Nathaniel y Charlotte conversaban un noche, después de haber hecho el amor, de Christopher y Emma, era un tema que ya no le hacía daño en especial a ella al ver el cambio realizado en la muchacha.

— Tu padre no se rinde con lo de conquistarla— dijo Nathan— ¿Por qué no se habrá decidido a aceptarlo, si hasta hacen buena pareja.

— Creo que son miedos o fantasmas que aún no supera, yo creo que pronto estarán soñando las campanas del matrimonio para mi papá— dijo ella.

— ¿Él te ha confiado algo? — quiso saber Nathan.

— No, pero conozco a papá y he aprendido a conocer a Emma y uno lee entre líneas, mi amor bello— dijo ella muy segura de su argumento— puedo más ganas de vivir en ella, el brillo en sus ojos es otro, por eso pienso que él está ganando terreno.

— ¿Y yo mi amor, tengo algo ganado contigo? — preguntó él con picardía.

Ella se subió sobre su esposo besándolo con pasión y respondió:

— ¡Todo, tú te ganaste todo conmigo mi amor bello!

— ¡Mmmmm! ¡No me beses así que no respond