Kathia esperó llegar a la revista y continuar con su vida como si nada hubiese ocurrido, pero que grave error, porque el destino no solo era desgraciado y caprichoso, sino que la odiaba.— Felicidades, Kat, acabas de subir un escalón a las grandes ligas — le dijo Vanessa, una de sus compañeras en el área.Primero, ella no comprendió de qué se trataba. Todo el asunto de la biografía se había mantenido bajo perfil hasta que fuese un hecho, y después de la seria conversación que ella y Cassio tuvieron, se suponía que todo debía dar marcha atrás, pero no fue así, y lo supo directo del portal de la revista. ¡En primera plana!Con una bomba así de mediática no había nada que pudiese hacer el respecto, sobre todo, porque en menos de dos horas, era tendencia en redes sociales y todo el mundo estaba aclamando tener ya ese libro en sus estanterías.— Maldito seas, Cassio — gruñó entre dientes y se incorporó fuera de su escritorio para dirigirse a la oficina de su jefa directa — Gina, ¿podemos h
El siguiente par de horas no fueron fáciles para ninguno de los dos, y mientras Cassio intentaba dar un paso, Kathia retrocedía dos.Él sabía que debía ser paciente, que el camino de la reconquista le tomaría tiempo, y no importaba cuanto, solo quería conseguirlo.Por ella.Por Kathia… su Kathia.Solo quería que supiera que no iba a lastimarla, no otra vez, y que iba a redimirse toda la vida de ser necesario.Suspiró con una sonrisa cuando la vio genuinamente concentrada en lo que hacía. Kat siempre había sido muy apasionada, en lo laboral y lo personal, sobre todo en la cama. Deseaba tanto volver a tenerla desnuda bajo su torso que no se percató de que ella llevaba varios segundos intentando preguntarle algo.— Si vamos a hacer esto, necesito que te concentres, Cassio— murmuró ella, observando el reloj en su muñeca. Quería llegar a tiempo para llevar a su hija a la cama.Cassio se humedeció los labios.— ¿De verdad te espera alguien en casa? — esa era una pregunta seria, y aunque le
El beso que Cassio le había robado ese día, solo había servido para transformar su presente en un torbellino que advertía con destrozar todo a su paso… y todo aquello que había levantado con esfuerzo, dejando el corazón y los sentimientos de lado.Soltó todo el aire contenido y se despojó de la ropa húmeda. Trabajar con él no iba a ser nada sencillo, pero debía resistir, por ella y por el futuro alentador que le había prometido a su hija.— Tú puedes, Kat — se dijo a sí misma en voz baja y apagó las luces de su habitación.Lamentaba no haber llegado a temprano para dormir a su hija. El tiempo compartido juntas era cada vez mucho menos. El trabajo demandaba mucho y solo esperaba que valiese absolutamente la pena, porque de una forma u otra, todo lo hacía por ella, por nadie más.La mañana siguiente despertó como de costumbre, temprano. Preparó café y los pancakes favorito de Cassie que había aprendido a hacer por internet. No era buena en la cocina, pero todos esos años se las había ar
— ¿Duele? — le preguntó Cassio mientras acariciaba con un apósito húmedo en alcohol la herida en la esquina de la ceja.— Sí — murmuró con un débil quejido y pasó saliva —, pero por favor termina cuanto antes.Llevaban demasiados minutos cerca del otro y Kat no sabía por cuanto tiempo iba a resistir. Su cuerpo ya había comenzado a reaccionar y no le gustaba para nada lo que estaba sintiendo en ese momento.Cassio sonrió y ocultó un mechoncito rebelde detrás de la oreja femenina.— Sigues siento tan hermosa como cuando te conocí, Kat — le confesó, y le pareció divertido la forma en la que sus mejillas se sonrojaban.— Y tú sigues siendo tan…— ¿Tan qué? — Cassio dejó lo que estaba haciendo para dedicarse únicamente a admirarla — Dímelo, ¿tan qué?Su voz seductora y varonil siempre la ponía fatal, y no sabía si lo odiaba a él o a sí misma por eso.— Tan nada, y si ya terminaste, apártate y salgamos de aquí — dijo con tono seco —. Tienes una entrevista que dar y yo unas cuantas páginas q
