—Hola Robinson. —Hola Magda, no te imaginas con cuántas ansias te estoy esperando. —Claro que me lo imagino. —Ven vamos a sentarnos, pero antes que me cuentes lo que descubriste, deja que me tome un whisky. —Sírveme uno a mí por favor, yo también lo necesito. —Ahora sí, vamos a hablar, dime cómo está ella después del susto que le dio Richard. —No te preocupes, ella está tranquila, la que tengo los nervios a millón soy yo, mira lo que te traje. La señora Magda saca el álbum de su cartera y se lo enseña al señor Robinson. —¿Qué es esto? —Un álbum de fotografías de la mamá de Fernanda, si alguna vez te tomaste una foto con ella, allí debes estar tú. —Recuerdo que en muchas ocasiones me tomé fotos con ella y con el grupo de muchachos que en ese momento andábamos siempre juntos. —Okey vamos a salir de dudas, vamos abrir este álbum, pero te informo que su mamá se llama Katerine Brown, es el mismo apellido de Fernanda, su mamá le di
Ya estoy llegando al final de mi carrera, sólo me quedan unos meses, mis nervios están a flor de piel, en el instituto todos estamos igual, todo es un corre-corre, las horas en el taller son una locura. Al llegar al apartamento la locura sigue, pero es una locura mágica, porque me gusta lo que hago, cuando empiezo a trazar líneas para un diseño,mis pensamientos, mi vida toda se vuelca en lo que estoy haciendo, a veces me olvidó hasta que no he comido, gracias a qué tenemos a la señora Magda que siempre está pendiente de nosotras. —Milángela por favor abre la puerta, están tocando, debe ser la señora Magda. —Buenas noches mis hijas, de seguro no han comido nada en todo el día, les traje comida, así que vamos pués, dejen esos papeles a un lado y vengan a comer. La señora Magda, siempre tan especial, arregló la mesa y colocó los platos que había traído, nos sentamos a comer, en realidad no habíamos probado bocado en todo el día, sólo agua. —Gracias señora M
—Marlon David, no molestes a los señores. Cuando escuché el nombre del niño, mi corazón se detuvo, en ese momento recordé cuando estaba en la cama con Fernanda Ella estaba a mi lado, nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, la habitación estaba en penumbras, sólo una pequeña luz de una lámpara de noche alumbraba nuestros cuerpos, ella con sus manos delineaba mi pecho, luego mi abdomen, bajaba a mis piernas y luego volvían a subir, dejando que mi respiración agitada acompañara el movimiento de sus manos. Yo al igual que ella comencé a trazar con mis labios toda su figura, deteniéndome en cada una de sus curvas, cuando llegué a su abdomen mis labios se detuvieron, allí pegado a su abdomen le susurré. —El día que tengamos un hijo, ¿le vas a poner mi nombre? —Sí amor, por supuesto, además me gusta tu nombre. —¿Cómo lo vas a llamar? —Marlon David. —¿Y por qué David? —Porque va a ser un guerrero igual que tú, se va a enfrentar a l
El señor Robinson ese fin de semana no se despegó de mi niño, lo complacía en todo, yo sin desatender las cuestiones de la universidad, en cuanto estaba libre me unía a ellos. Mi niño está feliz, el señor Robinson le compró muchos juguetes, cada vez que salía y en cuestión de minutos regresaba con un juguete. La señora Isabella se mantenía callada, pero siempre con esa mirada enigmática. No tardó en meterse en la cocina, para preparar sus platos, esto lo hizo bajo mis regaños y los de la señora Magda, pero Franco y el señor Robinson aplaudieron su decisión porque comieron hasta saciarse. Estamos todos dentro del agua, sólo la señora Magda y la señora Isabella están sentadas en una de las mesas que rodean la piscina. —Señora Magda, tengo entendido que usted es la novia del señor Robinson. —Sí, yo soy su novia. —Perdone la pregunta, ¿cuándo se casan? —Después de la graduación de las muchachas. —Yo veo que él tiene un cariño muy especial
