a su madre, aunque no fuera la real y esta situación era una prueba cruel para él.— Tenemos que llevarla a un hospital. Necesita ayuda — dijo Jazmín, su voz ahora suave y comprensiva.Roberto asintió, levantándose lentamente.— Sí, tienes razón. No podemos dejarla así — respondió, mirando a Oliver —. Asegúrate de que esté bien asegurada en el coche.Oliver asintió y, con la ayuda de su compañero, llevaron a Ana al coche. La colocaron en el asiento trasero, asegurándose de que no pudiera moverse demasiado.— ¿Estás bien? — preguntó Jazmín suavemente, rompiendo el silencio.Roberto asintió lentamente, aunque sabía que no estaba realmente bien. Había demasiadas emociones y pensamientos en su mente, y necesitaba tiempo para procesarlos.— Creo que sí. Sigo impactado, pero estaré bien — susurró —. Quiero que dejemos a mamá en la clínica y luego ver a Sofía.Jazmín
El ambiente en el hospital estaba cargado de tensión y emociones encontradas. Jessica prácticamente ignoraba a Roberto, resentida por todo lo que había hecho pasar a su amiga Jazmín.— Un gusto verlos a todos de nuevo — dijo Roberto, tratando de romper el hielo.Jazmín miró a Santiago y le pidió con un gesto que llevara a Roberto a donde estaban sus hermanos. Santiago asintió y condujo a Roberto fuera del alcance de las miradas inquisitivas.Jessica se apresuró a tomar la mano de Jazmín y la guio hasta la habitación donde se encontraba Leandro, acompañado por la enfermera que le gustaba a Daniel. Este, sintiendo una mezcla de nervios y seriedad, los siguió y saludó tímidamente a la joven enfermera, quien respondió con una sonrisa antes de retirarse.Daniel volvió a su habitual seriedad, mientras Jazmín cargaba a su niño en brazos, dándole muchos besos y tratando de encontrar consuelo en su inocencia.— ¿Sucede algo? ¿Alguna novedad? — preguntó Jazmín, con una mezcla de preocupación y e
En la habitación del hospital, el ambiente era tenso. Roberto estaba sentado al lado de la cama de su hermana herida, quien acababa de recuperar la conciencia. A su lado, en un sofá, Juan se encontraba con una expresión pensativa.— Jazmín acaba de irse a su casa a descansar — murmuró Juan, rompiendo el silencio.Roberto asintió, sin apartar la vista de su hermana.— Sí, lo sé — dijo el hombre.— Emm... creo que deberías aprovechar la oportunidad, hermano — dijo Juan, su voz cargada de una insinuación que no pasó desapercibida.Roberto frunció el ceño y cuestionó:— ¿Oportunidad?Juan lo miró seriamente y asintió.— Sí — respondió —. Conquistar a Jazmín, aseguraría nuestro futuro.Roberto le dio una mirada completamente fría a su hermano menor, pero este ni siquiera se inmutó y continuó:— No me mires así. Jazmín es la única heredera de todo, y con el tío casi muerto, también se queda con el dinero de él. Definitivamente tiene suerte.Roberto siseó con rabia. En el pasado, ya había co
Leandro había vivido semanas en un estado de agonía creciente. Cada día, al observar a Jazmín lidiar con esas personas que invadían su vida y perturbaban su paz, sentía una mezcla de impotencia y desesperación que le pesaba en el corazón como una losa. Sabía que ella era fuerte, que había desarrollado una coraza para protegerse de un mundo hostil, pero eso no hacía menos doloroso verla pelear sola, mientras él sentía que perdía la razón al no poder cambiar las cosas.Era una tarde gris cuando sucedió algo que cambió el curso de sus días de angustia. Leandro estaba en el hospital, con su bebé recién nacido en el cunero. El cuerpo no podía moverlo por su estado de coma; ya lo había deducido. Observaba a la criatura pequeña, tan frágil y llena de vida, mientras pensamientos turbulentos le asaltaban la mente. De repente, el sonido de voces elevadas lo sacó de su ensoñación.Se giró hacia la fuente del ruido y vio a Jazmín enfrentándose a una mujer que llevaba las marcas de un pasado torme
Julieta salió de la mansión de Jazmín con pasos decididos, la tensión en su rostro se desvanecía a medida que se adentraba en la oscuridad de la noche. Había pasado semanas estudiando cada rincón de los terrenos que rodeaban la imponente residencia, memorizando rutinas y descubriendo las debilidades del lugar. Conocía de antemano cómo reaccionaría Jazmín, y esa noche, todo se desarrollaba tal como lo había planeado.Mientras avanzaba, sus pensamientos se dirigían hacia la madre de Roberto. Su captura nuevamente la frustraba, ya que había sido su distracción perfecta en otras ocasiones. Pero la mujer había demostrado ser una idiota, incapaz de mantenerse fuera del alcance de sus enemigos.— Eres una ilusa, Jazmín. Una maldita ilusa — pensó Julieta con desprecio y en voz alta. Sabía que subestimar a sus oponentes sería su mayor error.Dentro de la mansión, el caos reinaba. Jazmín lanzaba órdenes a diestra y siniestra, tratando de mantener el control en medio de la creciente confusión. E
La subasta comenzó y, tras varias pujas por distintos inmuebles, llegó el turno del que interesaba a Jazmín. Gabriel le pasó discretamente una nota con la oferta máxima que su esposo había considerado prudente. Jazmín asintió y levantó la mano para hacer su primera oferta.La competencia fue feroz. Cada vez que alguien aumentaba la puja, Jazmín replicaba sin dudar. Sentía la adrenalina correr por sus venas, pero mantenía la calma exterior.— Quinientos mil — dijo Jazmín. Todos la miraron un poco sorprendidos.— Seiscientos — dijo una voz masculina en la misma dirección que ella, pero en otra fila.— Seiscientos… ¿Alguien da más?— Setecientos mil — reforzó Jazmín. Debía asegurarse de obtener ese terreno.— Setecientos cincuenta mil.— Mil — sentenció con furia hacia el hombre, quien la miraba encantado.El hombre asintió hacia ella y se rindió.Finalmente, tras una serie de aumentos, Jazmín hizo una oferta contundente que dejó a todos en silencio. El martillo del subastador cayó, y el
— Las fotos están circulando en todos los medios, señora. Ya están siendo comentadas en las redes sociales y algunos programas de noticias — explicó Santiago, su voz baja y seria —. Los internautas no lo están tomando nada bien.Jazmín respiró hondo, intentando calmarse y pensar con claridad.— Necesitamos controlar esta situación inmediatamente. Contacta a nuestro equipo de comunicación y gestión de crisis. Necesitamos una estrategia para manejar esto y mitigar el daño — ordenó con determinación —. Lo menos que necesito ahora es, que me emparejen con un desconocido.Santiago asintió y salió rápidamente de la habitación para cumplir sus instrucciones. Jazmín se quedó sola por un momento, mirando nuevamente las fotos en el celular. Sentía una mezcla de rabia y desesperación. Sabía que la gente hablaría, especularía, y que esto podría afectar no solo su imagen, sino también la estabilidad de la empresa y la familia.Levantándose de su asiento, caminó hacia la ventana de la habitación, m