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CAPÍTULO 1. UNA NOCHE ARRUINADA

CAPÍTULO 1. UNA NOCHE ARRUINADA

15 AÑOS DESPUÉS.

Naiara debía estar feliz. Debía estar más feliz que nunca, porque aquella era la primera noche del resto de su vida: la cena de ensayo de su boda. Al día siguiente se casaría con el hombre que amaba y comenzarían su historia de amor como marido y mujer. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba su sonrisa se iba borrando poco a poco.

Los aperitivos de la cena estaban llenos de aceitunas, y aunque podía parecer insignificante, aquellas pequeñas frutas la devolvían a los peores recuerdos de su vida.

Se encogió sobre sí misma como si pudiera sentir todavía el calor del incendio a su alrededor, o escuchar los gritos de su abuela. Era muy pequeña cuando todo aquello había pasado, pero se había quedado anclado en su memoria, haciendo que cada uno de esos recuerdos le doliera demasiado.

Y lo peor de todo era cómo su hermana y su madre no tenían ni el más mínimo cuidado en revivirlos. No les había importado que Naiara no quisiera que se incluyeran aceitunas en el menú. ¡Incluso los malditos vestidos de sus damas de honor eran de color oliva! Ya estaba acostumbrada a que su familia pasara por alto cada una de sus opiniones, pero que no les importara lastimarla en su propia boda… eso ya era demasiado.

Y para rematar, su hermana mayor, Nadia, iba vestida de blanco, tan arreglada y tan expresiva con todos que parecía como si aquella fiesta fuera totalmente en su honor.

Naiara se puso pálida cuando la vio pedir el micrófono para hacer un anuncio, y se apresuró a llegar a ella, tirando de su mano para evitar que alcanzara el aparato.

—¿Qué crees que estás haciendo? —la increpó llevándola a uno de los pequeños cuartos en el salón de eventos y cerrando la puerta para que nadie las escuchara.

—Solo voy a hacer un anuncio, hermanita, no es para tanto —respondió Nadia encogiéndose de hombros y Naiara sintió aquel nudo de rabia en lo alto de la garganta.

—No, no, ningún anuncio. Esta es la cena de ensayo de mi boda. Cualquier cosa no relacionada con eso no tiene cabida aquí esta noche —sentenció viendo cómo su hermana hacía un gesto de molestia.

—¿Y por qué no? ¡Solo voy a dar una noticia! ¡No es nada del otro mundo, no tienes que ponerte tan sensible! —espetó.

—Pues si no es nada del otro mundo, entonces espérate a otro día —gruñó Naiara—. Ya me estoy aguantando que mamá y tú hayan hecho lo que les dio la gana con el menú de mi cena, que le hayas dicho a mis damas de honor cómo vestirse y que vengas… ¡que vengas así, Nadia! ¡Es mi boda!

—¡Ay por favor! ¡Si no sabes arreglarte ese es tu problema! ¡Si tanto te molesta que destaque más que tú entonces no me hubieras invitado a tu boda, porque sabes que es imposible que eso no pase! ¡Solo míranos!

Naiara apretó los puños con un gesto de impotencia mientras sentía aquella opresión en el pecho. Nadia superaba el uno setenta de estatura, esbelta, radiante, sexi, toda una modelo. Y siempre sacaba eso a relucir comparándose con la “nerd mojigata”, como llamaba a Naiara.

—¡Niñas, niñas! ¡¿Qué están haciendo?! —La voz de Lucía Bravo las hizo girarse hacia la puerta y su madre entró con expresión incómoda—. ¿Qué es esto? ¿Por qué se están peleando?

—¡Porque Nadia quiere hacer un anuncio, y estoy tratando de explicarle que no es el momento ni el lugar! —sentenció Naiara y su madre miró a Nadia levantando una ceja emocionada.

—¿Quieres anunciarlo ya?

—Sí, mamá. Porrrr favorrrrr —respondió su hermana arrastrando las letras con el mayor sarcasmo del mundo.

—Espera. ¿Tú lo sabías? —reclamó Naiara abriendo mucho los ojos y su madre le hizo un gesto de hastío.

—Ay, no es para tanto. Tu hermana solo quiere anunciar algo importante que está pasando en su vida. ¿Cuál es el problema?

—¡Que esta es mi noche y se trata de algo importante que está pasando en mi vida, en la mía, mamá, no en la suya! —exclamó la muchacha.

—Ya lo sé, pero ella es tu hermana y la familia ya está reunida, ¿por qué no puedes dejar que les cuente algo? Eso no le hará daño a nadie —replicó su madre fastidiada mientras empujaba a Nadia para que saliera de allí.

—¡Entonces reúne a la familia en otro momento para que ella les diga lo que quiera! —reclamó Naiara—. ¡Toda la vida ha sido así, Nadia no puede dejarme tener un momento…! ¡Mis momentos! ¡No importa cuánto me esforzara o qué ganara, ella siempre tenía que robarse el show! ¡Y sigue siendo así! ¡Todo tiene que ser siempre sobre ella, mamá!

—¡Y toda la vida te has quejado porque eres una egoísta! —replicó su madre con evidente molestia en su tono—. No puedes dejarla brillar ¿verdad? ¿Tanto te molesta que tu hermana sea feliz?

Naiara apretó los labios con impotencia porque de alguna forma su madre siempre acababa haciéndola sentir o parecer como la culpable, pero antes de que pudiera despegar los labios de nuevo para replicar, escuchó el sonido de unos toques sobre el micrófono mientras Nadia subía al escenario y llamaba la atención de todos.

—¡Querida familia, tengo una noticia sorprendente que darles hoy! ¡Y espero que todos me acompañen a celebrar esta noche porque… estoy embarazada! ¡Voy a tener un bebé!

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