Natasha cerró la puerta tras de ella y se mordió los labios con fuerza antes de deslizarse por la puerta mientras lloraba. No había podido dormir en toda la noche y en cambio había estado buscando empleo toda la noche en el periódico de la ciudad. Esta mañana había salido a recorrer cada uno de los empleos que habían llamado su atención pero solo había podido conseguir empleo en una pequeña panadería que le pagaría la mitad de lo que Milo lo hacía.
Se había mentalizado para estar lista en el trabajo justo antes de las tres de la mañana para poder limpiar y comenzar a hacer el pan desde temprano. Se seguía sintiendo herida por lo que había sucedido el día anterior pero mínimo había conseguido un trabajo que la ayudaría a no tener que regresar al infierno del que había huido.
10Todo estaba listo para la boda del año. Algunos de los invitados habían llegado con sus lujosas vestimentas llenas de hermosas pedrerías talladas a mano, todos parecían aportar elegantes piezas de los mejores diseñadores del momento.Algunas de las mujeres presentes se sostenían con orgullo de los brazos de los empresarios más adinerados de la ciudad y del país. Al igual que Paris no estaban ahí por amor, sino por dinero.Los empleados del lugar caminaban de un lado a otro mientras llevaban a cada uno de los invitados hasta sus mesas, cada cierto tiempo un auto de lujo llegaba a la entrada del castillo.A las 7:45 pm se detuvo en la entrada uno de los lujosos autos más conocidos de la ciudad. Un maserati quattroporte blanco conocido por ser conducido por Milo Williams. Un hombre vestido de traje negro corrió hacia la puerta y observó el auto
11Una pequeña oleada de aire recorrió el balcón, Milo observó los pequeños mechones danzantes de Natasha que se movían al ritmo del aire sobre su rostro enrojecido. La música nupcial se escuchaba al fondo, la boda había iniciado hace unos cuantos minutos y a pesar de ello ambos habían decidido quedarse en el pequeño balcón para poder disfrutar del aire fresco. A ninguno de los dos le importaba perderse la ceremonia e incluso la fiesta.Las marcas de llanto sobre el rostro de Natasha permanecían en ella y parecían no querer desaparecer con rapidez. Milo le había invitado a caminar por el jardín pero ella simplemente había contestado con un corto y seco “No”. Estaba confundido y su rostro lo demostraba. Por más que pensaba en lo que había sucedido no podía entenderlo, había visto a Natasha abrirse y cerrarse emocionalm
12— ¡No pude alcanzarla por tu maldita culpa!— reclamó Milo segundos antes de empujar a su hermano menor.—Hey tranquilo.—Mierda Joe, no sabes lo que acabas de hacer.— ¿Por qué no simplemente vas a su casa o le llamas?— preguntó Joe. — ¡No es como si no pudieras verla nunca más en la vida! Natasha no es una cenicienta.—No tengo manera de contactarla al menos que su familia quiera darme la dirección donde vive.—Entonces, ¿Qué mierda esperas?— ¿A dónde vas?— preguntó Michelle antes de tomar a Milo del brazo y sonreírle— no has bailado conmigo pero en cambio quisiste bailar con esa muerta de hambre.—Suéltame—le pidió Milo sin dejar de verla con el rostro completamente serio. — ten
13Natasha se miró en el espejo por un momento antes de apreciar los números en el reloj que anunciaban las 3:15 de la mañana. Estaba agotada y su rostro lo reflejaba sin pena alguna. Llevaba unos cuantos días trabajando en la panadería y con cada día que pasaba se sentía mucho más cansada, se dedicaba a hornear prácticamente toda la mercancía que se vendería en el día y al salir de ahí corría a hacia la empresa para poder llegar a tiempo a su principal trabajo. Pasaba todo el día trabajando pero de ese modo podría permitirse unos cuantos lujos a fin de mes, por ejemplo carne.Extrañaba la sensación de saborear el delicioso sabor de un jugoso filete recién hecho al carbón con un poco de salsa barbacoa. La última vez que había visto uno ni siquiera lo había probado. Ese día había conocido a
14Juliet se acercó a Milo con una gran sonrisa en el rostro. Había comprado algo para él y estaba completamente lista para entregárselo.—Señor—dijo ella, manteniendo la gran sonrisa en su rostro.—¡Juliet!—dijo Milo.—¿Ha visto a Natasha?—¿Natasha?— preguntó Juliet antes de borrar la sonrisa de su rostro.— jefe… usted,¿Quiere salir con ella?— preguntó con un nudo en la garganta.—Si— admitió él.— lo siento, Juliet— dijo. Él llevaba tiempo sabiendo de los sentimientos de Juliet hacia él pero lo había ignorado por completo.— espero que esto no afecte tu relación con Natasha. Parece que ella te aprecia mucho.—¿Afectar?— preguntó Juliet con una pequeña risa entristecida— la
Su mirada se clavó levemente en los labios de Natasha mientras ella dormía pacíficamente sobre su pecho, tenía las mejillas levemente sonrojadas y los labiossemi abiertos pero aún así a él le parecía hermosa. Le encantaba la manera en la que había logrado conseguir su confianza, o al menos un poco de ella. Sabía que no iba a ser fácil ganarse por completo la confianza de Natasha pero haber logrado que ella le permitiera abrazarla y haber logrado que ella se durmiera en su pecho había sido lo más grande que había logrado. Con solo verla dormir con tranquilidad se llena por completo de orgullo.No le importaba lo que los demás empleados pensaron de él, lo único que quería era que ella descansara. Estaba completamente seguro que Natasha estaba sufriendo demasiado por tener dos empleos, quería imaginarse sus razones pero al final de cuen
Sus labios se separaron levemente, provocando una ola de nerviosismo y emociones dentro de ella. Estaba aterrada pero la sensación de haber recibido una muestra de amor tan profunda por parte de él le había puesto su mundo de cabeza.—Natasha– susurró él sobre sus labios. Nadie les prestaba atención, nadie sabía lo que estaba sucediendo y ellos estaban dentro de una burbuja romántica llena de sentimientos y temores. Ella saboreó la elegante aroma de Milo y negó suavemente antes de levantarse de sus piernas— ¿Estás bien?— preguntó él repentinamente, observando su rostro pálido y su cuerpo tembloroso.Ella lo observó con una bomba de nervios en el estómago, un huracán de miedo y una tormenta de pánico dentro de ella. Milo se levantó de su asiento justo al verla llevarse una mano a la boca y huir al ba&nt
Los camiones de pasajeros habían llegado dos horas más tarde de lo esperado. Nadie quería admitirlo pero se habían hartado de pasar horas en ese lugar. Milo había intentado subirle los ánimos a sus empleados pero todos tenían la misma actitud. Malhumorados a causa del hambre.—¡Bajen sus cosas y vayan a comer!—dijo Milo. Acomodándose los caros lentes de diseñador.—¡No olviden dormir un poco y pasar a recepción para que vean con quien compartirán habitación! En la noche comenzarán las actividades.—¡Si señor!— dijo un hombre antes de sonreír y bajar su maleta del camión. Milo volteó hacia Natasha y se llevó la mano al bolsillo del pantalón.—¡