Kathia sabía que un día como ese iba a llegar tarde o temprano… solo hubiese deseado que se prolongara por un poco más de tiempo.
Pasó un trago amargo y su corazón comenzó a latir con tanta fuerza en ese momento que no pudo evitar detestarse a sí misma, y es que ahora con treinta años, Cassio Garibaldi seguía siendo el sueño húmedo de cualquier mujer… incluso de ella misma. Salvajemente atractivo, sensual, oscuro, esas eran de las características con las que podía definirlo.
El silencio se hizo de ellos por varios segundos, pues Cassio, después de tantos años, no podía creer que esa era la Kathia de la que se había enamorado.
Su Kathia.
Los recuerdos que tenía de su belleza no le hacían justicia al semejante monumento de mujer que tenía en frente. Casi cinco años desde entonces y lucía más hermosa, más ardiente… más la mujer que quería volver a tener como suya.
— Hola, Kathia — apenas y reconoció su misma voz, es que de verdad se había quedado anonadado.
Su primer encuentro, después de todo el tiempo transcurrido, no creyó que fuese así magnético… ninguno de los dos lo hizo.
— ¿Por qué estás aquí, Cassio? ¿Cómo diste conmigo? — Dios, tantas preguntas… pero tanto dolor en cada una de las respuestas.
— He venido a buscarte — le dijo con sinceridad — Fue una búsqueda de más de tres meses, pero al fin te encontré. Kat, ha pasado tanto tiempo desde que nos divorciamos, y joder, perdona que te lo diga, pero estás hermosa.
Una confesión como esa hizo que la nuca de Kathia se erizara en respuesta… pero de pura rabia.
— Lamento no decir lo mismo de ti — se cruzó de brazos —. Pareces sacado de una película de terror.
Cassio sonrió con nostalgia.
— Y no te equivocas, viví esa película todos estos años.
Pero verte de nuevo acaba de despertar en mí al hombre que había estado congelado por tantos años. Deseó decirle, pero sabía que ella en ese momento lo detestaba — con justas razones — y la conocía muy bien como para entender que los elogios, en ese estado, no hacían más que enfurecerla, así que debía irse con cuidado si quería tenerla de regreso a su lado, y aunque le costara lograrlo, no iba a detenerse… no por ella, no cuando Kathia era la clase de mujer que valía realmente la pena. ¿Cómo fue tan idiota para perderla?
— No me hagas perder el tiempo, Cassio, por favor, dime a que viniste y después retírate de mi propiedad.
— He venido a hablar contigo. ¿Será que podemos tomar algo? — oteó el reloj en su muñeca — Sé que es un poco tarde, pero de verdad necesito hablar contigo, necesito decirte que todos estos años yo…
— Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, y si te quedó algo por decirme hace cinco años, te lo puedes ahorrar, ya no estoy dispuesta a aceptar más insultos e humillaciones porque entonces te los devolveré el doble.
— Kat, no, en lo absoluto, solo quiero hablar. ¿Podemos tomar un café? Yo invito, si tienes hambre quizás podríamos cenar, tú dime el lugar y…
Ella lo miró sin poder creer su cinismo y alzó la mano para silenciarlo.
— Yo no tengo nada que hablar contigo, lo que apenas me permitiste decirte lo hice hace cinco años, igual tú, ahora voy a pedirte de favor que te retires.
— Kat…
— No abrevies mi nombre, Cassio, por favor, sabes perfectamente que detesto que personas no cercanas a mí lo hagan.
Eso fue un golpe al costado.
— ¿Cómo puedes decir eso? — negó con la cabeza, ligeramente destrozado — Fuimos más que cercanos…
— Exactamente, fuimos, no lo somos ni lo seremos nunca más — zanjó —. No sabes el grandísimo favor que me hiciste al sacarme de tu vida, yo ya hice la mía y estoy muy feliz con ella.
Cassio entornó los ojos.
— ¿Qué quieres decir con qué hiciste tu vida? ¿Hay un hombre?
Ella soltó una carcajada amarga que lo dejó sorprendido.
— Eso no te incumbe. ¿Cómo te atreves a preguntarme algo así? — lo miró con rabia y resopló — ¿Sabes qué? Suficiente, te lo pediré por última vez, y si todavía te queda un gramo de decencia, no vuelvas a aparecerte por aquí.
Iba a cerrar la puerta, pero en un movimiento rápido, Cassio se interpuso y la tomó delicado del brazo.
Las chispas a través del contacto no tardaron en bullir, era como si el tiempo no hubiese pasado desde la última vez que estuvieron así de cerca del otro. Kathia sintió que volvía a ser una masa moldeable de ese mísero hombre y Cassio estaba completamente seguro de que esa reacción solo significaba que podía existir una pequeña oportunidad para recuperarla... ¡e iba a tomarla! Pero antes, iba a resarcir el daño causado.
Kat reaccionó y se soltó de un tirón.
— ¡No vuelvas a tocarme!
— Hola, Kat. ¿Todo en orden? ¿Este sujeto te está molestando?
