!AAAAAAAAAAHHHH!!!! Daniel no solo cayó, sino que se aventó...
En la habitación del hospital, el ambiente era tenso. Roberto estaba sentado al lado de la cama de su hermana herida, quien acababa de recuperar la conciencia. A su lado, en un sofá, Juan se encontraba con una expresión pensativa.— Jazmín acaba de irse a su casa a descansar — murmuró Juan, rompiendo el silencio.Roberto asintió, sin apartar la vista de su hermana.— Sí, lo sé — dijo el hombre.— Emm... creo que deberías aprovechar la oportunidad, hermano — dijo Juan, su voz cargada de una insinuación que no pasó desapercibida.Roberto frunció el ceño y cuestionó:— ¿Oportunidad?Juan lo miró seriamente y asintió.— Sí — respondió —. Conquistar a Jazmín, aseguraría nuestro futuro.Roberto le dio una mirada completamente fría a su hermano menor, pero este ni siquiera se inmutó y continuó:— No me mires así. Jazmín es la única heredera de todo, y con el tío casi muerto, también se queda con el dinero de él. Definitivamente tiene suerte.Roberto siseó con rabia. En el pasado, ya había co
Leandro había vivido semanas en un estado de agonía creciente. Cada día, al observar a Jazmín lidiar con esas personas que invadían su vida y perturbaban su paz, sentía una mezcla de impotencia y desesperación que le pesaba en el corazón como una losa. Sabía que ella era fuerte, que había desarrollado una coraza para protegerse de un mundo hostil, pero eso no hacía menos doloroso verla pelear sola, mientras él sentía que perdía la razón al no poder cambiar las cosas.Era una tarde gris cuando sucedió algo que cambió el curso de sus días de angustia. Leandro estaba en el hospital, con su bebé recién nacido en el cunero. El cuerpo no podía moverlo por su estado de coma; ya lo había deducido. Observaba a la criatura pequeña, tan frágil y llena de vida, mientras pensamientos turbulentos le asaltaban la mente. De repente, el sonido de voces elevadas lo sacó de su ensoñación.Se giró hacia la fuente del ruido y vio a Jazmín enfrentándose a una mujer que llevaba las marcas de un pasado torme
Julieta salió de la mansión de Jazmín con pasos decididos, la tensión en su rostro se desvanecía a medida que se adentraba en la oscuridad de la noche. Había pasado semanas estudiando cada rincón de los terrenos que rodeaban la imponente residencia, memorizando rutinas y descubriendo las debilidades del lugar. Conocía de antemano cómo reaccionaría Jazmín, y esa noche, todo se desarrollaba tal como lo había planeado.Mientras avanzaba, sus pensamientos se dirigían hacia la madre de Roberto. Su captura nuevamente la frustraba, ya que había sido su distracción perfecta en otras ocasiones. Pero la mujer había demostrado ser una idiota, incapaz de mantenerse fuera del alcance de sus enemigos.— Eres una ilusa, Jazmín. Una maldita ilusa — pensó Julieta con desprecio y en voz alta. Sabía que subestimar a sus oponentes sería su mayor error.Dentro de la mansión, el caos reinaba. Jazmín lanzaba órdenes a diestra y siniestra, tratando de mantener el control en medio de la creciente confusión. E
La subasta comenzó y, tras varias pujas por distintos inmuebles, llegó el turno del que interesaba a Jazmín. Gabriel le pasó discretamente una nota con la oferta máxima que su esposo había considerado prudente. Jazmín asintió y levantó la mano para hacer su primera oferta.La competencia fue feroz. Cada vez que alguien aumentaba la puja, Jazmín replicaba sin dudar. Sentía la adrenalina correr por sus venas, pero mantenía la calma exterior.— Quinientos mil — dijo Jazmín. Todos la miraron un poco sorprendidos.— Seiscientos — dijo una voz masculina en la misma dirección que ella, pero en otra fila.— Seiscientos… ¿Alguien da más?— Setecientos mil — reforzó Jazmín. Debía asegurarse de obtener ese terreno.— Setecientos cincuenta mil.— Mil — sentenció con furia hacia el hombre, quien la miraba encantado.El hombre asintió hacia ella y se rindió.Finalmente, tras una serie de aumentos, Jazmín hizo una oferta contundente que dejó a todos en silencio. El martillo del subastador cayó, y el
