Macarena y Richard estaban haciéndolo en la oficina, aprovechando que se quedaron para horas extras. Por precaución, la joven secretaria se cercioró de que no hubiese ningún empleado en la empresa que pudiese espiarlos y delatarlos delante del jefe.Esta vez, Macarena lucía un conjunto de camisa azul de mangas largas, minifalda negra y medias finas marrones con tacones rojos. Richard, por su parte, lucía su clásico traje con corbata roja. La mujer, al verlo, lo tomó de la corbata, lo atrajo hacia sí y lo besó. El CEO la rodeó con sus brazos y procedió a sentarla sobre el escritorio, donde ella le rodeó de la cintura con sus piernas y procedieron a los besos lascivos previos de su pasión lujuriosa.En un momento, la joven le dijo:- Me he portado bien, ¿verdad? ¿Soy una buena sumisa?- Sí, lo eres – le dijo Richard, procediendo a besarle el cuello – No hagas caso de lo que digan los de la asociación.- Pienso que tu vida solo se basa en eso – se le escapó decir a Macarena.Richard se d
Roberto estaba de mal humor. Y todo porque su padre, quien era el jefe de la empresa, decidió hacerle una visita en su oficina. El hombre, a pesar de tener sus años, lucía bastante bien y todavía atraía miradas, tal cual si fuese Brad Pitt. Pero, contrario al promiscuo de su hijo, era un esposo fiel, buen padre de familia y una hermosa vida definida.Y, por eso, se sentía muy decepcionado de Roberto, que se la pasaba perdiendo el tiempo en la Asociación, seduciendo empleadas y gastando su fortuna en cosas sin sentido.Y, ese día, no fue la excepción.- Hijo, entiende que solo quiero lo mejor para ti. Si sigues así, nunca podrás heredar esta empresa con sede en Alaska cuando llegue mi hora. ¿Por qué no te consigues una buena mujer para casarte y darme nietos?- ¡Pero papá! ¡No necesito eso! – le reprochó Roberto - ¡Soy feliz como soy! ¡No quiero ser un viejo aburrido como tú!Mientras padre e hijo discutían, Sonia se presentó en la empresa, con su curriculum en la mano y el corazón en
Roberto estaba de mal humor. Y es que por culpa de su padre y de Adelaida, se vio forzado a contratar a Sonia en su empresa. Pero, tras verla bastante entusiasmada en su nuevo puesto de secretaria ejecutiva, no le quedó otra opción más que aceptarlo. Y fue por eso que, apenas se retiró su padre por negocios externos, llamó inmediatamente a Adelaida a su oficina para cuestionarle su pequeño “desliz” en su orden. - Señorita Adelaida. Le había pedido que contactara con Macarena para que trabajara con nosotros. Pero resulta que le mandó un mensaje a otra empleada de Richard. ¿Puede explicármelo, por favor? Adelaida tuvo el ligero temor de que Roberto la echara de la empresa por no cumplir sus órdenes. Sin embargo, tras saber que fue su padre quien aceptó a Sonia de buen grado, se le ocurrió una buena idea. - Iba a hacerlo, pero el jefe de la empresa me persuadió de contactar con alguien que de verdad se merezca el puesto, más allá de su apariencia. Y como usted bien sabe, el jefe tiene
En la “Asociación cultural de CEOs encuerados” no solo se organizó la reunión habitual, sino que, también, se hizo una fiesta de bienvenida a los nuevos integrantes del grupo.Eran tres nuevos CEOs, de sus respectivas empresas, que querían formar parte de algo más grande para demostrar que eran hombres fuertes y capaces de seducir a potenciales sumisas con tan solo una mirada.- Espero que lo pasen muy bien en la asociación.- Aquí pueden traer a sus sumisas para presentárnoslas.- También les orientaremos para activar sus feromonas especiales del CEO encuerado que harán que ninguna chica pueda resistirse a sus encantos.Richard y Macarena también asistieron. Pero, contrario a la reunión anterior, esta vez nadie se burló de Richard ni habló de forma despectiva a Macarena. Incluso la saludaron con cortesía y hasta se ofrecieron a ayudarla en lo que pudiera para sentirse más cómoda.- Creo que mis colegas te tienen miedo – le dijo Richard a Macarena, por lo bajo – nunca antes vieron a u