Cassio ladeó la cabeza y tensó la mandíbula. ¿Cómo que “Kat”? ¿Es que acaso otros hombres la llamaban así? Celos y rabia se arremolinaron en su interior y comenzaron a engullirlo como pirañas.
— Este sujeto es su esposo — dijo con orgullo y la mirada de Kathia lo traspasó como si esta estuviese adornada con dagas.
— Ex esposo — aclaró, roja hasta los poros.
— Eso podemos solucionarlo si aceptas ir por el café.
— Ella no parece que quiera ir a ningún lado contigo.
— ¿Y contigo sí? — lo confrontó Cassio.
El hombre es cuestión dio un paso al frente, él no se quedó atrás y dio otro. Los dos se veían con mirada retadora y Kathia no iba a consentir ninguna escena.
— ¡Suficiente los dos! — intervino — Valerio, agradezco tu preocupación, pero estoy bien, de verdad, y tú… — cuando se dirigió a Cassio, se quedó muda por un segundo. No podía creer que él todavía causara ese efecto en ella — Debes irte. ¡AHORA!
Y cerró la puerta sintiendo que las piernas iban a fallarle si no se aferraba a algo de manera inmediata. Agh. Sintió ganas de llorar, de gritar, de romperlo todo a su paso. ¿Cómo podía tan siquiera desear al mismo hombre qué, al mismo tiempo, odiaba con todas sus fuerzas?
Cassio se quedó mirando la puerta por un breve segundo y después se retiró, pero volvería y esa era una promesa.
Cuando llegó al pent-house que había rentado para instalarse los próximos meses — o el tiempo que le tomara reconquistar a su ex esposa, que esperaba fuese poco porque de verdad había estado conteniéndose de besarla y no estaba seguro de poder volver a hacerlo en su próximo encuentro con ella — sacó del sobre toda la información que le había entregado el detective acerca de su vida los últimos cinco años y leyó cada renglón meticulosamente.La química que existía entre ellos era igual o más intensa que hace años; lo supo por la forma en la que su contacto, apenas inocente, la hizo erizarse de pies a cabeza. Y aunque entendía perfectamente que estuviese herida y lo odiara con todas sus fuerzas, necesitaba saber cuáles alternativas tenía para reconquistar su corazón, y sobre todo, debía asegurarse de que el tal Valerio no significara nada en su vida, o al menos no de una forma romántica.Mientras leía, una a una, cada página, Cassio se enteró de que Kathia había tomado un vuelo el mismo
— Hola, otra vez, Kat — dijo Cassio, todavía con una sonrisa. Embelesado por la mujer en la que ahora se había convertido.Kathia siempre fue atractiva siendo una joven universitaria, eso ni discutir, pero ahora, sabiéndola profesional de una carrera que sabía amaba, no podía simplemente describir como lucía, porque faltarían palabras.Kathia se quedó pasmada durante un pequeño lapso de tiempo y pasó un trago, desconcertada.— No comprendo, ¿ustedes ya se conocían? — preguntó Gina, quien no pudo pasar desapercibida la forma en la que ese par se miraban las caras.— Sí, en realidad, Kathia y yo…— Nos cruzamos en el ascensor — lo interrumpió ella, aclarándose la garganta con una sonrisa fingida —. El señor Garibaldi y yo nos cruzamos en el ascensor.Cassio entornó los ojos y esbozó una mueca.— Tiene razón, la señorita Scuderi y yo ya nos conocimos gracias un pequeño tropiezo en el ascensor.— Oh, entiendo, bueno, los dejaré solos un par de minutos porque debo atender un asunto de la p
Cuando Cassio le dijo que podía pasar por ella o enviar un auto al final de la tarde para llevarla a la cafetería donde acordaron, Kathia lo miró como si no pudiera creer todavía que fuese tan cínico, así que le aclaró fríamente que esto no se trataba de una cita romántica y que podía llegar por sus propios medios.Con un leve asentimiento de cabeza, él aceptó y se marchó, no sin antes decirle cuanto le alegraba volver a verla. Contrario a eso, ella le dijo que no opinaba lo mismo, y que cuanto antes pudiera salir de su vida, mucho mejor.El resto del día se obligó a concentrarse. Cassio ya no tenía poder sobre sus sentimientos y se lo dejaría bien claro esa misma tarde, porque lo que alguna vez sintió en su corazón por él, estaba superado, muerto y sepultado, y así se debía mantener en el tiempo. Ja, ¿cómo de que no?Habían acordado a las cinco, pero ese día en especial ella tenía un artículo importante por terminar y también había prometido a Cassie pasar por ella al colegio; esto ú
