—¡Es- escuchaste mal!—Claro que no —gritó—, no me creas imbécil. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te quedaste callada? ¿Por qué dejaste que pensara que fue Abigaíl la culpable?—¡Por ti! ¡Por salvarte la vida! —respondió Viviane—, estábamos demasiado endeudados con Robert Hamilton, y ese hombre, ya no quería esperar más, los bancos no nos daban créditos Aitor, no contábamos con bienes, tu padre nos dejó en la ruina, entonces pensé que la única forma de conseguir ese dinero y pagar el tratamiento de tu linfoma, era que te casaras con la heredera de ese anciano. Aitor palideció, miró a su madre, horrorizado, la escuchaba hablar y le daba repulsión oír ese plan. —Así que tú lo planeaste —resopló, apretó los puños. —¿Te das cuenta de lo que hiciste mamá? ¡Me arruinaste la vida, a mí, a Aby! ¡Hiciste que la odiara, porque creí que ella me puso esa trampa! ¡Por Dios, era inocente! —Enredó sus dedos en su oscuro cabello, tiró de sus mechones gruñendo. —¿Tú pagaste al hombre del video?—¡Ay A
Aby se mordió los labios, no sabía qué hacer, desconocía en dónde vivía ahora él, pero tampoco pensó que era correcto ir hacia allá. —Mami, qué le pasó a mi amigo —preguntó el niño. —No lo sé —expuso Aby, sintiendo su piel erizada.—¿Necesitará ayuda? Se oía muy mal. Aby se estremeció, se llevó la mano al pecho. Justo como enviado del cielo llegó Piero. —Tengo que salir, ¿te quedarías con Jake unas horas? —indagó. —Claro —contestó Piero luego de saludarla. —¿Estás bien? —La miró con atención. —Sí, solo se me presentó una emergencia —respondió, agarró su bolso, besó a Jake en la frente, y salió del hospital. Agarró su móvil, llamó a la empresa de Aitor, se hizo pasar por una importante inversionista, pero como era lógico nadie le quiso dar la dirección de él, pero Aby se las ingenió imponiendo autoridad, entonces abrió los labios al saber que él seguía viviendo en el apartamento de cuando estuvieron casados, colgó la llamada, cerró los ojos por segundos, resopló, jamás pensó volv
Aby escuchó ruidos en la habitación de Aitor, se quedó paralizada, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su mente era un completo caos, sintió los pasos de él en el pasillo, cerró los ojos, se estremeció.Aitor había despertado unos minutos antes, al verse solo, pensó que alucinó con Aby, sintió una sensación de vacío en el pecho, su garganta estaba seca, y decidió salir por agua, se quedó estático cuando miró a una mujer de rodillas sobre la alfombra, talló sus ojos, por qué pensó que todo era producto de su imaginación, y al instante que tuvo claridad la reconoció, era ella: Abigaíl. —¿Qué haces aquí? —preguntó, sintió que su ritmo cardíaco se aceleraba, entonces se dio cuenta que no fue un sueño, que ella estuvo a su lado cuidándolo.Aby se puso de pie, tenía el rostro empañado de lágrimas, el corazón le palpitaba agitado, en sus manos temblorosas tenía aquel examen con ese diagnóstico. —¿Por qué nunca me lo dijiste? —gritó sollozando. —¿Por qué te quedaste callado? ¿Por qué no co
—¿Qué vamos a hacer mamá? —cuestionó con preocupación Kendra caminando de un lado a otro por la alcoba—, fui a ver a Aby al hotel, quise invitarla a esta casa, y poner en marcha nuestro plan, lanzarme por las escaleras para decir que ella lo hizo, y perdí al bebé, pero Aitor estaba ahí, y no quiere que tenga tratos con ella. Fresia frunció los labios de un lado a otro. —Por suerte, Abigaíl no dijo nada acerca del mocoso, necesitamos que te embaraces ya, los días siguen pasando, y no encontramos la solución, pienso que ya deberías olvidar el tema de Aby, Aitor no ha dado muestras de interés por ella, al contrario, está más pendiente de ti. Kendra resopló. —Hoy no me ha llamado, y no responde el móvil. —Dibujó en sus labios una mueca—. Está así de cariñoso piensa que espero un hijo suyo, pero si se llegara a enterar de que la que tiene un hijo con él es… Aby… —¡Cállate! ¡Ni lo digas! ¡Todo nuestro teatro se nos vendría encima! —¿Qué voy a hacer mamá? —indagó Kendra. —Pues senta
Una semana después. —¡Santos recórcholis, Batman! —exclamó Jake, jugando con Aitor, él le había traído los muñecos originales de su héroe favorito. —¡Al batimovil, amigo! —dijo Aitor sonriente, durante estos años jamás se había sentido tan feliz como en ese momento, compartiendo con su hijo.Jake se recuperaba bien de la operación, y Aitor intentaba hacer todo lo posible por estar las tardes con su hijo, pero había ocasiones que no le era posible, pero el tiempo que compartían juntos: jugaban, charlaban, aprendían a conocerse, mientras Aby se enfocaba en preparar el cumpleaños de la hija del señor Musk, ese iba a ser su último evento en Estados Unidos, ya tenía todo listo para volver a Londres, y estar de nuevo en paz, aunque sabía que Aitor no iba a quitar su dedo del renglón. Aby prefería no estar presente cuando él llegaba, y agradecía que Aitor ya no insistiera en hablar de ellos, pero sabía que algo tramaba, lo conocía bien, no era de los que se quedaban cruzados de brazos.