La imagen de Macarena desnuda, con el rostro sonrosado y la boca semiabierta no se despegaba de su mente. Richard sentía que en verdad se gustaba de ella. Y saber que Macarena podría albergar esos mismos sentimientos lo llenaba de una calidez tal que nunca creyó que sentiría en su vida.Sin embargo, también tenía sus dudas tras saber que, todo este tiempo, Sonia había estado enamorada de él. Y no solo eso, sino que, además, su archienemigo Roberto se la quitó y se apropió de varias de sus antiguas empleadas para perjudicarlo.“Ese Roberto ya ha ido demasiado lejos al sacarme a Sonia”, pensó Richard, con rabia, mientras iba conduciendo por la ciudad. “Y estoy seguro que querría ir también tras los huesitos de Macarena. ¡Eso no lo permitiré!”Durante su paseo, recordó que todavía no habían tenido sexo en el auto, por lo que se propuso a organizar alguna salida loca a las afueras de la ciudad para intentarlo. El problema era que Macarena tenía las piernas muy largas, así es que se le dif
Tanto Richard como Sonia se sorprendieron ante ese encuentro inesperado. La mujer se sintió incómoda, ya que no esperaba verlo en un sitio como ese. Siempre lo imaginó en restaurantes de lujo, donde sirviesen platillos exóticos provenientes del propio Olimpo debido a los altos precios propios de semidioses. Sus piernas parecían querer moverse para marcharse inmediatamente de ahí pero, a la vez, quería permanecer en ese lugar, buscando luchar por su amor y gritar, a los cuatro vientos, lo locamente enamorada que estaba del CEO de su ex empresa.Richard, a su vez, no sabía qué decirle. Su lado rencoroso le instaba a recriminarla por haberle abandonado y accedido a extrañas ofertas para trabajar dentro de la competencia. Su lado comprensivo lo persuadía de bajarle varios cambios para preguntarle el porqué se marchó, si hubo algo que no le agradó y que estaba dispuesto a pedir disculpas. Tantos pensamientos se le vinieron en la cabeza que estaba seguro de que le salía humo por las orejas.
Macarena vio su cuenta bancaria y se alegró al ver que los números aumentaron. Tras vivir en la casa de Richard, ahorró un montón de dinero ya que no tenía que pagar alquiler, cuentas ni comida. Y es que él se encargaba de todos esos gastos, además de comprarle joyas auténticas certificadas por los joyeros más famosos del país y ropa de marca cuyas telas parecieran ser confeccionadas por las propias modistas que trabajan para los reyes europeos.En esos momentos estaba en su habitación, probándose todos los vestidos que Richard le compró. Pensó que tenía un buen ojo para esas cosas porque todo le quedaba bien y no había necesidad de cambiarlos.- Él me dijo que le costaba hablar con las mujeres en el pasado – se dijo Macarena, mientras se probaba el 20vo vestido – pero sabe bien de estos asuntos. ¡Es tan extraño! Bueno, no importa. Seguiré esforzándome para estar siempre con Richard y conquistar su corazón…Se interrumpió al decir esto último ya que, en un principio, ella solo estaba
Adelaida estaba boca arriba, mientras que Roberto la penetraba con tanta fuerza que sentía que la partiría por la mitad. La cama donde se acostaron chirriaba por las embestidas y, al momento cumbre del coito, las patas se rompieron.Eso sorprendió a ambos ya que era la primera vez que reventaban una cama. Se levantaron y vieron que el mueble no resistió a la intensidad de su pasión. Segundos después, Adelaida se llevó ambas manos en la entrepierna porque le dolía un montón esa zona y, con los ojos llorosos, le reclamó a Roberto diciéndole:- ¿Qué te sucede, amo? ¡Estás actuando como un bruto!- ¡No me pasa nada! ¡No seas pesada! – respondió Roberto, dándole la espalda.Adelaida abrió la boca de la sorpresa ante la agresividad de Roberto. Éste, a su vez, se percató de lo que acababa de hacer, por lo que suavizó la voz y se excusó por su conducta:- Solo… estoy con mucho estrés. Por favor, perdóname. Sabes que nunca te haría daño.Un poco más tarde, ambos se pusieron batas y salieron al