Aranza estaba emocionada, todo el esfuerzo que había hecho por fin estaba siendo recompensado y ella se encargaría que así fuera, estaba en las oficinas de la constructora Osuna, la más importante del país, y pensar que próximamente ella sería la dueña de todo esto.
El corazón se le había acelerado un segundo, por fin tendría lo que se merecía.
- ¿Señorita Cervantes? — le llamaba la recepcionista de Gabriel.
- Sí, dígame— Aranza se levantó del sillón.
- El señor Osuna ya puede verla, adelante.
Aranza estaba emocionada, pero todo eso debía desaparecer para darle paso a su siguiente cara.
- Gabriel— la voz tímida e insegura que siempre utilizaba para conseguir lo que quería entraba en juego.
- ¿Aranza? — Gabriel estaba sorprendido, al escuchar el apellido nunca lo relaciono con ella— ¿Qué haces aquí?
- ¿Puedo pasar? — Aranza debía mantener un perfil bajo, hacerle pensar que era el quien mandaba.
- Claro adelante siéntate — Gabriel se levantó en dirección al bar que tenía en la oficina— ¿quieres algo de beber?
- No gracias, la verdad no sé si debería estar aquí. — se remueve incómoda en el asiento.
Para ese momento Gabriel ya había regresado a su silla y tenía un whiskey en la mano, Aranza tenía su total atención.
- Dime ¿qué pasa?
- Me da tanta vergüenza decirlo, pero no sé qué debo hacer.
- ¿De qué hablas? — Gabriel estaba confundido, no entendía por qué venía a él.
- Mira yo me siento culpable, Romina es mi mejor amiga y jamás había pensado en cruzar la línea pero… pero cuando te vi tan mal ese día… yo no pude contener más mis sentimientos hacía ti y me dejé llevar.
- No te preocupes— Gabriel se sentía viene con eso, después de esa pequeña venganza contra Romina, no tenía tanto coraje al ver a Romina nuevamente.
- Sí lo hago, porque esa única vez…
- Deja de darle vueltas Aranza, se directa.
Todo ese tiempo Aranza había mantenido la cabeza gacha y los ojos en el suelo pero los levantó para mirarlo directamente a los ojos y le dijo:
- Estoy embarazada Gabriel y tú eres el padre.
La sorpresa para Gabriel fue como un balde de agua helada que lo recorrió por completo.
- ¿Qué estupideces dices? Aranza, sólo estuvimos juntos una noche.
- Eso es todo lo que se necesita para embarazar a una mujer, yo tengo tiempo que lo sé pero no podía quedarme callada, cuando tu hijo crece dentro de mí.
Gabriel sonrió pero continuó.
- Vamos Aranza no eres una blanca paloma inocente, de cuantos hombres puede ser esa criatura que me la quieres colgar a mí. Seguro soy el mejor postor ¿no?
- ¡Eres el padre Gabriel! Tengo tiempo enamorada de ti, tengo mucho tiempo que no estaba con nadie, no hay otro posible padre, como dices tú. Sólo te pido que dejes de ofenderme con tus acusaciones.
Gabriel se levantó de la silla. Esto era una noticia sorpresiva, pero también inesperadamente conveniente.
- No estaba dispuesto a dejarse engañar pero y si, si era su hijo, no lo dejaría desprotegido, un Osuna lo merecía todo y sólo había una manera de saberlo.
- Aranza, mira dejaré de ofenderte, tal como dices— aunque el tono de incredulidad no había sido modificado ni un ápice — pero tengo que estar seguro, no solo yo sino mi padre también.
Aranza solo asintió.
- Le haremos una prueba de adn si es positiva, hare todo para que ese bebe tenga lo mejor.
- Me da miedo Gabriel.
- ¿Qué no sea mío?
- ¡No! Que Romina sepa y quiera hacerle algo al bebé por coraje o venganza.
Los ojos de Gabriel cambiaron, solo la mención de Romina lo hacía desear desaparecerla.
- Por ella no te preocupes, se quedó sin nada y así seguirá ¿qué puede hacer una mujer que no tiene ni para comer?— cada palabra le sabía dulce al pronunciarla.
- ¿Sabes dónde está entonces?— Aranza quería saber todo lo que el supiera, quería ver las probabilidades de que hablaran o arreglaran su situación.
- No, ni me interesa realmente, lo que sí sé es que vino y le dije todo lo que me había quedado pendiente no tuvo fuerza ni para responderme, así que sólo se fue la sinvergüenza.
- Bueno, entonces me quedaré tranquila.
- Cuídate, deja tu número de cuenta con mi secretaria y te mandaré dinero para los cuidados en cuanto se pueda hacer la prueba la realizaremos ¿Entendido?
- Sí, no te preocupes.
Al quedarse sólo, Gabriel se puso a recapitular, la condición de su padre para no quitarle todo era tener un heredero, aunque había conseguido a una “esposa adecuada” por lo visto era infértil o algo parecido.
