- ¡Lo sabía! ¡Richard aún está enamorado de ella!
Sonia decidió quedarse en casa el fin de semana para cuidar del bebé, mientras que Richard fue a visitar a sus padres que vivían al otro extremo de la ciudad. Después de aquel evento, el pequeño CEO comenzó a hablar en sueños y, entre eso, mencionó el nombre de Macarena más de una vez.
Pero lo que aún más le descolocaba era que la ex secretaria, que se supone que provenía de un origen humilde, resultó ser tan multimillonaria como las Kardashian. Había sido que lo tenía bien escondido y los engañó a todos como una suerte de experimento social para ver cómo la gente la trataría al saberse que tenía guita.
Obvio era algo que solo Sonia imaginó, ya que no se sabía la verdadera historia.
El bebé comenzó a llorar,
-Tus feromonas de CEO encuerada están cada día más potentes, señorita. Debería tener cuidado. Macarena consultó con un médico especialista en CEOs encuerados promiscuos, el cual estudiaba el estado de sus feromonas y hasta qué punto podían afectar a alguna sumisa en potencia. Y como Macarena aún era bastante joven, su efecto catalizador debía de ser controlado con suma delicadeza para evitar atraer a los empleados de su empresa. O, peor aún, hacer que empleados de la competencia renunciaran a sus puestos para ir junto a ella. -Bien. Puedo recetarle estas pastillas anticonceptivas y esta popular revista de modelos masculinos – dijo el médico, anotando la receta – y no se olvide de una buena sobredosis de porno legal y autosatisfacción para equilibrar tu lado sumiso y tu lado activo. -Está bien, doctor. Así lo haré. Una vez que Macarena terminó con su consulta, regresó a su oficina. Ahí, recibió el mensaje de Richard, el cual volvió a hacerle su petición, tal como dijo que lo
- ¡Ya llegué, estúpidas! - ¿¡¿Roberto?!? Tanto los CEOs como las sumisas quedaron impactados por la presencia de Roberto en la asociación. Ya muchos estaban acostumbrados a la idea de que estaría bien muerto y enterrado, por lo que pensaron que podría tratarse de algún fantasma… o hermano gemelo. Pero el más shockeado fue Richard quien, de inmediato, se levantó y, señalándolo con el dedo, le dijo: - ¿Qué haces aquí? ¡Aléjate, criatura del demonio! ¡Regresa del infierno donde nunca debiste salir! - ¡Oye! ¡No morí! Solo anduve de parranda – dijo Roberto, alzando una ceja – ¿De dónde sacaron ese absurdo rumor de que fallecí? - Señor, es que no fue encontrado en ese accidente y… por eso… - comenzó a decir Sonia, quien lucía completamente pálida del susto. Y es que, al saber que Roberto estaba vivo, éste podría reclamarle la custodia del bebé. Sin embargo, tenía la ligera esperanza de que él no supiera que Adelaida se embarazó de él durante ese per
Los CEOs de la asociación estaban preocupados. Sus sumisas se encontraban muy alteradas porque éstos comenzaron a prestarle más atención a Macarena que a ellas. Y como no funcionó lo de escracharla en las redes sociales (al contrario, le dieron más fama y prestigio, haciéndola lucir como una mujer capaz de crear sus propias reglas sin temor al peligro), entonces comenzaron a apuntar hacia sus parejas. Algunas aplicaron la ley del hielo. Otras, arrojaron las cosas de sus CEOs por la ventana. Y unas cuantas les confiscaban sus celulares para ver que no estuviesen conversando con otra mujer. Y una sumisa equis vio que su CEO predilecto estaba enfrascado en una conversación con una mujer de voz muy gruesa y madura. Cuando se lo reclamó, éste le dijo: - ¡Pero cariño! ¡Es mi mamá! ¿A poco crees que lo voy a hacer con ella? ¡Eso sería asqueroso! - ¡Ustedes los hombres son todos iguales! ¡Nosotras les damos amor y luego nos dejan por una tal “mamá”! - Ya, mi ci
Roberto fue al museo con su esposa. Ella quedó encantada con las obras que estaban ahí, tanto que se la pasaba señalando y comentando al respecto. - ¡Mira, amor! ¡Este cuadro tiene colores brillantes! ¿Qué significa eso? - Significa que nuestro amor está en pleno vigor y alegría, cariño. - ¡Oh! ¡El artista que plasmó nuestro amor es un genio! ¡Y eso que no nos conoce de nada! ¿Será un adivino? Roberto se llevó una mano al frente. Si bien le agradaba la mujer que eligió como su esposa, le parecía muy tonta. Así es que le era muy sencillo engañarla. Entre la gente que visitó el museo, vio a un hombre con corbata y sombrero de capo mafioso. El CEO encuerado le tocó el hombro a esposa y, señalándole una enorme escultura de extrañas proporciones y significado irrelevante, le dijo: - ¡Mira! ¿A qué es bonita esa obra? Apenas giró la cabeza para mirarla, Roberto se acercó rápidamente al hombre de corbata y sombrero, le entregó una nota y le indicó, en
