—Nhora tenía razón. —Fue lo primero que dijo al teléfono cuando por fin miró arriba y vio aquel cuerpo balanceándose—. Brima no quería a su hijo porque está enfermo, es asmático, así que para él no era un heredero digno.Cerró los ojos por un segundo y tomó la boca del primer túnel que sabía que lo llevaría afuera."Por eso se llevó a Mitch, porque creyó que él sería mejor", murmuró Kainn al teléfono.—Así es. Los padecimientos de Mitch salieron después de que Mar vino a Los Ángeles, así que Sandor no tenía ni idea —murmuró Alan con voz gélida—. Necesito que hagas lo que planeamos, lleva a Mitch al hospital más cercano, pídele a Jackson que se ocupe del resto."Entendido, pero... ¿estás seguro de que quieres culpar a Sandor por esto? Ese tipo podría tomar represalias serias..."—No te preocupes, ya no está en posición de hacer eso."No me jodas, Alan, ¿y en qué posición está?", le preguntó su hermano preocupado.—En posición de péndulo —replicó la parte más oscura de Alan Parker, esa
"¡Dime que está bien! ¡Por dios dime que está bien, Alan!", sollozaba Mar al teléfono mientras él intentaba que no se le escapara ni un solo gruñido de dolor mientras caminaba apurado hacia el pequeño cuarto donde habían internado a Michael.—Tranquila mi amor, ya llego... ya estoy llegando, Mitch está bien, está b...Alan abrió la puerta y lo recibió el grito feliz de su hijo.—¡Papiiiiiiiii! —exclamó el pequeño corriendo hacia sus brazos y Alan respiró aliviado cuando lo vio corriendo y saltando como un cachorrito, como si no fueran las cuatro de la madrugada ni tuviera una gota de sueño.—¡Campeón! ¡Ven vamos a ver a la mami que está asustada! —le dijo Alan activando la cámara y de inmediato comenzaron una videollamada para que Mar se quedara más tranquila."¿Mitch? ¿Mitch estás bien, mi vida? ¿Eh? ¿Cómo te sientes mi amor?", le preguntó Mar, que por fin pudo respirar bien cuando vio su sonrisa.El pequeño estaba muy bien, feliz porque su papá ya había llegado; y en el otro lado de
Mar corrió hacia la puerta con el corazón acelerado y tratando de controlar el miedo que sentía. Sus pasos eran ansiosos y pesados, y su respiración se hizo profunda y agitada mientras gritaba por ayuda:—¡Kainn! ¡Kainn!Su desesperación se escuchó en toda la casa y de inmediato Kainn derrapó frente a su puerta—¿Qué pasa? ¿Mar...?—sus ojos se desviaron hacia Alan y el corazón se le detuvo al darse cuenta de lo que estaba pasando.—Es Alan —lo apuró Mar apretando los puños alrededor de una mano de Alan—. Se puso muy mal. Tenemos que llamar a una ambulancia, ¡ahora!Kainn no respondió, solo sacó su celular y le marcó al 911, llamando a gritos a una ambulancia.En la cama, respirando pesadamente y con las manos aferradas a las sábanas, Alan intentaba controlar aquellos gritos que le atenazaban la garganta. Su espalda dolía horriblemente, como si estuvieran cortándola con una sierra para madera.—Está bien, cariño —murmuró Mar tratando de mantener la calma—. Vamos a llevarte al hospital.