Un gélido frío atravesó la espina dorsal de Kathia en ese preciso instante.Ella siempre fue consciente de que un momento como ese llegaría tarde o temprano… solo no esperaba que ocurriese tan pronto.— ¡Mami! ¡Mami! — los sollozos de Cassie la trajeron de vuelta y parpadeó un par de veces antes de acuclillarse frente a ella — No vinieron… ¿por qué, mami? ¿No les agrado? ¿O es por qué no tengo un papi como ellos? Dímelo, dímelo.El corazón de Kat no pudo volverse más pequeño.— Mi amor, no digas eso — intentó calmarla. ¿Pero a ella quien la tranquilizaba? La mirada de Cassio estaba a punto de traspasar todas las capas de su piel. Oteó el reloj en su muñeca que ahora temblaba — Es temprano, seguro ya vienen muy pronto.— ¡No es cierto! ¡No es cierto! — chilló en medio de las lágrimas y salió corriendo al interior de la casa, empujando globos y decoraciones a su paso.— ¡Cassie! — Kathia se incorporó creyendo que el alma iba a abandonar su cuerpo e intentó ir tras ella, pero la mano fir
Para el final de la tarde, el corazón de Kathia ya no sabía cómo bombear de la forma correcta. Lo que había hecho Cassio por su hija ese día era algo completamente sin igual, y ella estaba tan feliz que no pudo evitar que un par de lágrimas la asaltaran de felicidad.Despidió a cada uno de los niños y agradeció a los padres también. Cassie había jugado tanto que se había quedado dormida en el sofá. Valerio tuvo que irse pronto y Sarah y Siena ayudaban con el desastre que había quedado en el jardín.— De verdad te agradezco todo lo que hiciste por mi hija, Cassio… — musitó al girarse. Sabía que él llevaba un rato allí, bajo el marco de la cocina, observándola — fue algo muy…— ¿Paternal?El pulso de Kathia trepidó y el de Cassio no se había detenido ni un solo instante desde que vio por primera vez a esa niña.— Cassio…— Sé que te dije que no haría preguntas al respecto, pero…— Entonces no las haga, por favor… no ahora — le pidió con el corazón apabullado. Necesitaba tener sus ideas
— ¿Qué haces en mi casa? — le preguntó de forma directa. Ella menos que Cassio tenía derecho a estar allí… no después de la cosa tan horrible que le había pedido que hiciera cuando intentó contarle a Cassio sobre su embarazo de en ese entonces cinco meses.— Tu casa — dijo Francesca con tono despectivo y una sonrisa arrogante, mientras oteaba la pintoresca fallada— Bien dicen que las cosas se parecen a sus dueños.Kathia apretó los puños. Debía controlarse.Su relación con esa mujer no solo no bueno en lo absoluto, sino que desde el principio había estado interfiriendo indiscretamente en su matrimonio y constantemente sembrabas dudas en la cabeza de Cassio que terminaron por surtir efecto… no tenía pruebas, pero tampoco dudas. Francesca había tenido mucho que ver en su divorcio y por su culpa su hija había crecido sin un padre.— Te pregunté qué diablos haces en mi casa, Francesca Ricci.Sí, Ricci, porque ella jamás se apellidó Garibaldi — aunque lo hubiese deseado con todas sus fuerz
Cassio miró a Kathia con los ojos entornados por varios segundos y después le dijo: — Estás jugando con tus dedos. Ella pasó un trago. — ¿Y eso qué? — preguntó. — Que eso solo lo haces cuando estás mintiendo — se acercó un paso y ella retrocedió otro — Kat, estás mintiendo, lo sé. — ¿Lo sabes? — lo miró irónica — Han pasado cinco jodidos años, Cassio, deja de hacer presunciones sobre mi vida y la persona que soy ahora. No me conoces de nada, ya no. Cassio sonrió de medio lado. — Digamos que estoy equivocado y ya no te conozco como dices. ¿De quién es hija Cassie entonces? — Mía — no dudó en responder —. ¿Pues de quien más si no? — Kat, por favor, no me juegues al dedo en la boca. Sabes perfectamente lo que estoy preguntando. ¿Quién es el padre de esa niña? — Cassio, basta, esto… — Esa niña tiene los años que tú y yo llevamos de separados, y a menos que la hayas concebido tan pronto nos divorciamos, no tendría sentido. Kathia vio una oportunidad a la que aferrarse, aunque no