CAPÍTULO 80. Demonios en paz

"¡Dime que está bien! ¡Por dios dime que está bien, Alan!", sollozaba Mar al teléfono mientras él intentaba que no se le escapara ni un solo gruñido de dolor mientras caminaba apurado hacia el pequeño cuarto donde habían internado a Michael.

—Tranquila mi amor, ya llego... ya estoy llegando, Mitch está bien, está b...

Alan abrió la puerta y lo recibió el grito feliz de su hijo.

—¡Papiiiiiiiii! —exclamó el pequeño corriendo hacia sus brazos y Alan respiró aliviado cuando lo vio corriendo y saltando como un cachorrito, como si no fueran las cuatro de la madrugada ni tuviera una gota de sueño.

—¡Campeón! ¡Ven vamos a ver a la mami que está asustada! —le dijo Alan activando la cámara y de inmediato comenzaron una videollamada para que Mar se quedara más tranquila.

"¿Mitch? ¿Mitch estás bien, mi vida? ¿Eh? ¿Cómo te sientes mi amor?", le preguntó Mar, que por fin pudo respirar bien cuando vio su sonrisa.

El pequeño estaba muy bien, feliz porque su papá ya había llegado; y en el otro lado de
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