Sobraba decir que Hasan Nhasir tenía de sobra dinero para negociar, pero si Massimo Garibaldi no estaba interesado en eso, entonces probablemente se tratara de pozos de petróleo o algún otro derecho de explotación para las minas de piedras preciosas de las montañas del suroeste de Arabia. —Mientras tus demandas no afecten a mi pueblo, tienes mi palabra de que las cumpliré todas —sentenció Hasan poniéndose de pie y Massimo hizo lo mismo. —En ese caso no habrá problema porque mis demandas solo te afectarán a ti —declaró con seguridad—. Lo que quiero es muy simple: a partir de ahora yo seré el padrino de todas las bodas en la familia y sobre todo el padrino de los nuevos niños, y tú no tienes permitido regalar chupetes ni biberones de oro a nadie. ¿Entendido? La mirada de Hasan vagó entre Massimo y Karim sin llegar a comprender, pero era porque en el fondo no sabía que Massimo Garibaldi era un celoso sin remedio. —Nada entre nosotros se trata de dinero —le sonrió el Conte de la ´Ndran
Su boca era tan dulce que sin importar cuánto Hasan se hubiera resistido, igual habría terminado cediendo ante ella. Era extraño, había sido de aquella manera cada vez, desde el mismo inicio en que Giulia Rossi había dejado su virginidad en su cama, aun así había sido su decisión y había logrado gobernar cada momento de intensidad entre los dos después de eso.Quizás no hubiera tiempo para pensarlo demasiado, después de todo solo le quedaban unas pocas horas juntos, porque si en algo Hasan había sido muy claro era en que no quería que Giulia participara en aquello.Así que solo se rindió a sus deseos, permitió que ella lo empujara sobre aquel sofá, desnudándolo despacio, y echó atrás la cabeza mientras la boca de Giulia recurría su pecho, bajando despacio sobre el abdomen tenso antes de seguir desnudándolo y tragarse aquella erección que le había provocado en un solo segundo.Hasan ni siquiera era capaz de describirlo, su cuerpo vibraba al compás de aquella lengua que lo dominaba y lo
El camino desde Dammam no era simple, más cuando habían tenido que entrar en absoluto secreto y las caravanas de silenciosos, disfrazados de comerciantes y civiles, se movían con lentitud por el desierto. Cada vez faltaba menos para la boda y para la ejecución de Mustafá, pero a medida que avanzaban, tanto Karim como Massimo notaban que Hasan parecía mucho más calmado.—¿Estás bien? —le preguntó su hermano de pronto en una de esas pocas veces que se detuvieron a descansar y a repostar combustible—. ¿Te duele la herida?—No, no es eso, tranquilo —respondió Hasan.—Estás muy callado. No se te nota la adrenalina por ningún lado y Massimo y yo estamos que estallamos —replicó Karim y Hasan respiró profundo antes de responderle.—No pensé… jamás pensé que esto pasaría. Odiaba a mi padre por ser un tirano, y me duele saber que no hay otra forma de hacer las cosas que no sea imponiendo la fuerza —confesó.Karim se quedó pensativo por un instante, pero finalmente despegó los labios con una son
Las calles eran un hervidero de personas mientras Giulia y Diana intentaban llegar al palacio. Aquella especie de revolución se había desatado en el momento mismo en que Hasan Nhasir había dejado ver a su pueblo que estaba muy vivo y que había regresado por su trono. Por supuesto que el ejército estaba de su parte, y el pueblo de Riad se había lanzado a la calle para apoyarlo. Por todas partes había peleas, y en los callejones más oscuros Giulia pudo identificar cadáveres con los colores de las Doce Tribus. —¡El rey está vivo!—¡El rey regresó! —¡El rey está vivo!Y solo en ese momento el corazón de Giulia comprendió cuán buen rey tenía que haber sido aquel hombre desde su ascenso al trono como para que hasta las mujeres se arriesgaran a salir a la calle en un momento como aquel, y apedrear a todos aquellos que habían participado en su ataque y que ahora “disfrutaban” de la ciudad como si fuera suya.Las puertas del palacio se abrieron completamente solo unos pocos minutos después
