— ¡No pude alcanzarla por tu maldita culpa!— reclamó Milo segundos antes de empujar a su hermano menor.
—Hey tranquilo.
—Mierda Joe, no sabes lo que acabas de hacer.
— ¿Por qué no simplemente vas a su casa o le llamas?— preguntó Joe. — ¡No es como si no pudieras verla nunca más en la vida! Natasha no es una cenicienta.
—No tengo manera de contactarla al menos que su familia quiera darme la dirección donde vive.
—Entonces, ¿Qué mierda esperas?
— ¿A dónde vas?— preguntó Michelle antes de tomar a Milo del brazo y sonreírle— no has bailado conmigo pero en cambio quisiste bailar con esa muerta de hambre.
—Suéltame—le pidió Milo sin dejar de verla con el rostro completamente serio. — ten
13Natasha se miró en el espejo por un momento antes de apreciar los números en el reloj que anunciaban las 3:15 de la mañana. Estaba agotada y su rostro lo reflejaba sin pena alguna. Llevaba unos cuantos días trabajando en la panadería y con cada día que pasaba se sentía mucho más cansada, se dedicaba a hornear prácticamente toda la mercancía que se vendería en el día y al salir de ahí corría a hacia la empresa para poder llegar a tiempo a su principal trabajo. Pasaba todo el día trabajando pero de ese modo podría permitirse unos cuantos lujos a fin de mes, por ejemplo carne.Extrañaba la sensación de saborear el delicioso sabor de un jugoso filete recién hecho al carbón con un poco de salsa barbacoa. La última vez que había visto uno ni siquiera lo había probado. Ese día había conocido a
14Juliet se acercó a Milo con una gran sonrisa en el rostro. Había comprado algo para él y estaba completamente lista para entregárselo.—Señor—dijo ella, manteniendo la gran sonrisa en su rostro.—¡Juliet!—dijo Milo.—¿Ha visto a Natasha?—¿Natasha?— preguntó Juliet antes de borrar la sonrisa de su rostro.— jefe… usted,¿Quiere salir con ella?— preguntó con un nudo en la garganta.—Si— admitió él.— lo siento, Juliet— dijo. Él llevaba tiempo sabiendo de los sentimientos de Juliet hacia él pero lo había ignorado por completo.— espero que esto no afecte tu relación con Natasha. Parece que ella te aprecia mucho.—¿Afectar?— preguntó Juliet con una pequeña risa entristecida— la
Su mirada se clavó levemente en los labios de Natasha mientras ella dormía pacíficamente sobre su pecho, tenía las mejillas levemente sonrojadas y los labiossemi abiertos pero aún así a él le parecía hermosa. Le encantaba la manera en la que había logrado conseguir su confianza, o al menos un poco de ella. Sabía que no iba a ser fácil ganarse por completo la confianza de Natasha pero haber logrado que ella le permitiera abrazarla y haber logrado que ella se durmiera en su pecho había sido lo más grande que había logrado. Con solo verla dormir con tranquilidad se llena por completo de orgullo.No le importaba lo que los demás empleados pensaron de él, lo único que quería era que ella descansara. Estaba completamente seguro que Natasha estaba sufriendo demasiado por tener dos empleos, quería imaginarse sus razones pero al final de cuen
Sus labios se separaron levemente, provocando una ola de nerviosismo y emociones dentro de ella. Estaba aterrada pero la sensación de haber recibido una muestra de amor tan profunda por parte de él le había puesto su mundo de cabeza.—Natasha– susurró él sobre sus labios. Nadie les prestaba atención, nadie sabía lo que estaba sucediendo y ellos estaban dentro de una burbuja romántica llena de sentimientos y temores. Ella saboreó la elegante aroma de Milo y negó suavemente antes de levantarse de sus piernas— ¿Estás bien?— preguntó él repentinamente, observando su rostro pálido y su cuerpo tembloroso.Ella lo observó con una bomba de nervios en el estómago, un huracán de miedo y una tormenta de pánico dentro de ella. Milo se levantó de su asiento justo al verla llevarse una mano a la boca y huir al ba&nt
Los camiones de pasajeros habían llegado dos horas más tarde de lo esperado. Nadie quería admitirlo pero se habían hartado de pasar horas en ese lugar. Milo había intentado subirle los ánimos a sus empleados pero todos tenían la misma actitud. Malhumorados a causa del hambre.—¡Bajen sus cosas y vayan a comer!—dijo Milo. Acomodándose los caros lentes de diseñador.—¡No olviden dormir un poco y pasar a recepción para que vean con quien compartirán habitación! En la noche comenzarán las actividades.—¡Si señor!— dijo un hombre antes de sonreír y bajar su maleta del camión. Milo volteó hacia Natasha y se llevó la mano al bolsillo del pantalón.—¡
Natasha se recostó sobre la cama aún con el cuerpo tembloroso, se había dado una larga ducha para intentar calmar sus nervios pero había resultado imposible. Seguía temblando y no encontraba la manera de detener los temblores de su cuerpo.Nunca se había imaginado que ella se atrevería a lanzarse al agua por un hombre. Tampoco se había imaginado que Milo se comportaría tan infantil como para hacer lo que había hecho. Su “bromita” había sido de muy mal gusto y estaba molesta con él.—Hola linda—dijo Juliet después de abrir la puerta de la habitación y mirarla— ¿Estas bien? Milo fue un idiota.—Estoy bien pero tengo mucho frío.—No puedes enfermarte— dijo Ju
La sala de espera del hospital estaba en completo silencio, Milo no de baja de mover sus piernas mientras las enfermeras mantenían a Natasha en una tina de baño llena de hielo. Milo había intentado bajarle la temperatura, le había quitado la ropa hasta dejarla en ropa interior para tenerla en la tina pero después de media hora no había funcionado y había decidido traerla al hospital.Se estaba perdiendo los juegos del inicio del campamento y realmente quería estar ahí pero sabía que pasarían a Natasha a alguna habitación en algún momento y quería estar ahí para ella.Cuando era más joven había estado enfermo por un tiempo y conocía a la perfección la horrible sensación de estar en una habitación de hospital solo.
—Espera,Milo, esta muy adentro. Duele—susurró antes de gemir.—¿Te estoy lastimado?—Nunca un hombre me había…¡Ah!—gimió.—Estás volviéndome loco, vuelve a gemir y nos van a descubrir —susurró él, enterrando los dedos en su cabello.—¿Puedes sacarlo por un momento?—preguntó ella con las mejillas totalmente encendidas.—Para ser tu primera vez no te estás portando muy mal—dijo él antes de verla.—¿Puedes sacarlo?— preguntó en un pequeño susurro.—¿En verdad?— preguntó Milo un poco ansioso.—¡No es tan grande!—¡Lo es para mi!— se defendió, manteniendo su respiración agitada.—nunca habían metido eso en mi…—di