Aranza no era lo que habría esperado como esposa de un Osuna y su padre daría el grito en el cielo, y eso sería maravilloso.
La condición se cumpliría iba a tener a su heredero solo que no de la mujer que él había elegido, sería una venganza divina, claro que primero tendría que asegurarse que ese bebe fuera suyo, no quería terminar igual que muchos idiotas, manteniendo hijos ajenos.
- ¡Qué horror!— dijo al sentir un escalofrío solo con pensarlo.
Fuera de las oficinas Aranza estaba en su auto, que no cabía de la emoción.
- Por fin tendré todo lo que merezco, y no tendré que estar mendigando por unos cuantos pesos. Hoy será un dia maravilloso, y días como estos solo ameritan ir a ver a mi gran amiga.
Era temprano aun, así que tenía tiempo de visitarla verla antes de entrar en su horrible y deplorable trabajo.
- Esa será la cereza del pastel.
Encendió el auto y llamó a Romina para que le dijera dónde podían verse.
- ¡Amiga! ¿Cómo estás? — Aranza no podía contener su alegría.
- Hola amiga, bien ¿ y tú?
Si claro, pensó Aranza.
- Qué bueno, oye ¿podemos vernos hoy? Te extraño.
- Amm déjame ver— unos segundos después regreso a la línea— sí claro, te paso la dirección y me dices a qué hora vendrás.
- Pues solo lo que hago de camino.
- Está bien aquí te espero.
Romina colgó la línea, y Aranza estaba emocionada de ver dónde se estaba quedando Romina, por fin las cosas se estaban acomodando como siempre debieron ser.
¿Que piensan de los acontecimientos ?
Aranza había manejado casi una hora, ¿dónde diablos vivía Romina? En ese punto le daba miedo hasta bajarse del auto, seguramente se lo iban a desmantelar en lo que estaba con su amiga. Pero bueno, pensó también, valdrá la pena verla llorar o algo por el estilo, un auto era lo de menos ahora que tenía dentro de su vientre al primogénito de Gabriel Osuna. Se sentía pletórica ante todo lo que sabía que llegaría a su vida, sin dudarlo más Aranza bajó del auto directo a la puerta que le indicaba la dirección, que tortura tres pisos de escaleras. ¿No podía vivir en la punta de un cerro? Pues esto era bastante cercano. Por fin había llegado. — Amiga pasa, que bueno verte— Romina la recibió con un abrazo y un beso para hacerla pasar. — ¿Aquí vives? — El lugar era del tamaño de una caja de zapatos, perfecto para una ratita como Romina, la barra de su energía iba aumentando, ver todo eso la motivaba a seguir. — Sí vivo con Eve. — O que bien, es un lindo… lugar. — Dijo Aranza al mismo
Romina estaba impresionada por los agiles movimientos del hombre que la estaba protegiendo, era rápido para interceptar cada uno de los ataques del ladrón, entre las sombras ella alcanzaba a vislumbrar sus fuertes brazos y los movimientos estratégicos para no ser lastimado.Ella estaba en completo silencio, preguntándose, ¿Cómo podría agradecer ese gesto de parte de un desconocido?El hombre terminó dando un golpe en el abdomen del agresor haciendo que se doblara del dolor soltando el bolso de Romina.La mole de músculos se agachó para recogerlo y dárselo a la dueña, al enfocar la vista más detenidamente, ella se quedó encantada con un par de ojos color aguamarina, profundos y brillantes, un rostro completamente atractivo, que la hizo soltar el aire que no sabía que estaba reteniendo.— ¿Estás bien? — Dijo el hombre, quien al estar tan cerca Romina, ella pudo reconocer como su apuesto cliente frecuente el restaurante.— Si, muchas gracias — fue todo lo que pudo expresar Romina, ya qu
Ya había arreglado la cama y se había puesto una pijama sensual, estaba en su habitación así que podría volverlo loco de deseo unos días hasta que fuera prudente comenzar de nuevo su vida sexual.Aranza sonrió ante la idea, y al ver a la bebé que por fin se había dormido, agradeció en silencio a la señora que había contratado para cuidarla, una cosa era ser su madre y otra muy distinta desgastarse en mantenerla viva.Aranza no sabía que escuchar a un bebé llorar iba a ser tan irritante, pero ¿es que esas cosas pequeñas no se cansaban nunca? esperaba que al cambiarse a vivir con Gabriel pudiera dormir en el otro extremo de la casa y descansar de tanto llanto y quejido.De repente se escucharon golpes en la puerta, era él. Se acomodó, quería que la viera vulnerable, así podría despertarle el instinto de protección. — Adelante— Aranza estaba desarreglada y sin maquillar, quería lucir como toda una madre primeriza abnegada y sobre todo dedicada a su familia.— ¿Aranza? — Gabriel se que