— Mami, ¿estará papi en mi cumpleaños?Kathia volvió a sentir ese enorme agujero en el pecho, pero, en esa ocasión, con un poco más de intensidad, sobre todo porque el padre de su hija no solo estaba cerca de ella, sino que no tenía ni la menor idea de su existencia.— Estará mamá, cariño, y la tía Sarah, y el tío Valerio, y la tía Siena. Te celebraremos con tu pastel favorito de cumpleaños. ¿No te gusta la idea?Cassie subió los hombros para después dejarlos caer con una larga exhalación.— Sí, pero… él debería venir, ¿no lo crees? Mis compañeros del colegio dicen que si él no está conmigo es porque no me quiere. ¿Eso es verdad, mami? ¿Mi papi no me quiere?— Oh, mi dulce estrella, por supuesto que papá te quiere, y mucho.— Entonces… ¿por qué no está aquí? — ya ella era una niña grande y necesitaba respuestas. Kathia lo sabía, pero no se sentía completamente lista para la verdad... no una así de importante.— Ya lo sabes, está…— Peleando con los monstruos del mar — completó la pequ
Kathia esperó llegar a la revista y continuar con su vida como si nada hubiese ocurrido, pero que grave error, porque el destino no solo era desgraciado y caprichoso, sino que la odiaba.— Felicidades, Kat, acabas de subir un escalón a las grandes ligas — le dijo Vanessa, una de sus compañeras en el área.Primero, ella no comprendió de qué se trataba. Todo el asunto de la biografía se había mantenido bajo perfil hasta que fuese un hecho, y después de la seria conversación que ella y Cassio tuvieron, se suponía que todo debía dar marcha atrás, pero no fue así, y lo supo directo del portal de la revista. ¡En primera plana!Con una bomba así de mediática no había nada que pudiese hacer el respecto, sobre todo, porque en menos de dos horas, era tendencia en redes sociales y todo el mundo estaba aclamando tener ya ese libro en sus estanterías.— Maldito seas, Cassio — gruñó entre dientes y se incorporó fuera de su escritorio para dirigirse a la oficina de su jefa directa — Gina, ¿podemos h
El siguiente par de horas no fueron fáciles para ninguno de los dos, y mientras Cassio intentaba dar un paso, Kathia retrocedía dos.Él sabía que debía ser paciente, que el camino de la reconquista le tomaría tiempo, y no importaba cuanto, solo quería conseguirlo.Por ella.Por Kathia… su Kathia.Solo quería que supiera que no iba a lastimarla, no otra vez, y que iba a redimirse toda la vida de ser necesario.Suspiró con una sonrisa cuando la vio genuinamente concentrada en lo que hacía. Kat siempre había sido muy apasionada, en lo laboral y lo personal, sobre todo en la cama. Deseaba tanto volver a tenerla desnuda bajo su torso que no se percató de que ella llevaba varios segundos intentando preguntarle algo.— Si vamos a hacer esto, necesito que te concentres, Cassio— murmuró ella, observando el reloj en su muñeca. Quería llegar a tiempo para llevar a su hija a la cama.Cassio se humedeció los labios.— ¿De verdad te espera alguien en casa? — esa era una pregunta seria, y aunque le
El beso que Cassio le había robado ese día, solo había servido para transformar su presente en un torbellino que advertía con destrozar todo a su paso… y todo aquello que había levantado con esfuerzo, dejando el corazón y los sentimientos de lado.Soltó todo el aire contenido y se despojó de la ropa húmeda. Trabajar con él no iba a ser nada sencillo, pero debía resistir, por ella y por el futuro alentador que le había prometido a su hija.— Tú puedes, Kat — se dijo a sí misma en voz baja y apagó las luces de su habitación.Lamentaba no haber llegado a temprano para dormir a su hija. El tiempo compartido juntas era cada vez mucho menos. El trabajo demandaba mucho y solo esperaba que valiese absolutamente la pena, porque de una forma u otra, todo lo hacía por ella, por nadie más.La mañana siguiente despertó como de costumbre, temprano. Preparó café y los pancakes favorito de Cassie que había aprendido a hacer por internet. No era buena en la cocina, pero todos esos años se las había ar
— ¿Duele? — le preguntó Cassio mientras acariciaba con un apósito húmedo en alcohol la herida en la esquina de la ceja.— Sí — murmuró con un débil quejido y pasó saliva —, pero por favor termina cuanto antes.Llevaban demasiados minutos cerca del otro y Kat no sabía por cuanto tiempo iba a resistir. Su cuerpo ya había comenzado a reaccionar y no le gustaba para nada lo que estaba sintiendo en ese momento.Cassio sonrió y ocultó un mechoncito rebelde detrás de la oreja femenina.— Sigues siento tan hermosa como cuando te conocí, Kat — le confesó, y le pareció divertido la forma en la que sus mejillas se sonrojaban.— Y tú sigues siendo tan…— ¿Tan qué? — Cassio dejó lo que estaba haciendo para dedicarse únicamente a admirarla — Dímelo, ¿tan qué?Su voz seductora y varonil siempre la ponía fatal, y no sabía si lo odiaba a él o a sí misma por eso.— Tan nada, y si ya terminaste, apártate y salgamos de aquí — dijo con tono seco —. Tienes una entrevista que dar y yo unas cuantas páginas q