Me estoy vistiendo apresuradamente cuando llega Gabriel. —¿Marlon para dónde vas? —Voy a almorzar. —¿No pensabas esperarme? —Lo que pasa es que tú no estabas, saliste temprano, pensé que no regresabas a almorzar. —¿Y para dónde vas?, digo para dónde vas a almorzar. —Voy al restaurante que me llevó tu amiga. —Vamos te acompaño, Marlon a mi no me engañas, ya tenemos bastante años de amistad, así que habla, ¿qué es lo que te atormenta? —Amigo, sé que me vas a llamar loco, paranoico, pero necesito ver a ese niño de nuevo, necesito ir a ese restaurante. —Me estás asustando, estás viendo fantasmas en todas partes, sólo porque ese niño se llama Marlon David te estás imaginando que es tu hijo, no viste a su mamá es una señora mayor. —Ella nunca dijo que fuera su hijo, además no te parece que es una mujer muy mayor para tener un hijo de cuatro años. —Okey no es su mamá, pero puede ser su abuela, sí lo es, entonces ese niño no es tu
¡Señor!, no lo puedo creer ya sólo falta una semana para mí graduación, de los nervios no sé cuántas veces me he mordido el labio, manía que tengo cuando estoy sumamente estresada. El instituto parece un torbellino, dónde todos los estudiantes del último año, corren, gritan, saltan esto es un verdadero caos, pero a pesar de esos momentos de euforia también está presente la camaradería, la ayuda mutua, el compartir, por supuesto siempre como en todo grupo existen los exclusivos, los que se creen lo mejor de lo mejor, los que no tienden su mano, pero estos son minorías, gracias a Dios este grupo es muy unido, muy compacto. Cómo es de esperarse, dormimos poco, comemos cuando nos acordamos que no hemos probado un bocado, pero es nuestra pasión, nuestra vida por lo menos así lo siento. Faltando pocos días ya mis trajes para el desfile están casi listos, sólo faltan algunos detalles. La señora Magda cuando está en el edificio nos trae comida, esto es en pocas ocasio
Italia -Roma- —Gabriel vamos hoy para el restaurante, con tanto trabajo que hemos tenido, la verdad se nos ha hecho difícil llegar hasta allá. —Claro, siempre nos desocupamos en la noche, a esa hora ya está cerrado, pero hoy si hermano, tenemos la tarde libre. Después de terminar con nuestras obligaciones nos fuimos al restaurante, mi corazón palpitaba muy aprisa. —Hoy vuelvo a ver a mi niño. —Y si Fernanda está allí ¿qué le vas a decir? —No sé, seguro y no le digo nada, sólo la abrazo. —Tú crees que ella se va a dejar abrazar. —No sé, pero por lo menos lo intento. —por ahora quiero ver a mi niño, es hermoso igual que su madre. Llegamos al restaurante a la hora del mediodía, pero el restaurante estaba cerrado. Me bajo del taxi y comienzo a tocar, pero nadie sale. —Marlon vámonos yo creo que no hay nadie. —Vamos a esperar un momento, para ver si alguien llega. Esperamos varios minutos y nada, en eso una señora
La casa del señor Robinson, ese día se llenó de alegría, mi Marlon David corría de un lado para otro, siempre bajo la mirada vigilante del señor Robinson. Al final del día, lo que quedó fueron los platos sucios medio llenos de comida, los vasos aún con pequeñas cantidades de bebidas. El señor Robinson con una vitalidad increíble todavía tiene fuerzas para correr detrás de mi niño. Alexánder por supuesto en todo el día no pierde oportunidad para halagarme, decirme lo bella que estoy, todos están contentos. —Amiga, que suerte tienes que este señor con tanto dinero te esté ayudando. El comentario lo hizo Gabriela que también asistió a la fiesta y trajo a su niña. —Sí, por eso tengo que estar agradecida de encontrarme con este señor, precisamente el mismo día que llegué a Italia. —Yo pensé que tú lo habías conocido aquí. —No, yo lo conocí en el avión que me trajo a Italia. —Ya estabas embarazada de Marlon David. —Por supuesto, mi niño fue