Alan sonrió cuando las primeras hojas del otoño comenzaron a caer. Había pasado casi un año completo desde la operación, y aunque no había dicho nada porque quería darle una sorpresa especial a Mar, ya había dado algunos pasos con seguridad. Faltaba un poco, quizás otro mes para que pudiera caminar con normalidad, pero había una fecha especial a la que Alan quería llegar por sus propios pies.Sin embargo aquel día cuando llegó a casa, se encontró con Michael sentado en un escalón de la terraza. Estaba tan silencioso y tranquilo que Alan se sorprendió, porque normalmente era un niño más activo.—¿Hijo estás bien? —preguntó acercándose y el niño se levantó, sentándose en una silla a su lado.—Sí, papi —respondió con claridad. En un año su lenguaje había crecido mucho y quizás por lo que le había pasado se había vuelto más maduro—. Estoy bien.—¿Qué pasa entonces? No puedes engañar a papá, sé que algo te preocupa. ¿No quieres contarme?Mitch se pasó la mano por aquella franja derecha de
—¡Estoy nerviosa, estoy nerviosa! ¡Estoy muy nerviosa! —exclamó Mar caminando de un lado a otro de aquella pequeña habitación y de repente la puerta se abrió.—¿Amor?—¡No, Alan, no entres! ¡¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia vestida de novia antes de la boda?! —le dijo ella asustada.—Cielo, ya hasta te hice el amor con ese vestido puesto ¿recuerdas? ¿En la tienda?—¡Pues doble maña suerte!Alan respiró profundo y su risa suave consiguió calmarla.—Nena, tú y yo no podemos tener mala suerte. ¡Somos tú yo! ¡Ya demostramos literalmente que podemos hacer cualquier cosa juntos! —le dijo Alan—. Y ya hemos demostrado que nos amamos, así que solo sal por esa puerta y déjame verte caminar por ese pasillo hasta mí ¿de acuerdo? Lo único que quiero es tenerte conmigo.Mar hizo un puchero y dos minutos después salía por aquella puerta. Obvio la marcha nupcial era muy lenta para su ansiedad, así que recorrió a paso de marcha de guerra la alfombra roja y le plantó un beso en los labios
Jana estaba a punto de cumplir los doce años y Michael tenía con ella la actitud sobreprotectora natural en un niño de su edad. Siendo sinceros era sobreprotector con todos, pero más con las chicas. Jana y Nathalia eran dos princesas para él, así que Alan y Mar vivían tranquilos porque si alguien les espantaría los novios sería él. —Listo, tu hermana está en la tienda de videojuegos intentando encontrar con qué vencerte —suspiró Mar—. Tenemos como media hora para encontrarle un regalo sorpresa. ¿Crees que nos dé tiemp...? Sin embargo no pudo acabar de hablar. Frente a ella de repente se detuvo una mujer que hizo que el corazón de Mar se detuviera. Michael la miró con curiosidad porque no la reconocía, pero su madre estaba muy segura de quién era a pesar de todos los años que habían pasado. Seguía siendo una mujer distinguida, pero su rostro había envejecido tempranamente. Nhora Vantchev la miró con preocupación y luego sus ojos se centraron en Michael, especialmente en aquella fran
SINOPSISLas gemelas Black tenían corazones de oro e instinto de fieras, Charlie lo sabía mejor que nadie porque había crecido con ellas. Sin embargo de las dos una era dulce y cariñosa ¡y la otra era su peor pesadilla!Faith y él estaban en el peor punto de su adolescencia rebelde cuando Charlie decidió alejarse lo suficiente como para poner un océano de por medio.Nadie supo jamás qué había pasado para hacerlo escapar, pero ni él mismo sabía que cuando regresara convertido en un hombre, el pasado seguiría allí, en forma de femme fatale, para demostrarle que había sentimientos de los que definitivamente no se puede escapar.PREFACIOA pesar de no tener ninguna relación de sangre, Kainn Black y Christopher Moe eran como hermanos, por tanto, era normal que sus hijos se criaran como primos.Charlie era solo unos meses más chico que las gemelas de Kainn, pero por más que intentaban, no parecían lograr hacer buenas migas de ninguna manera.Las chicas acababan de marcharse después de una d
