—¿Qué vamos a hacer mamá? —cuestionó con preocupación Kendra caminando de un lado a otro por la alcoba—, fui a ver a Aby al hotel, quise invitarla a esta casa, y poner en marcha nuestro plan, lanzarme por las escaleras para decir que ella lo hizo, y perdí al bebé, pero Aitor estaba ahí, y no quiere que tenga tratos con ella. Fresia frunció los labios de un lado a otro. —Por suerte, Abigaíl no dijo nada acerca del mocoso, necesitamos que te embaraces ya, los días siguen pasando, y no encontramos la solución, pienso que ya deberías olvidar el tema de Aby, Aitor no ha dado muestras de interés por ella, al contrario, está más pendiente de ti. Kendra resopló. —Hoy no me ha llamado, y no responde el móvil. —Dibujó en sus labios una mueca—. Está así de cariñoso piensa que espero un hijo suyo, pero si se llegara a enterar de que la que tiene un hijo con él es… Aby… —¡Cállate! ¡Ni lo digas! ¡Todo nuestro teatro se nos vendría encima! —¿Qué voy a hacer mamá? —indagó Kendra. —Pues senta
Una semana después. —¡Santos recórcholis, Batman! —exclamó Jake, jugando con Aitor, él le había traído los muñecos originales de su héroe favorito. —¡Al batimovil, amigo! —dijo Aitor sonriente, durante estos años jamás se había sentido tan feliz como en ese momento, compartiendo con su hijo.Jake se recuperaba bien de la operación, y Aitor intentaba hacer todo lo posible por estar las tardes con su hijo, pero había ocasiones que no le era posible, pero el tiempo que compartían juntos: jugaban, charlaban, aprendían a conocerse, mientras Aby se enfocaba en preparar el cumpleaños de la hija del señor Musk, ese iba a ser su último evento en Estados Unidos, ya tenía todo listo para volver a Londres, y estar de nuevo en paz, aunque sabía que Aitor no iba a quitar su dedo del renglón. Aby prefería no estar presente cuando él llegaba, y agradecía que Aitor ya no insistiera en hablar de ellos, pero sabía que algo tramaba, lo conocía bien, no era de los que se quedaban cruzados de brazos.
Aitor entró al salón y varias damas enfocaron sus ojos en él, no estaba vestido para un evento de esos, pero siempre lucía impecable, varonil, y muy atractivo; sin embargo, él ignoró esos coqueteos, solo tenía una misión y era encontrar a Aby, la buscó con la mirada, caminó en medio de la multitud, saludaba con algunas personas fingiendo sonreír, hasta que la encontró, entonces apretó sus puños con fuerza, sus ojos se clavaron en la forma que Musk la veía, le sonreía, coqueteaba con ella, la agarraba del brazo con familiaridad. «¿Con qué derecho ese imbécil agarra así a mi mujer?», cuestionó, la mirada se le volvió oscura, poco a poco se fue aproximando, pero no lo suficiente, no deseaba captar la atención de ellos, si debía intervenir iba a ser en el momento adecuado. Entre tanto Aby no se sentía muy cómoda en ese lugar, saludaba con los invitados por cortesía, pero nada más, no entablaba conversación con esas personas y no porque no tuviera la preparación, sino porque los temas n
«I don't want to close my eyes. I don't want to fall asleep. 'Cause I'd miss you baby» entonaban a todo pulmón Aby y Aitor, la melodía de Aerosmith era su favorita, y la película: Armageddon la habían visto un montón de veces, mientras él conducía a un sitio incierto, ambos evocaban los mejores recuerdos que tenían uno del otro. «And I don't want to miss a thing, 'Cause even when I dream of you. The sweetest dream will never do. I'd still miss you baby. And I don't want to miss a thing»Cuando cantaron a dúo aquella estrofa, y la luz de un semáforo los detuvo en rojo, los dos se miraron a los ojos, sus corazones latieron en la misma sintonía.—¿Aún lloras con el final? —indagó Aitor a Aby. Abigaíl evocó un largo suspiro. —Imposible no hacerlo, me habría encantado tener un padre que diera su vida a cambio de mi felicidad, pero no fue así. —Frunció los labios, encogió sus hombros. Aitor percibió un estremecimiento en su corazón al escucharla, presionó ligeramente los párpados, no fu