Roberto pataleó una y otra vez al enterarse que el secuestro fue un fracaso. Y es que no previó que una de las mujeres más multimillonarias del mundo tendría un as bajo la manga para librarse de esa clase de situaciones penosas.Y ahora que hasta tenía guardaespaldas y todo, sería muchísimo más complicado el raptarla y forzarla a ser su juguete sexual.Dio varias vueltas alrededor de su oficina, donde no paraba de debatirse qué hacer para tener a Macarena a sus pies. Y mientras pensaba, entró su nueva secretaria contratada por su padre (de vuelta) en su oficina.- Señor, recibí una llamada de… ¡Oh, por Dios!La secretaria se quedó helada al ver a Roberto. Éste la miró y le dijo:- ¿Qué pasa? ¿Acaso no le informaron que regresé de la muerte para seguir siendo el CEO de esta empresa?- No es eso… - murmuró la mujer, cuyas mejillas comenzaron a sonrojarse – es que… ¿Cómo decirlo? ¡Es usted muy apuesto! Perdone el atrevimiento, sé que estás casado, pero…
Todos los integrantes de la asociación se enteraron que Roberto fue denunciado por acoso sexual. Esto nunca le había pasado y se preguntaban en qué fue lo que falló para recibir semejante acusación. Por su parte, Roberto no sabía qué hacer. Si bien consiguió que su esposa no se enterara, su padre si lo supo y no paraba de llamarlo una y otra vez para hablarle sobre el tema. En el fondo se preguntaba si Macarena no se enteró que fue él quien intentó secuestrarla para venderla en el mercado negro. Pero la cosa no terminó ahí porque, un poquito después, se publicó un video viral de una mujer con el rostro cubierto por una máscara, explicando todo sobre la asociación de CEOs encuerados, pero con la intención de darle una mala publicidad. - En esa Asociación, los CEOs se creen los dueños del mundo – aseguró la mujer del video – y son muy machistas, porque nunca aceptaron a una mujer CEO en su nefasta agrupación. Creen que una mujer solo debe ser una sumisa y ya, no ti
El pequeño CEO se sintió intimidado por la infraestructura de la empresa de Macarena. El edificio era incluso más grande que el suyo y, también, tenía robots y sistemas sofisticados de seguridad que sobrepasaban su imaginación. Toda esa exageración le hizo preguntarse: “¿Acaso es la reina de Saba?” Vio que la joven CEO salió de su oficina, acompañada con al menos cuatro guardaespaldas que la rodeaban de frente y detrás. No dejaban ninguna apertura libre, como si se tratase de un cofre que le encargaron proteger con sus vidas. A pesar de todo, Richard no estaba dispuesto a rendirse, por lo que se acercó a ella, dispuesto a hablarle. Pero apenas dio unos pasos, los guardaespaldas lo apuntaron con sus pistolas y le dijeron: - ¿Quién eres y qué quieres con nuestra clienta? - ¡Soy su amigo! ¡Solo quiero hablar con ella! – respondió Richard. Los guardaespaldas miraron a Macarena. Ésta, con una fría indiferencia, les dijo: - No lo conozco. Dos de los
Tal como se lo indicó Macarena, Richard se presentó a su oficina con la intención de tomar el puesto de secretario. Se vistió con un sencillo traje negro con corbata y camisa blanca. Se recortó la barba para mantenerla prolija y se peinó los cabellos hacia atrás con un gel. Por suerte, Sonia aún seguía durmiendo y el bebé estaba bien atendido por la niñera. Pero, por las dudas, le dejó una nota a su esposa que decía: “Fui a una reunión urgente. Regresaré al anochecer. Te quiero, amor” Por suerte, Macarena lo atendió enseguida. Pero en lugar de abrazarlo y besarlo, solo permaneció en el escritorio, con cara de póker, mientras le miraba de arriba abajo. Luego, con una voz de tremendo aburrimiento, le preguntó: -¿Qué desea, buen hombre? ¿En qué le puedo ayudar? -Vine aquí por el puesto de secretario que requiere para su empresa – respondió Richard, mostrándole su curriculum. Macarena lo tomó y lo abrió. Le dio una ojeada rápida y lo cerró, dejándol