Aby negó con la cabeza, tapó con su mano el auricular. —Claro que no, Jake es mi hijo. —Pero me puedo quedar con mi amigo Aitor mami, ya no me cae tan mal, está divertido armar el robot —replicó Jake. —¿Natalia? La voz del cliente la sobresaltó, era una gran oportunidad, frunció los labios, aceptó la entrevista. —Deme los datos, y nos podemos ver hoy —aseguró, enseguida anotó una dirección, guardó su laptop en su bolso, sacó su estuche de maquillaje, se aplicó polvo traslúcido, sombras suaves en los ojos, que hacían resaltar su tono verdoso, maquilló sus labios de marrón, se soltó el cabello. Aitor separó los labios al verla. «Espero ese cliente sea un viejo decrépito» pensó, los celos lo invadieron haciendo hervir su sangre, pensó en todos los clientes que ella debía tener, y que seguramente se fijaban en ella, era hermosa, inteligente, dulce, y aunque vestía un atuendo sencillo, y su maquillaje era de lo más normal, se veía radiante. —Lo cuidas —advirtió a Aitor, lo observó
Aby abrió los labios, impresionada, y luego empezó a aplaudir.—¡Bravo Aitor Roig! —exclamó. —¡Y el óscar al mejor actor es para…!Aby no terminó la frase porque de nuevo él la agarró con firmeza por la cintura, y la besó, si ella no creía en sus palabras, por lo menos en los besos le iba a demostrar que la amaba.Aby forcejeó, estaba tan enojada con él, decepcionada, herida, que no creía en sus palabras, lo empujó con todas sus fuerzas, y lo abofeteó.—No me quieras ver la cara de idiota, no vuelvas a besarme, no te me acerques, no creo en tus palabras, en tu amor de mentira —gritó sin importarle que estaban en un hospital—, yo te brindé un amor de verdad, un amor puro, sincero, y lo despreciaste, eras frío, indiferente, y me rechazabas a cada rato. Me obligaste a divorciarnos, yo me fui, y ahora estás aquí diciendo tonterías… Vete con la que amas, ya sea tu primer amor o tu prometida mientras no sea yo. —La voz se le cortó. —¿Cómo puedes decir que me amas, o amabas si fuiste cruel e
—¡Es- escuchaste mal!—Claro que no —gritó—, no me creas imbécil. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te quedaste callada? ¿Por qué dejaste que pensara que fue Abigaíl la culpable?—¡Por ti! ¡Por salvarte la vida! —respondió Viviane—, estábamos demasiado endeudados con Robert Hamilton, y ese hombre, ya no quería esperar más, los bancos no nos daban créditos Aitor, no contábamos con bienes, tu padre nos dejó en la ruina, entonces pensé que la única forma de conseguir ese dinero y pagar el tratamiento de tu linfoma, era que te casaras con la heredera de ese anciano. Aitor palideció, miró a su madre, horrorizado, la escuchaba hablar y le daba repulsión oír ese plan. —Así que tú lo planeaste —resopló, apretó los puños. —¿Te das cuenta de lo que hiciste mamá? ¡Me arruinaste la vida, a mí, a Aby! ¡Hiciste que la odiara, porque creí que ella me puso esa trampa! ¡Por Dios, era inocente! —Enredó sus dedos en su oscuro cabello, tiró de sus mechones gruñendo. —¿Tú pagaste al hombre del video?—¡Ay A
Aby se mordió los labios, no sabía qué hacer, desconocía en dónde vivía ahora él, pero tampoco pensó que era correcto ir hacia allá. —Mami, qué le pasó a mi amigo —preguntó el niño. —No lo sé —expuso Aby, sintiendo su piel erizada.—¿Necesitará ayuda? Se oía muy mal. Aby se estremeció, se llevó la mano al pecho. Justo como enviado del cielo llegó Piero. —Tengo que salir, ¿te quedarías con Jake unas horas? —indagó. —Claro —contestó Piero luego de saludarla. —¿Estás bien? —La miró con atención. —Sí, solo se me presentó una emergencia —respondió, agarró su bolso, besó a Jake en la frente, y salió del hospital. Agarró su móvil, llamó a la empresa de Aitor, se hizo pasar por una importante inversionista, pero como era lógico nadie le quiso dar la dirección de él, pero Aby se las ingenió imponiendo autoridad, entonces abrió los labios al saber que él seguía viviendo en el apartamento de cuando estuvieron casados, colgó la llamada, cerró los ojos por segundos, resopló, jamás pensó volv
