Roberto pataleó una y otra vez al enterarse que el secuestro fue un fracaso. Y es que no previó que una de las mujeres más multimillonarias del mundo tendría un as bajo la manga para librarse de esa clase de situaciones penosas.Y ahora que hasta tenía guardaespaldas y todo, sería muchísimo más complicado el raptarla y forzarla a ser su juguete sexual.Dio varias vueltas alrededor de su oficina, donde no paraba de debatirse qué hacer para tener a Macarena a sus pies. Y mientras pensaba, entró su nueva secretaria contratada por su padre (de vuelta) en su oficina.- Señor, recibí una llamada de… ¡Oh, por Dios!La secretaria se quedó helada al ver a Roberto. Éste la miró y le dijo:- ¿Qué pasa? ¿Acaso no le informaron que regresé de la muerte para seguir siendo el CEO de esta empresa?- No es eso… - murmuró la mujer, cuyas mejillas comenzaron a sonrojarse – es que… ¿Cómo decirlo? ¡Es usted muy apuesto! Perdone el atrevimiento, sé que estás casado, pero…
Todos los integrantes de la asociación se enteraron que Roberto fue denunciado por acoso sexual. Esto nunca le había pasado y se preguntaban en qué fue lo que falló para recibir semejante acusación. Por su parte, Roberto no sabía qué hacer. Si bien consiguió que su esposa no se enterara, su padre si lo supo y no paraba de llamarlo una y otra vez para hablarle sobre el tema. En el fondo se preguntaba si Macarena no se enteró que fue él quien intentó secuestrarla para venderla en el mercado negro. Pero la cosa no terminó ahí porque, un poquito después, se publicó un video viral de una mujer con el rostro cubierto por una máscara, explicando todo sobre la asociación de CEOs encuerados, pero con la intención de darle una mala publicidad. - En esa Asociación, los CEOs se creen los dueños del mundo – aseguró la mujer del video – y son muy machistas, porque nunca aceptaron a una mujer CEO en su nefasta agrupación. Creen que una mujer solo debe ser una sumisa y ya, no ti
El pequeño CEO se sintió intimidado por la infraestructura de la empresa de Macarena. El edificio era incluso más grande que el suyo y, también, tenía robots y sistemas sofisticados de seguridad que sobrepasaban su imaginación. Toda esa exageración le hizo preguntarse: “¿Acaso es la reina de Saba?” Vio que la joven CEO salió de su oficina, acompañada con al menos cuatro guardaespaldas que la rodeaban de frente y detrás. No dejaban ninguna apertura libre, como si se tratase de un cofre que le encargaron proteger con sus vidas. A pesar de todo, Richard no estaba dispuesto a rendirse, por lo que se acercó a ella, dispuesto a hablarle. Pero apenas dio unos pasos, los guardaespaldas lo apuntaron con sus pistolas y le dijeron: - ¿Quién eres y qué quieres con nuestra clienta? - ¡Soy su amigo! ¡Solo quiero hablar con ella! – respondió Richard. Los guardaespaldas miraron a Macarena. Ésta, con una fría indiferencia, les dijo: - No lo conozco. Dos de los
Tal como se lo indicó Macarena, Richard se presentó a su oficina con la intención de tomar el puesto de secretario. Se vistió con un sencillo traje negro con corbata y camisa blanca. Se recortó la barba para mantenerla prolija y se peinó los cabellos hacia atrás con un gel. Por suerte, Sonia aún seguía durmiendo y el bebé estaba bien atendido por la niñera. Pero, por las dudas, le dejó una nota a su esposa que decía: “Fui a una reunión urgente. Regresaré al anochecer. Te quiero, amor” Por suerte, Macarena lo atendió enseguida. Pero en lugar de abrazarlo y besarlo, solo permaneció en el escritorio, con cara de póker, mientras le miraba de arriba abajo. Luego, con una voz de tremendo aburrimiento, le preguntó: -¿Qué desea, buen hombre? ¿En qué le puedo ayudar? -Vine aquí por el puesto de secretario que requiere para su empresa – respondió Richard, mostrándole su curriculum. Macarena lo tomó y lo abrió. Le dio una ojeada rápida y lo cerró, dejándol