—¿Quieres que te pegue? —lo amenazó Mar con una sonrisa mientras se inclinaba para darle un beso suave en los labios—. Por supuesto que me importas tú, amor, solo tú. Tus patitas de perro de pelea son solo un adicional.—¡Espero por tu bien que hables de patitas de rottweiler! —suspiró Alan con dramatismo.—Yo pensaba más como de chihuahua, esos también dan pelea.Alan dejó escapar una carcajada baja mientras la sentía acomodarse contra su pecho y agradecer porque estaba vivo. Todo lo demás no importaba.Alan era un hombre fuerte, ya fuera de pie o sentado en una silla, y ella lo amaba más que a nada en el mundo, así que sin importar lo que viniera, lo enfrentarían juntos con determinación.Pocos minutos después la puerta se abrió y Gus llegó junto a ellos.—¡Gracias a dios que estás despierto! —dijo con alivio—. Será mejor que te examinemos. Mar, ¿nos das un momento, por favor?—Claro...—No, no hace falta —aseguró Alan—. Los dos sabemos que vas a atacar a la bestia de frente y quier
"Queridísimo padre:Espero que esta carta te encuentre revolcándote en tu miseria, que es lo único que mereces. No pretendo hacerte sentir bien, sino para que entiendas como me he sentido durante toda mi vida, y ya no me da la gana de seguir callado.Eres una mierd@ de padre, estoy profundamente decepcionado por lo mal que me has tratado como tu hijo. Fui el primero en llegar a tu vida, tu primogénito, y aun así no te alcanzó, tuviste que hacer un bastardo para sustituirme si yo no era lo suficientemente bueno y mira... ¡sorpresa, parece que así fue!Durante toda mi vida he sentido que eres mi enemigo, que me has estado vigilando, midiendo, y juzgando, y cuando algo sale mal me echas la culpa.Aunque te esfuerzas por ocultarlo sé que me desprecias. Pues adivina, el sentimiento es mutuo. Yo también te odio y te desprecio. Jamás nos hemos querido, pero hemos llegado al extremo de que soy como un extraño en tu vida, siempre me has tratado como una carga o como uno de tus subordinados. Si
Mar y Alan estaban sentados en la terraza mientras veían a los niños correr por el jardín. La tarde estaba fresca y agradable, y Mar tomaba una taza de café mientras Alan aparentemente estaba concentrado en el juego de sus hijos. Sin embargo su cabeza no estaba allí, sino en la barbaridad que estaría planeando Gus, porque por más que había intentado, no había habido posibilidad de hacerlo cambiar de opinión.—Alan... Alan... ¡Cariño!—¡Mi amor! —se sobresaltó él y Mar arqueó una ceja curiosa.—¿Estás bien? ¿Por qué te sobresaltas? —preguntó ella.—Nooooo. Por nada, por nada —murmuró el médico—. Es que estaba concentrado en los niños y eso.—Y eso...Mar lo miró con atención pero no vio nada más que pudiera alertarla.—Bueno... —dijo Mar buscando otro tema—. ¿Cómo va la fisioterapia? Me alegra que no te hayas saltado ninguna sesión hasta ahora, estoy muy orgullosa de ti.Alan se encogió de hombros con un suspiro mientras acariciaba su mano con cariño.—No me puedo saltar ninguna sesión
Mar parecía una amazona lista para el combate, y Alan ni siquiera estaba en posición de protestar. Literalmente estaba con las nalgas al aire entre dos mujeres locas así que solo cerró los ojos y rezó para que aquello no terminara en campaña de guerra.—¿Algo más que necesites? —preguntó Mar con tono desafiante y la masajista se encogió de hombros.—Pues yo estoy aquí para hacer mi trabajo —dijo con determinación—. Si no lo hago es a mí a la que despiden, así que lo tocas tú o lo toco yo, pero garantizo que alguien le va a tocar el trasero a este hombre en los próximos cinco minutos.Mar apretó los labios y lo pensó un momento. No le agradaba la idea de que toqueteara a Alan, pero tampoco quería que soportara dolor solo porque ella podía ponerse celosa.—De acuerdo —sentenció subiéndose las mangas de la blusa—. Te escucho, dime lo que tengo que hacer, pero manitas fuera que si no la que te va a mandar de regreso al hospital con un final feliz voy a ser yo ¿quedó claro?La chica subió
Un colchón nuevo... un colchón nuevo... ¿Para qué demonios quería él un colchón nuevo si no iba a poder dar ni un saltito sobre él?Estaba desilusionado y sin ningunas ganas de fingir el entusiasmo que Mar estaba esperando, pero ella parecía decidida a que aquel fuera el mejor colchón sorpresa de la vida.—¡Pero cierra los ojos, amor! ¿No te hace ni un poquito de ilusión? —le preguntó ella.—Sí, nena claro que sí —suspiró él.—¡Pues cierra los ojos!—¿Es necesario?Mar puso los ojos en blanco y sacó un trozo de tela de uno de sus bolsillos, mostrándosela a Alan con un gesto decidido.—¡Ya me imaginé que te ibas a poner de rezongón, así que vendado será! —sentenció mientras le daba la vuelta y le ponía la venda sobre los ojos.Alan no tuvo más remedio que dejarse hacer, y poco después ella empujaba su silla dentro del cuarto.—Solo para que lo sepas, el vendedor me dijo que este colchón es lo mejor de lo mejor, justo lo que tú necesitas... —le fue explicando a medida que lo ayudaba a p