Aby escuchó ruidos en la habitación de Aitor, se quedó paralizada, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su mente era un completo caos, sintió los pasos de él en el pasillo, cerró los ojos, se estremeció.Aitor había despertado unos minutos antes, al verse solo, pensó que alucinó con Aby, sintió una sensación de vacío en el pecho, su garganta estaba seca, y decidió salir por agua, se quedó estático cuando miró a una mujer de rodillas sobre la alfombra, talló sus ojos, por qué pensó que todo era producto de su imaginación, y al instante que tuvo claridad la reconoció, era ella: Abigaíl. —¿Qué haces aquí? —preguntó, sintió que su ritmo cardíaco se aceleraba, entonces se dio cuenta que no fue un sueño, que ella estuvo a su lado cuidándolo.Aby se puso de pie, tenía el rostro empañado de lágrimas, el corazón le palpitaba agitado, en sus manos temblorosas tenía aquel examen con ese diagnóstico. —¿Por qué nunca me lo dijiste? —gritó sollozando. —¿Por qué te quedaste callado? ¿Por qué no co
—¿Qué vamos a hacer mamá? —cuestionó con preocupación Kendra caminando de un lado a otro por la alcoba—, fui a ver a Aby al hotel, quise invitarla a esta casa, y poner en marcha nuestro plan, lanzarme por las escaleras para decir que ella lo hizo, y perdí al bebé, pero Aitor estaba ahí, y no quiere que tenga tratos con ella. Fresia frunció los labios de un lado a otro. —Por suerte, Abigaíl no dijo nada acerca del mocoso, necesitamos que te embaraces ya, los días siguen pasando, y no encontramos la solución, pienso que ya deberías olvidar el tema de Aby, Aitor no ha dado muestras de interés por ella, al contrario, está más pendiente de ti. Kendra resopló. —Hoy no me ha llamado, y no responde el móvil. —Dibujó en sus labios una mueca—. Está así de cariñoso piensa que espero un hijo suyo, pero si se llegara a enterar de que la que tiene un hijo con él es… Aby… —¡Cállate! ¡Ni lo digas! ¡Todo nuestro teatro se nos vendría encima! —¿Qué voy a hacer mamá? —indagó Kendra. —Pues senta
Una semana después. —¡Santos recórcholis, Batman! —exclamó Jake, jugando con Aitor, él le había traído los muñecos originales de su héroe favorito. —¡Al batimovil, amigo! —dijo Aitor sonriente, durante estos años jamás se había sentido tan feliz como en ese momento, compartiendo con su hijo.Jake se recuperaba bien de la operación, y Aitor intentaba hacer todo lo posible por estar las tardes con su hijo, pero había ocasiones que no le era posible, pero el tiempo que compartían juntos: jugaban, charlaban, aprendían a conocerse, mientras Aby se enfocaba en preparar el cumpleaños de la hija del señor Musk, ese iba a ser su último evento en Estados Unidos, ya tenía todo listo para volver a Londres, y estar de nuevo en paz, aunque sabía que Aitor no iba a quitar su dedo del renglón. Aby prefería no estar presente cuando él llegaba, y agradecía que Aitor ya no insistiera en hablar de ellos, pero sabía que algo tramaba, lo conocía bien, no era de los que se quedaban cruzados de brazos.
Aitor entró al salón y varias damas enfocaron sus ojos en él, no estaba vestido para un evento de esos, pero siempre lucía impecable, varonil, y muy atractivo; sin embargo, él ignoró esos coqueteos, solo tenía una misión y era encontrar a Aby, la buscó con la mirada, caminó en medio de la multitud, saludaba con algunas personas fingiendo sonreír, hasta que la encontró, entonces apretó sus puños con fuerza, sus ojos se clavaron en la forma que Musk la veía, le sonreía, coqueteaba con ella, la agarraba del brazo con familiaridad. «¿Con qué derecho ese imbécil agarra así a mi mujer?», cuestionó, la mirada se le volvió oscura, poco a poco se fue aproximando, pero no lo suficiente, no deseaba captar la atención de ellos, si debía intervenir iba a ser en el momento adecuado. Entre tanto Aby no se sentía muy cómoda en ese lugar, saludaba con los invitados por cortesía, pero nada más, no entablaba conversación con esas personas y no porque no tuviera la preparación, sino porque los temas n