Siempre era lindo escuchar la voz de Mateo de Navia, más cuando aquel hombre siempre estaba dispuesto a ayudar a una Rossi o a una Hellmand. “¿¡Cancelación de cuentas?! ¡Tiene que ser una broma!” protestó Mateo fingiendo la mayor molestia del mundo. “¡No puedes hablarle al mejor hacker del mundo a esta hora de la madrugada para pedirme que cancele cuentas bancarias, niña! ¡Esa es una ofensa en toda regla!”-Bueno, si estás ocupado puedo pedírselo al “baby Orlenko”, que según dicen ya es tan bueno como tú.“¡Sí, claro, a riesgo de que la loca de su mujer lo mate!” se rio Mateo. “¡Ya me levanto! ¡Maldición, lo que uno hace por la familia! ¡Mi amooooor, necesito café!Y Diana hizo una mueca graciosa cuando escuchó a su tío Santiago amenazarlo con el tipo de café que le iba a dar a aquella hora. Sin embargo quince minutos después Mateo se volvía a poner al teléfono y rezongaba un “Listo”.-¡Eres el mejor! -le dijo Diana-. Cóbrate de lo que tengo en el Pozo. ¡Besos!Y levantó los pulgares
El corazón estaba a punto de reventarle cuando aquellos disparos llenaron el aire y todo el caos se convirtió en un silencio profundo y sobrecogedor. Ni siquiera lo había visto. ¡Maldición ¿cómo era posible que ni siquiera lo hubiera visto?!Pero de un segundo a otro solo había sentido el choque de aquel pequeño cuerpo contra el suyo y luego había visto aquellos hombres desplomándose en el suelo. Nadie había tenido que decirle que se trataba de ella, sabía que era ella, sabía que era Giulia, pero en el mismo momento en que intentó darle la vuelta solo escuchó un gruñido y retiró la mano instantáneamente de su hombro para encontrar sus dedos llenos de sangre.—¡Giulia! —aquel miedo se escapó por entre sus labios con un susurro y la atrapó entre sus brazos por temor a que se cayera, sin embargo aunque parecía que apenas estaba intentando enfocarse de nuevo , sus pies estaban firmes en el suelo.—¡Malak! —se escuchó el grito de uno de los ancianos que habían venido desde las aldeas y pro
El silencio en aquel edificio fue sustituido primero por las imprecaciones de los visires, que intentaban voltear aquella decisión contra el rey.Pero de nada sirvió que mencionaran las leyes, sus posiciones políticas o la opinión del resto del mundo cuando supieran que había enjuiciado a todo un parlamento sin derecho a largos y costosos juicios públicos. A Hasan simplemente no le importaba.—Vamos a dejar algo muy claro —sonrió mirando a cada hombre acusado en aquella sala—. Mi padre era un tirano, y aun así o quizás precisamente por eso, ninguno de ustedes se atrevió jamás a conspirar de esta forma contra él. Soy muy consciente de que el problema ha sido mío, que he tratado de que mi gobierno sea diferente. —Hasan respiró profundamente y negó con decepción—. Creí que siendo un rey bueno lograría que este país viviera en paz y prosperidad bajo mi gobierno, pero evidentemente me equivoqué. Ser un buen rey no siempre significa ser bueno, así que a partir de hoy procuraré corregir ese
Para el peso y la fuerza que tenía el carácter de aquella mujer, era increíble lo poco que pesaba su cuerpo. Hasan levantó a Giulia como si fuera una pluma y se giró hacia Karim.—Ya sabes lo que tienes que hacer —le dijo y un segundo después una camioneta se estacionaba frente al edificio del Parlamento y Hasan se subía a ella con Giulia en sus brazos.El corazón le latía como un tambor dentro del pecho, y ver que ya estaba demasiado cansada como para pelear con él lo asustaba aun más.—¡Vamos, nena, me juraste que ibas a estar bien! —la regañó sacudiéndola y la escuchó suspirar.—Estoy bien, solo tengo sueño porque llevo muchos días sin dormir, cuidando tu real trasero —protestó Giulia y a él le importó muy poco delante de quién estaban, solo le dio un beso en los labios y le suplicó que fuera fuerte solo un poco más.El mismo Mustafá condujo de regreso a Palacio y para ese momento ya los médicos reales los estaban esperando. El palacio contaba con la mejor clínica del país, así que