CINCO AÑOS DESPUÉSLa universidad era un hervidero de estudiantes a aquella hora de la mañana, mientras Charlie y Michael se dirigían a las oficinas de inscripción de Oxford.—Se suponía que estudiaras aquí —murmuró Michael mirando alrededor, era una de las universidades más prestigiosas del mundo.—Ya sé, pero en lugar de eso vengo a pasar solo mi último año porque mi inoportuno primo tuvo que antojarse de sacarse el Master aquí —rezongó Charlie y Michael trató de aguantarse la risa.Le sacaba casi cuatro años de diferencia pero ya ninguno de los dos era un chiquillo.—Oye, para papá era importante que hiciera este postgrado, y ya me conoces, yo doy la vida por complacer a mi viejo —rio Michael—. A diferencia de ti que casi le provocas un infarto al tuyo cuando saliste huyendo de Londres.—¡No digas babosadas, Mitch, no salí huyendo! —gruñó Charlie.—¿Escapando, largándote, desapareciendo, fugándote...? ¿Prefieres otro sinónimo? —preguntó Michael con tanta naturalidad que su primo se
Quizás en otro momento, con más preparación, Charlie habría sabido exactamente qué responder. De hecho lo había estado pensando durante cinco años. ¿Qué diría? ¿Qué haría? ¿Qué actitud tendría cuando volviera a encontrarse con la loca desquiciada de Faith, que siempre andaba como cabra espantada, gritando, molestando, maldiciendo?...Pero en lugar de eso se encontraba una mujer entera, que a sus veintiún años ya había hecho operaciones para la ONU en zonas de peligro, que daba charlas sobre los derechos y la protección de las mujeres y que se conducía como una dama de sociedad, como una ejecutiva. Ya no le decía Gallino, ahora era Charlie con todas sus letras y en tono educado y diplomático... ¡Y eso sí que no se lo había esperado!—Bueno... Charlicito, supongo que te veré en casa —le sonrió Grace y tanto ella como Michael se turbaron al tratar de darse el beso/abrazo que era recibimiento y despedida a la misma vez.Grace salió corriendo detrás de su hermana y Michael por fin pudo apl
Su piel se erizó en el mismo momento en que su mano tocó la de Faith, como si un latigazo lleno de recuerdos bajara por su columna vertebral hasta castigar su entrepierna; así que el apretón duró menos que la mirada curiosa que la muchacha le dirigió.—¿Estás bien? —preguntó y él carraspeó, retrocediendo.—Sí... Sí, claro. Creo que será mejor que empecemos a trabajar ya, no hay por qué demorarnos —declaró y ella se levantó de inmediato.—Perfecto. ¿Empezamos con un recorrido por la empresa? —sugirió y lo vio asentir.Conocía aquellos pasillos como si fueran los de su propia casa, pero evidentemente mucho había cambiado en los últimos años y no le venía mal hacer un reconocimiento del terreno. La siguió fuera de la oficina y apretó los puños, haciendo un esfuerzo ímprobo por mirar por encima de la línea de su trasero mientras ella caminaba, mostrándole las viejas y nuevas secciones.Todos se alegraban de su regreso y lo saludaban con amabilidad, pero muy pronto Charlie se dio cuenta de
Los puños de Charlie se cerraron con fiereza en torno a los documentos, estrujándolos un poco en el proceso de contener aquella impotencia que ni siquiera sabía por qué sentía. No era un idiota, pero desde que eran niños todo era igual con Faith, lo sacaba de sus cabales, lo hacía perder los estribos y tomar malas decisiones, tanto si lo provocaba como si no.Y en aquel momento era más que evidente que no lo estaba provocando. ¡Y el maldito proyecto realmente era muy bueno!Se levantó de su silla y caminó con determinación hacia la oficina de Pequeñas Inversiones, pero antes de que alcanzara la puerta, un par de voces conocidas lo detuvieron.—¡Esto es un error, Faith, ese proyecto es espectacular! ¡Trabajamos tanto en él! ¡Tú misma dijiste que era excelente! —exclamaba el hombre con frustración.—Lo sé, Greg, y sigo creyendo lo mismo, pero la decisión es de Charlie —sentenció ella con paciencia.—¡Es que no es justo! Este proyecto estaba casi aprobado por ti, incluso firmamos el prec