CAPÍTULO 154. Una mujer inteligenteLa gente pensaba que ella era estúpida, lo habían pensado desde el mismo momento en que se había convertido en una niña hermosa. Y la verdad era que Nadia era impulsiva, sí, pero estaba muy lejos de ser idiota.La mitad de su vida la había pasado calculando, y la otra mitad haciendo hasta lo imposible para demostrar que era la más inteligente, la más capaz, la más astuta y por eso se merecía lo mejor. Sabía que era buena en demasiadas cosas, pero al parecer caerle bien a los malditos perros no era una de ellas.Apenas si había visto venir a los animales, los malditos ni siquiera habían ladrado, en lugar de eso lo primero y lo último que había escuchado habían sido aquellas pisadas veloces, demasiado cerca como para que pudiera escapar.El primer grito había llegado cuando la mandíbula de uno de los mastines se había cerrado ferozmente sobre una de sus pantorrillas. Su primera y única reacción había sido lanzar contra él el bidón de gasolina que tení
CAPÍTULO 155. Una oración contestadaEl tiempo pasa para las personas de forma distinta. Por un lado, para Samuel y Naiara era momento de reconstruirse, de buscar un nuevo camino y seguir adelante. Sin embargo, sabían que nada de eso iban a lograrlo a menos que dieran con la persona que había atentado contra sus vidas.Y por otro lado, Nadia parecía una bestia herida en todo el amplio sentido de la palabra, porque en los noticieros locales ya había salido su foto bajo la leyenda de “BUSCADA”, y prácticamente no podía sentarse a comer en ningún lugar decente sin que la gente se diera cuenta de quién era.Así que no le había quedado más remedio que seguir deambulando en aquella caravana traqueteante, rumiando su impotencia y su rabia mientras pensaba en qué demonios iba a hacer para devolverle aquel golpe a su hermana.—Es que no puede tener tanta suerte, ¡no puede tener tanta suerte! —gruñó frustrada, sin poder creer que Naiara hubiera esquivado aquella bala en particular.Y quizás era
CAPÍTULO 156. Una fugitiva capturadaDecirle a Samuel que él no podía participar porque solo era un civil era lo correcto, y también era lo más inútil que se podía hacer, el capitán de la estación lo sabía perfectamente. Así que en lugar de prohibírselo, simplemente le señaló una de las patrullas para que se subiera, porque era mejor tenerlo controlado que desobediente.Samuel no se lo hizo repetir dos veces, pero en el mismo momento en que se acercó a aquella patrulla, lo detuvo la llamada urgente de una mujer que venía corriendo desde el otro lado de la calle.—Samuel, espera, espera, ¡tengo algo que decirte, es importante! —exclamó la veterinaria de Villahermosa, pero Samuel no tenía demasiado tiempo como para escucharla, porque la primera patrulla iba ya de salida y no podía dejar que todas se le fueran.—Nuria, ahora no, por favor. Tengo que irme, pero en cuanto regrese te aseguro que me paso por la clínica.—Samuel, pero es que es importante, los análisis de los mastines ya sali
CAPÍTULO 157. Una conversación entre hermanas—Tiene que estar desquiciada, no puede ser otra cosa —aseguró uno de los oficiales que estaba del otro lado de la ventana de cristal, y Samuel, que estaba a su lado, pensaba exactamente lo mismo.—Créeme que ese grado de mentira patológica, así, sin ningún tipo de remordimiento, de vergüenza... Eso tiene que ser un trastorno mental, tienes razón —murmuró.—Y ella tiene un punto —suspiró el oficial en respuesta—. Todas las pruebas que tenemos contra Nadia Bravo son circunstanciales, comenzando con el mismo hecho de su huida.—Pero todavía quedan las mordidas de los perros, ¿verdad? Quiero decir, ¿cuándo la van a revisar? —replicó Samuel.—Ya está llegando la forense. Honestamente no sé cómo funcionará eso, solo que ella es la que tiene que determinar, en caso de que tenga mordidas en el cuerpo, si esas mordidas fueron hechas por los dientes de tus mastines.Era evidente que eso tenía nervioso a todo el mundo, sin embargo, antes de que aquel