Apenas llegaron, entraron rápidamente a la habitación y Macarena procedió a desvestirle a Richard. Éste se dejó hacer, sintiendo que su amiguito volvía a parársele tal cual bandera flameante. -No sé cómo lo haces, pero cada día estás más exquisito – le susurró Macarena al oído, mientras procedía a presionarle sus masculinos pezones. -Esto se siente tan… extraño – dijo Richard, sintiendo un extraño calor en su interior. Richard se acostó boca arriba en la cama, completamente desnudo. Macarena tomó su miembro y procedió a hacerle una oral, metiendo y sacando lascivamente de su boca tal cual si fuese una banana. El pequeño CEO se aferró al colchón y comenzó a gritar como nunca antes, ya sin temor de que algún empleado curioso lo pillase en la oficina. En un momento, Macarena se levantó y se separó de él. Richard, aún acostado, levantó la cabeza y le preguntó: -¿Ya terminamos? -Aún no – respondió Macarena, quien tomó su bolso y sacó de ahí el jugu
- Macarena es sumisa… ¡Y dominante a la vez! ¡Es la mujer perfecta! Y yo, un idiota, la he perdido. Richard regresó a su casa, todo traumatizado por la experiencia de ser sometido por su ex amor. Y lo que más le intrigó era que le gustó. Adoró la forma en que Macarena lo tomó y domó, llenando su cuerpo de placer y despertándole el deseo de querer disfrutar más de su ardiente pasión. Llegó a la entrada, tomó la llave electrónica con que abría la puerta de su casa activada con IA, entró y se encontró ahí con Sonia, quien lo recibía con los brazos cruzados y el ceño fruncido. - ¡Sonia! ¡Cariño! ¿Qué tal va todo con el bebé? – le saludó Richard, fingiendo estar calmado, aunque, en el fondo, se sentía muy nervioso. - ¿Qué tal te fue en la reunión? – le preguntó Sonia, sin cambiar su semblante. - Me fue bien. Algo… agotador. Pero bien. Richard se dirigió a su habitación y se sacó la corbata. Luego, procedió a sacarse su camisa y lo arrojó a la cama. Y mientras se vestía con una ropa má
- Las acciones de la empresa van bien, señor. - La denuncia no afectó la relación con los clientes. - Nosotros lo apoyamos. Esas fueron algunas de las frases motivaciones que Roberto no merecía de sus colegas de trabajo. Sí, seguro te habrás olvidado que Macarena lo denunció tras esos largos capítulos de intensa sesión sexual y, por eso, he vuelto para recordártelo. Retornando al hilo de la trama, Roberto buscaba buenos aliados para poder sobrellevar su penosa situación. Aún no podía creer lo que le sucedió y, de alguna y otra forma, quería cobrársela a Macarena por lo que le hizo cuando, lo más razonable, sería pedirle perdón y pagarle un buen monto con la esperanza de que le retirara la denuncia. El CEO entró a su oficina, revisó las llamadas perdidas de su papá, a quien decidió ignorar todo ese tiempo. Dejó su celular a un lado para seguir ignorándolo y se sentó en el escritorio, donde se acumularon los informes de sus empleados que debía revisar para hacer el análisis de sus
Tras haber llamado a tres hospitales de seguido, Adelaida al fin decidió dejar a Roberto en paz. Juzgó que se sentiría más calmado si no lo atosigaba a cada rato con su exigencia a punta de pistola. Comenzó a deambular por las caóticas calles de Sao Paulo, mientras se reía a carcajadas como bruja en celo, llamando la atención de algunos transeúntes que pasaban por los alrededores. En un momento, entró por un pasillo y sacó su pistola de juguete, mirándola con mucha determinación. Luego, se dijo: - ¿De verdad ese Roberto era tan estúpido? Si hubiese llevado un arma de verdad, las alarmas de su empresa no dejarían de sonar. Se ve que solo piensa con el pene y la cabeza la tiene llena de aire, je je je. Volvió a guardar su pistola de juguete y se dirigió a una plaza. Tenía mucho en qué pensar y, una de ellas, era en cómo iba a restablecer su vida. Le dieron un certificado en el hospital psiquiátrico, el cual podía presentarlo en alguna agencia de reclutamiento para conseguir trabajo