Aitor entró al salón y varias damas enfocaron sus ojos en él, no estaba vestido para un evento de esos, pero siempre lucía impecable, varonil, y muy atractivo; sin embargo, él ignoró esos coqueteos, solo tenía una misión y era encontrar a Aby, la buscó con la mirada, caminó en medio de la multitud, saludaba con algunas personas fingiendo sonreír, hasta que la encontró, entonces apretó sus puños con fuerza, sus ojos se clavaron en la forma que Musk la veía, le sonreía, coqueteaba con ella, la agarraba del brazo con familiaridad. «¿Con qué derecho ese imbécil agarra así a mi mujer?», cuestionó, la mirada se le volvió oscura, poco a poco se fue aproximando, pero no lo suficiente, no deseaba captar la atención de ellos, si debía intervenir iba a ser en el momento adecuado. Entre tanto Aby no se sentía muy cómoda en ese lugar, saludaba con los invitados por cortesía, pero nada más, no entablaba conversación con esas personas y no porque no tuviera la preparación, sino porque los temas n
«I don't want to close my eyes. I don't want to fall asleep. 'Cause I'd miss you baby» entonaban a todo pulmón Aby y Aitor, la melodía de Aerosmith era su favorita, y la película: Armageddon la habían visto un montón de veces, mientras él conducía a un sitio incierto, ambos evocaban los mejores recuerdos que tenían uno del otro. «And I don't want to miss a thing, 'Cause even when I dream of you. The sweetest dream will never do. I'd still miss you baby. And I don't want to miss a thing»Cuando cantaron a dúo aquella estrofa, y la luz de un semáforo los detuvo en rojo, los dos se miraron a los ojos, sus corazones latieron en la misma sintonía.—¿Aún lloras con el final? —indagó Aitor a Aby. Abigaíl evocó un largo suspiro. —Imposible no hacerlo, me habría encantado tener un padre que diera su vida a cambio de mi felicidad, pero no fue así. —Frunció los labios, encogió sus hombros. Aitor percibió un estremecimiento en su corazón al escucharla, presionó ligeramente los párpados, no fu
—¡Aitor! —exclamó Aby, completamente ruborizada—, voltéate. Aitor ladeó los labios. —Pero estuvimos casados, no tiene nada de malo, mirar —bromeó. —¡Eres un imbécil! —rebatió ella, lo empujó, observó la puerta del baño, y corrió hacia allá, enseguida se deshizo de todas las prendas, abrió la ducha, colocó el agua caliente. —Achú —escuchó varias veces que Aitor estornudaba afuera en la alcoba, recordó lo mal que se puso la otra noche, se estremeció. —¡Te vas a enfermar si no te quitas esa ropa! —gritó ella desde el baño. —Lo sé, pero debo esperar que tú salgas de la ducha. Aby parpadeó, inhaló profundo varias veces, envolvió su cuerpo en una toalla, abrió la puerta. —Puedes entrar —susurró. Aitor elevó una ceja, la miró con atención. —¿Estás segura? Aby irguió la barbilla. —Confío en ti. Aitor tomó una gran bocanada de aire, entró al tocador, ya el vapor del agua caliente había abrigado el clima. Aby volteó para no mirarlo, él sonrió, se despojó de la ropa, se metió con ra