Me estoy vistiendo apresuradamente cuando llega Gabriel. —¿Marlon para dónde vas? —Voy a almorzar. —¿No pensabas esperarme? —Lo que pasa es que tú no estabas, saliste temprano, pensé que no regresabas a almorzar. —¿Y para dónde vas?, digo para dónde vas a almorzar. —Voy al restaurante que me llevó tu amiga. —Vamos te acompaño, Marlon a mi no me engañas, ya tenemos bastante años de amistad, así que habla, ¿qué es lo que te atormenta? —Amigo, sé que me vas a llamar loco, paranoico, pero necesito ver a ese niño de nuevo, necesito ir a ese restaurante. —Me estás asustando, estás viendo fantasmas en todas partes, sólo porque ese niño se llama Marlon David te estás imaginando que es tu hijo, no viste a su mamá es una señora mayor. —Ella nunca dijo que fuera su hijo, además no te parece que es una mujer muy mayor para tener un hijo de cuatro años. —Okey no es su mamá, pero puede ser su abuela, sí lo es, entonces ese niño no es tu
¡Señor!, no lo puedo creer ya sólo falta una semana para mí graduación, de los nervios no sé cuántas veces me he mordido el labio, manía que tengo cuando estoy sumamente estresada. El instituto parece un torbellino, dónde todos los estudiantes del último año, corren, gritan, saltan esto es un verdadero caos, pero a pesar de esos momentos de euforia también está presente la camaradería, la ayuda mutua, el compartir, por supuesto siempre como en todo grupo existen los exclusivos, los que se creen lo mejor de lo mejor, los que no tienden su mano, pero estos son minorías, gracias a Dios este grupo es muy unido, muy compacto. Cómo es de esperarse, dormimos poco, comemos cuando nos acordamos que no hemos probado un bocado, pero es nuestra pasión, nuestra vida por lo menos así lo siento. Faltando pocos días ya mis trajes para el desfile están casi listos, sólo faltan algunos detalles. La señora Magda cuando está en el edificio nos trae comida, esto es en pocas ocasio
Italia -Roma- —Gabriel vamos hoy para el restaurante, con tanto trabajo que hemos tenido, la verdad se nos ha hecho difícil llegar hasta allá. —Claro, siempre nos desocupamos en la noche, a esa hora ya está cerrado, pero hoy si hermano, tenemos la tarde libre. Después de terminar con nuestras obligaciones nos fuimos al restaurante, mi corazón palpitaba muy aprisa. —Hoy vuelvo a ver a mi niño. —Y si Fernanda está allí ¿qué le vas a decir? —No sé, seguro y no le digo nada, sólo la abrazo. —Tú crees que ella se va a dejar abrazar. —No sé, pero por lo menos lo intento. —por ahora quiero ver a mi niño, es hermoso igual que su madre. Llegamos al restaurante a la hora del mediodía, pero el restaurante estaba cerrado. Me bajo del taxi y comienzo a tocar, pero nadie sale. —Marlon vámonos yo creo que no hay nadie. —Vamos a esperar un momento, para ver si alguien llega. Esperamos varios minutos y nada, en eso una señora
La casa del señor Robinson, ese día se llenó de alegría, mi Marlon David corría de un lado para otro, siempre bajo la mirada vigilante del señor Robinson. Al final del día, lo que quedó fueron los platos sucios medio llenos de comida, los vasos aún con pequeñas cantidades de bebidas. El señor Robinson con una vitalidad increíble todavía tiene fuerzas para correr detrás de mi niño. Alexánder por supuesto en todo el día no pierde oportunidad para halagarme, decirme lo bella que estoy, todos están contentos. —Amiga, que suerte tienes que este señor con tanto dinero te esté ayudando. El comentario lo hizo Gabriela que también asistió a la fiesta y trajo a su niña. —Sí, por eso tengo que estar agradecida de encontrarme con este señor, precisamente el mismo día que llegué a Italia. —Yo pensé que tú lo habías conocido aquí. —No, yo lo conocí en el avión que me trajo a Italia. —Ya estabas embarazada de Marlon David. —Por supuesto, mi niño fue