Con el cuerpo sin fuerza pero con el alma desgarrada y con todas las ganas de tener justicia, Romina se encaminó con la ayuda de Evelyn a la comandancia del área, necesitaba demandar las irregularidades del hospital, su hija debía estar con ella y haría lo necesario para que así fuera.No sabía si ella era la primera o cuántas mujeres más tenían el mismo dolor que ella sentía, Dios tal vez eran años de tantas irregularidades, y estaban indemnes, ¿Qué hacían con los bebes si estaban vivos?¿Podrían tener la frialdad de venderlos? Si estaban muertos ¿para qué los querían?Horas después de haber llegado, sin que nadie se las escuchara cuando pedían que las atendieran, un oficial de policía se acerca a ellas.—Diga que necesita. — el aspecto del policía era brusco, y su rostro decía más que su boca, estaba harto de estar ahí y no pensaba ocultarlo.— Vengo a poner una demanda— Romina estaba débil pero firme en su decisión, necesitaba como mínimo despedirse de su amada hija, de su pequeña
Emir había ido varios días a la cafetería dónde trabajaba Romina, pero ella ya no había regresado, tenía entendido según su investigador que ella ya había tenido a su bebé pero deseaba verla.Él no había sido consiente del apego que había desarrollado con el pasar de los meses, se sentía en paz sólo con el hecho de saber que podría verla una hora en silencio, en su ambiente, siendo sólo un espectador.Su tranquilidad emocional se conformaba con eso, verla feliz le dejaba soñar con un universo alterno en el que si su esposa no lo hubiera conocido, podría haber sido feliz como ella.Llena de vida y plena,—Pero no.Su mente lo contradijo regresándolo a la realidad, su esposa Alegra había muerto junto a su pequeña hija y eso era culpa sólo de él.Su corazón recibió el golpe de realidad como siempre, tratando de sobreponerse a una losa pesada que lo aplastaba con la intención de deshacerlo en mil pedazos.— Señor Palacios. — su asistente y mano derecha había llegado.— Dime. — Por fin
Gabriel está en la habitación de Aranza, pero más que nada, observa a la pequeña criatura que duerme plácidamente en su cuna decorada con pequeños animalitos.— Gabriel— lo llama Aranza— ¿ya decidiste el nombre que le pondremos a nuestra hija?Aranza sabía que al ponerle el nombre a una criatura tan pequeña inmediatamente se crea una conexión inconsciente, y eso era lo que ella quería provocar en él.Que se enamorara de la niña de tal manera que ya no supiera que hacer si no la tenía, y con ella venia incluida su madre, siempre era así.— Aún no lo decido. — Gabriel sentía que las manos le quemaban de ansiedad por cargarla, porque muy en el fondo sabía que ella era parte de él, pero debía mantenerse cuerdo, tranquilo y calculador.Después de ver el resultado, el sabría qué hacer. Tenía cientos de ideas para poder convivir y ayudar en el buen crecimiento de esa pequeña, muchas historias que contar y sobre todo muchos abrazos para darle, pero necesitaba tener la certeza que sí era
La tensión estaba tan densa que podría ser cortada con una mano, cada uno de los presentes estaba defendiendo su punto antes esta situación.— Repítelo—Dijo Roberto escrupulosamente— ¿Quién eres?Aranza no podía pasar desapercibida la mirada de odio que recibía de Roberto pero tenía que mantener su papel, indistintamente en algún momento todo lo que era de ese señor, seria de su hija y ahí ella sería una mujer libre, todo era cuestión de tener paciencia y una estrategia.— Me…. Llamo— Hizo un alto para mantener la imagen de sumisión ante ese hombre— Aranza Cervantes, y soy la mamá de su nieta— quería mantener presente que relación tenían.— Y quiero saber, señora— Roberto no podía evitar que la palabra se le atorara en la garganta— ¿cómo quedó embarazada de mi hijo?- El idiota pensó.— Fue… algo que solo pasó-.ella quitó su mirada para dirigirla al piso.— Papá es muy grosero que preguntes esas cosas, ya basta de estar avergonzándola— ¿Basta? Tú a mí no me dices basta, mocoso inút
Aranza estaba viendo su vestido, aunque no era lo que realmente hubiera deseado para un momento como ese, tenía claro que para cumplir con su meta tendría que hacer alguna clase de concesiones y ésta sería una de ellas.Después de pensar tanto en muchas formas de salir adelante, quien le iba a decir que el momento para hacerlo sería uno que no había estado buscando, bueno pues así sucedió, bueno no exactamente pero bueno, se dijo lo importante aquí era el vestido ¿Verdad?El vestido que estaba vistiendo ella en ese momento era largo hasta el piso con escote en V en la parte del pecho, tirantes delgados, el estilo era pegado al cuerpo hasta la cintura para que a partir de ahí se hiciera más amplio tipo corte A.Era un estilo clásico, sencillo y romántico. Perfecto para la ocasión.Aranza sabía que se veía guapa, nadie lo podría negar, su cabello estaba recogido en un moño bajo con unos cuantos mechones sueltos alrededor de su rostro.La imagen que le regresaba el espejo le gustaba, un