— Las fotos están circulando en todos los medios, señora. Ya están siendo comentadas en las redes sociales y algunos programas de noticias — explicó Santiago, su voz baja y seria —. Los internautas no lo están tomando nada bien.Jazmín respiró hondo, intentando calmarse y pensar con claridad.— Necesitamos controlar esta situación inmediatamente. Contacta a nuestro equipo de comunicación y gestión de crisis. Necesitamos una estrategia para manejar esto y mitigar el daño — ordenó con determinación —. Lo menos que necesito ahora es, que me emparejen con un desconocido.Santiago asintió y salió rápidamente de la habitación para cumplir sus instrucciones. Jazmín se quedó sola por un momento, mirando nuevamente las fotos en el celular. Sentía una mezcla de rabia y desesperación. Sabía que la gente hablaría, especularía, y que esto podría afectar no solo su imagen, sino también la estabilidad de la empresa y la familia.Levantándose de su asiento, caminó hacia la ventana de la habitación, m
Eran las nueve y media de la noche y el bullicio del día ya había desaparecido, mientras Santiago conducía a Jazmín de regreso a la mansión Belmont. Había sido una jornada agotadora y llena de tensiones, y Santiago esperaba que el entorno familiar le proporcionara a Jazmín un poco de consuelo y descanso. Sin embargo, conocía bien a su jefa; descansar no era algo que se permitiera fácilmente.— Señora, debería descansar un poco — sugirió Santiago con suavidad mientras estacionaba el coche en la entrada de la imponente mansión.Jazmín asintió, pero su mente ya estaba maquinando los próximos pasos.— Gracias, Santiago. Lo intentaré — respondió, sabiendo que no cumpliría esa promesa.Una vez dentro de la casa, el silencio envolvía cada rincón, excepto el sutil eco de sus pasos sobre los pisos de mármol. Sin embargo, en lugar de dirigirse a su habitación, Jazmín tomó un desvío hacia el despacho de Leandro. Su esposo aún estaba en coma, y la responsabilidad de la empresa recaía sobre ella m
El día amaneció brillante y cálido cuando Jazmín se dirigió a la empresa Belmont, decidida a enfrentar cualquier desafío que se presentara. A su llegada, Gabriel, el asistente de su esposo, la siguió inmediatamente, listo para dictarle las actividades del día.— Buenos días, señora Belmont — saludó Gabriel con formalidad —. Aquí tiene la agenda para hoy.Jazmín asintió mientras Gabriel comenzaba a leer la lista de actividades.— A las nueve de la mañana, tiene una reunión con el equipo de finanzas para revisar el presupuesto trimestral. Luego, a las diez, tiene una reunión con el señor Fabio Rymer y su equipo.Jazmín frunció el ceño al escuchar el nombre de Rymer. Aún estaba reticente a aceptar esa colaboración, pero sabía que debía mantener una actitud profesional.— Está bien, Gabriel. Deja todo preparado para la reunión — respondió con determinación.Justo en ese momento, Daniel, uno de los ejecutivos de confianza de la empresa, además de ser el mejor amigo de Leandro y, por ende,
Daniel, por su parte, llegó al hospital con un paso firme, su mente enfocada en una sola cosa, encontrar a Luna. Había algo en esa joven enfermera que lo había cautivado desde el primer momento, algo que lo hacía sentir ligero y ansioso al mismo tiempo. Se acercó al mostrador de recepción y pidió hablar con ella.— Luna, por favor — dijo con una voz que denotaba urgencia y suavidad a la vez, pero la recepcionista lo miraba confundido —. No sé su apellido. Castaña, ojos verdes y normalmente es la encargada de atender a el señor Belmont.La recepcionista asintió y llamó a Luna por el intercomunicador. En pocos minutos, la joven enfermera apareció en el pasillo, con su uniforme impecable y una expresión de sorpresa en el rostro. Al ver a Daniel, sus mejillas se tornaron rosadas y sus nervios empezaron a dominarla.— Hola. ¿Cómo estás? — dijo Luna, cerrando los ojos un instante, creyendo que fue la peor forma de iniciar una conversación. Sin embargo, para Daniel, era adorable verla nervio