Italia -Roma- Empacando de nuevo, pero está vez lo hago con la certeza que voy a ver a Fernanda, ya la distancia entre nosotros se hace más corta, pero aún no sé qué es lo primero que voy a decirle, no sé cuál será su reacción al verme, mi amor se mantiene igual, pero el de ella, no lo sé. —Marlon, ¿ya hiciste maleta?, mañana en el primer vuelo salimos para Milán. —Si ya tengo todo listo. —Te lo dije amigo, te dije que iba averiguar dónde estaba, lo que no me imaginé es que la niña fuera tan famosita, es conocida por muchos y hay varias marcas que quieren que trabaje con ellas, usted no se queda atrás mi amigo, está gira nos dio un gran impulso, lo que hice fue asomar la posibilidad de ir a Milán a la semana de la Moda y aquí estamos preparando maleta. —No sólo yo, tú también eres muy solicitado. —Así es, según mis contactos ella ahorita está encargada de la agencia de modelaje del gran Wuillians Robinson, este señor es un duro en ese ramo, de pas
Esa voz, el calor de esos labios, esa mirada que me quema y a vez me reconforta, me suaviza, ¿estoy soñando? esto no es real, este hombre que está frente a mí, no puede ser Marlon; mis piernas están a punto de flaquear, como ya es normal en mí cuando algo me perturba, mi cuerpo comienza a temblar, pero ahora no Fernanda, tienes que controlarte, tú eres una profesional y estás en una cena de negocio. Rescato mi mano, trago en seco y me dirijo a los presentes. —Buenas noches señor Marlon, bienvenidos a Milán, para la agencia la cuál represento es un verdadero honor tenerlos aquí, hoy no vamos hablar de negocios, hoy quiero que se relajen, disfruten de la comida, disfruten de la noche, les ruego que disculpen nuestra tardanza. —No se preocupe, a las mujeres hermosas como ustedes se les puede esperar, no es así Marlon. Yo estaba como en otro mundo, no entiendo porque Fernanda habla como si no me conociera, estoy consciente que su primera reacción no era lanzarse e
Al día siguiente llego a la agencia muy temprano antes que todos los empleados, ni siquiera a Milángela esperé, llegué con mi cara bien lavada, pero con el corazón partido, pero no era el momento de ponerse a llorar, había mucho trabajo por hacer, así que me monte mi delantal de diseñadora y a trabajar. Me fuí para el taller y entre líneas, papeles, telas y tijeras dejo que el tiempo me atrape, estaba tan absorta en mi trabajo que no escucho a Milángela que me llama. —Fernanda, Fernanda, escúchame por favor. Paro lo que estoy haciendo y la miro. —¿Qué pasa, por qué me llamas? —Fernanda, no estás bien, ¿qué te pasa?, amiga aquí estoy puedes confiar en mí. Las lágrimas asomaron a mis ojos. —Amiga ven, vamos a sentarnos. Milángela me lleva hasta un rincón del taller dónde está una mesita con tres sillas a su alrededor. —Te escucho Fernanda. Sin pensarlo mucho se lo suelto. —Marlon es el padre de mi hijo. —Me lo suponía, lo
Después del almuerzo regresamos a la agencia, la actitud de Marlon cuando se levantó de la mesa por supuesto no fue del agrado del señor Robinson, Gabriel quiso disculparse, en nombre de Marlon diciendo que él no se sentía bien, que estaba teniendo problemas con el estómago, el señor Robinson comentó que seguramente es por el cambio de clima al cual se han sometido durante sus giras. Pero conociendo a Marlon, sé que su retiro de la mesa no fue por el estómago, fue por el brindis del señor Robinson y por lo poco que conozco al señor Robinson, sé que no le gustó la manera como Marlon se retiró del almuerzo. El señor Robinson se fue un poco temprano de la agencia, me dijo que iba a acompañar a Magda a seleccionar el diseño de su torta de bodas. Ya habían seleccionado la fecha, se casaban una semana después del evento de La Semana de la Moda. Milángela a la hora de la salida de todos los empleados también se fue, tiene que salir a hacer unas compras con la seño