CAPÍTULO 158. De todo corazón.Por supuesto que del otro lado del cristal tanto Samuel como el capitán se echaron hacia adelante cuando notaron aquellas palabras de Naiara. Y ese instinto del bombero de que algo extraño estaba sucediendo se acentuó más que nunca.—¿De qué demonios estás hablando, estúpida? —escupió Nadia y Naiara se llevó las manos a la cara por un segundo tratando de recomponerse.—¿Los perros te mordieron? —le preguntó por fin y vio la expresión llena de sarcasmo y desprecio que su hermana le dirigía.—No sé de qué demonios estás hablando.—Nadia, por favor, contéstame, ¿te mordieron los mastines? ¿Los mastines de El Mirador? ¿Te mordieron?—¿Y crees que soy tan idiota como para admitir eso frente a ti? —replicó con rabia su hermana mayor—. ¡Solo quieres que lo admita porque eso me condenaría, esa sería una prueba de que estuve en El Mirador y le prendí fuego de una punta a la otra...! Y también es un gusto que no te voy a dar, hermanita. Puedo garantizarte que no m
CAPÍTULO 159. Una mujer peligrosaDe un lado de la ventana de cristal hermética estaba Samuel, más impactado que si le hubiera estallado una bomba en pleno rostro. No sabía qué hacer, no sabía qué decir, solo podía recordar que Nuria realmente estaba ansiosa cuando había intentado hablar con él. Sin embargo, no sentía ni un mínimo de culpa porque entendía que, aun sabiéndolo, no habría podido hacer nada a aquellas alturas.A su lado estaba el capitán de la policía hablando con varios de sus oficiales y, por supuesto, uno de ellos salió corriendo en busca de la veterinaria, para que declarara qué demonios estaba pasando y si por alguna terrible casualidad lo que fuera que hubiera encontrado en los perros o que tuviera la persona a la que habían mordido era contagioso.Y del otro lado del cristal estaba Naiara, intentando contener las lágrimas a pesar de todo, y su esposo sabía que era porque, aunque no la hubieran querido en su vida, el corazón de la muchacha era demasiado grande como
CAPÍTULO 160: Un resultado trágicoEl grito fue largo, hondo y furioso, sin embargo, no tenía nada que ver con la inyección sino con el hecho de que la paramédico le había clavado aquella jeringa en el brazo izquierdo, justo por debajo de la mordida del animal, y el dolor la habría hecho casi desmayarse de no ser porque los sedantes que venían en la inyección hicieron efecto extremadamente rápido.—Vamos, ayúdame aquí, por favor —exclamó el paramédico que dirigía, y uno de los oficiales se apresuró para quitarle las esposas a Nadia.A simple vista parecía que realmente estaba enferma, el color de la piel, la sudoración y aquellas enormes ojeras bajo sus ojos hablaban de que no estaba precisamente en su mejor estado físico, pero aun así los paramédicos tenían que revisarla antes de llevarla a un hospital para asegurarse de que fuera por la mordida y no por alguna otra cosa.—Por favor, necesitamos hacer una exploración rápida, envíenme un par de oficiales femeninas y que se retiren tod
CAPÍTULO 161. La declaración de un juradoAquella audiencia prometía ser un desastre. Desde el mismo segundo en que había empezado, Naiara había sabido que aquello sería un desastre, porque la expresión de su padre no podía ser más frustrada o llena de odio.Francisco, por otro lado, parecía absolutamente confiado en que lograría librarse de aquello. Los dos hombres no habían cruzado ni una palabra desde que el juicio había comenzado y aquel último día ni siquiera se miraban.Naiara pidió permiso para acercarse a su padre y hablarle, sin embargo, la asistente del juez le respondió con una educada negativa.—Lo siento, no pueden verlo hasta que el juicio termine —le dijo con delicadeza.—Lo sé, pero es que esto es importante, se trata de mi hermana, de su hija —intentó convencerla Naiara, pero no funcionó.—Comprendo, pero créame que no va a pasar más de media hora desde que esto comience hasta que termine, así que por favor solo espere media hora y le aseguro que podrá verlo.La mucha