—¡Aitor! —exclamó Aby, completamente ruborizada—, voltéate. Aitor ladeó los labios. —Pero estuvimos casados, no tiene nada de malo, mirar —bromeó. —¡Eres un imbécil! —rebatió ella, lo empujó, observó la puerta del baño, y corrió hacia allá, enseguida se deshizo de todas las prendas, abrió la ducha, colocó el agua caliente. —Achú —escuchó varias veces que Aitor estornudaba afuera en la alcoba, recordó lo mal que se puso la otra noche, se estremeció. —¡Te vas a enfermar si no te quitas esa ropa! —gritó ella desde el baño. —Lo sé, pero debo esperar que tú salgas de la ducha. Aby parpadeó, inhaló profundo varias veces, envolvió su cuerpo en una toalla, abrió la puerta. —Puedes entrar —susurró. Aitor elevó una ceja, la miró con atención. —¿Estás segura? Aby irguió la barbilla. —Confío en ti. Aitor tomó una gran bocanada de aire, entró al tocador, ya el vapor del agua caliente había abrigado el clima. Aby volteó para no mirarlo, él sonrió, se despojó de la ropa, se metió con ra
Aitor estiró su brazo, pensando en abrazar a Aby, refugiarse en el calor de su cuerpo, pero cuando sintió que la cama estaba vacía, abrió sus ojos de golpe, frunció el ceño. —¡Aby! —exclamó pensando que quizás estaba en el baño, pero cuando enfocó su vista en la alcoba, las cosas de ella no estaban—. Se fue —susurró, y sintió un pinchazo en el corazón, no sabía los motivos que la llevaron a irse de esa forma, cuando la noche anterior pasaron un momento maravilloso. «¿Le habrá pasado algo a Jake?», se preguntó, saltó de la cama, y agarró su móvil, entonces miró un sinnúmero de llamadas perdidas de Robert, el padre de Aby. Aitor resopló, deslizó sus dedos por los oscuros mechones de su cabello, gruñó, seguramente el anciano ya sabía de la pelea, todos debieron enterarse, pero a él no le importaba nada de eso, sino hablar con Abigaíl, pero cuando le marcó, el móvil de ella envió a buzón. —¡No puede ser! —gruñó, se vistió con rapidez y salió del hotel. ****Aby había demorado en lleg
Aitor cerró sus puños con fuerza. —No es el lugar ni el momento indicado para hablar de estas cosas, no volveré a molestar a Aby —musitó arrastrando las palabras. —Abigaíl, solo espero que no haya más escándalos —vociferó el anciano con voz de advertencia. —Los dos se pueden ir por dónde vinieron —bramó Aby con profunda seriedad, entró a la casa, azotó la puerta, y se recargó en la madera, entonces empezó a llorar. Afuera Robert enfocó su mirada iracunda en su ex yerno.—Eres un m@ldito interesado Aitor Roig, pero no tocarás un centavo de mi fortuna —amenazó Robert antes de volver a su elegante vehículo. —Jamás lo haría, ¿te recuerdo que me hiciste firmar capitulaciones cuando me casé con Aby, y que también las firmé con Kendra? ¡Yo no soy el interesado! —espetó—, pero la verdad no tengo ganas de discutir contigo. Aitor caminó a grandes pasos hasta su auto, subió en él arrancó, para despistar a Robert, pero no se podía ir sin aclarar las cosas con Aby, no podía permitir que pen
Abigaíl sintió que la piel se le erizó, clavó sus ojos en los de su amigo, se aclaró la garganta.—Tú sabes bien que no soy mujer de escándalos, ese hombre insistió en que fuera a uno de sus eventos, puse muchos pretextos, y terminé aceptando, yo no imaginé que ese tipo se quería pasar de listo, lo lamento Piero, asumiré con mi sueldo las perdidas —murmuró. —Si no te conociera tantos años, te despediría sin contemplaciones, pero sé que no mientes, y también odio los abusivos, por eso cancelé el contrato con él —expresó con seriedad—, sin embargo, no quiero más conflictos Abigaíl, hemos trabajado duro para sacar la empresa adelante, no podemos arriesgarnos a perderla. —Si te refieres a la boda de Aitor, todo sigue en marcha, nada ha cambiado —expresó, bajó la vista, se aclaró la garganta. —¿Pasan la noche juntos, y la boda sigue? —indagó Piero.—No pasamos la noche juntos —mintió ella balbuceando. —¿Me crees pendejo Abigaíl? Todos comentan que él te rescató, salieron juntos de la f