Tal cual como Marlon lo prometió, ese cumpleaños sería inolvidable. Después del desayuno nos quedamos tendidos en la cama, Marlon me hizo reír a carcajadas, resultó ser un buen comediante. A la hora del almuerzo la señora Laura apareció en la habitación con una bandeja para los dos, la comida estaba deliciosa, ya acercándose la noche, Marlon me dice en forma cariñosa. —Esto aún no ha terminado, te voy a llevar a cenar, voy a mi habitación para cambiarme, ponte linda que es una cena especial, en una hora te vengo a buscar. Sale de la habitación y yo me quedo pensando en miles de cosas. ¿Por qué una cena especial? ¿Será que ya habló con Cristal y decidió terminar con el noviazgo? ¿Me pedirá que sea su novia? Con todos estos pensamientos en mi casa me dispongo a ponerme linda, esa era una noche especial por lo tanto tengo que estar bella para él , para que presuma de la mujer que lo acompaña, Marlon es muy puntual por lo tanto tengo que apurarme.
Marlon, después de nuestra pelea en la cena, salía muy poco del apartamento, cumplía con sus compromisos laborales y luego regresaba a casa, ya era costumbre dormir y amanecer juntos, bien sea en su habitación o en la mía. Estoy almorzando con la señora Laura, estábamos solas, Mario aún no había llegado, llamó para informar que llegaba en la noche. —Fernandita prende la tv, la muchacha que está limpiando me dijo que el joven está en el noticiero del mediodía. —¿ Y qué hace Marlon en el noticiero? —Bueno tu sabes que ellos tienen un espacio para la farándula debe ser allí. Prendo la TV, busco el canal y mayor sorpresa allí está Marlon con Cristal, la señora Laura quiso cambiar el canal. —Fernandita mejor vemos otra cosa. —No, déjeme ver la entrevista. La conductora del programa le pregunta sobre sus proyectos como modelo, luego le hace la pregunta que todos esperaban. —Marlon ya todas tus admiradoras saben que tienes novia, está linda joven que
El apartamento estaba en penumbras, abro la puerta, enciendo la luz y veo a Marlon sentado en el sofá de la sala, su mirada ya no me inquieta sé que está molesto, pero ahora tengo otras cosas más importantes que atender que su desagrado porque llegué tarde. —¿Dónde estabas? Te perdiste todo el día, ya se está haciendo de noche. —Hola Marlon, estaba con una amiga. —¿Esa amiga tiene Nombre? — Claro que lo tiene se llama Brenda. —¿Qué celebraban, qué te llevó todo el día? Esta vez no quiero discutir, me siento cansada, sólo quiero dormir. —Buenas noches Marlon, voy a dormir. —¿Tan temprano, no vas a cenar? —Ya cené. Era mentira, pero no quiero seguir viendo esos ojos acusadores, tampoco quiero seguir contestando sus preguntas, doy media vuelta y me retiro a mi habitación, bajo su mirada de desconcierto. No pasó mucho tiempo cuando escucho su voz detrás de la puerta. —Fernanda ábreme por favor, yo sé que estás molesta, déjam
Despierto miro el reloj del teléfono y me doy cuenta que es muy tarde. —¡Dios! Me quedé dormida y eso que anoche dormí como un lirón. En la cocina ya la señora Laura había preparado el desayuno. —Disculpe señora Laura me quedé dormida. —No te preocupes Fernandita, el joven me dijo que te dejara dormir que ayer no te sentías bien. —Sí, me sentía muy cansada, seguramente me volví a resfriar, el clima está muy frío y con mucha brisa. —Deberías hacerte unos exámenes, puede que estés anémica, últimamente estás muy pálida y comes poco. —Tiene razón, mañana me haré un examen de sangre para ver si es anemia. —Tómate la mañana para que vayas al médico, él te dirá lo que tienes que hacer. —Gracias señora Laura, mañana voy. Qué bueno, digo para mí, así mañana aprovecho para hacerme los exámenes que me indicó el doctor. Al día siguiente me levanto bien temprano, para irme al laboratorio, ya la señora Laura estaba despierta. —Buen
Qué tristeza siento, a veces quiero flaquear, hacerle caso a mi corazón y quedarme, pero mi razón me dice que no puedo hacerlo, por el bienestar de mi hijo y el mío, también por Marlon, aunque ahora él no lo entienda tengo que alejarme de aquí. Trato de ocupar mi tiempo ordenando las cosas que me tengo que llevar, hoy es mi último día en esta casa, la señora Laura me dijo que mañana ella tiene que salir para hacer unas compras, voy a esperar que el apartamento esté vacío para salir con mi maleta, a pesar de todo estoy mejorando llegué con un pequeño bolso y me voy con una maleta y con el tesoro más grande, mi hijo. Aunque trato de disimularlo, estoy muy triste, recorro todo el apartamento tratando de fijar en mi memoria todos los rincones, cada detalle, el color de las paredes, los muebles, los adornos, entro a su habitación, abro el closet, miro sus trajes, oliendolos, para llevarme impregnado su aroma, me siento en su cama, tomo su almohada y la pego contra mi pecho,
Desperté en los brazos de Marlon, los rayos del sol aún no habían anunciado el amanecer, con mucho cuidado me separo de sus brazos y muy sigilosamente salgo de la habitación no sin antes brindarle una mirada de mujer enamorada. Allí en esa cama se estaba quedando una parte de mi vida, mi amor, mi todo. En mi habitación voy a la gaveta de la mesa de noche y saco el pasaporte, lo leo y lo vuelvo a leer como dando espacio para que ocurriera algo, un milagro, una excusa, que se yo, algo que me hiciera engavetar de nuevo mi pasaporte, pero no fue así. Tomo el pasaporte y lo guardo en mi bolso de mano, allí espero hasta que la claridad del nuevo día irrumpa en la habitación. Es mi última estancia en el apartamento, veo en la cocina a la señora Laura y unas ganas inmensas de llorar me invadieron, corro hacia ella y la abrazó. —Fernandita, ¿por qué lloras? —Por nada, sólo me dieron ganas de abrazarla. —Mi niña tú me puedes abrazar las veces que tú quieras,
Ya estoy sentada en el avión, miro por la ventanilla y veo la ciudad que poco a poco se va difuminando entre las nubes, atrás quedó la niña, atrás quedó mi inocencia, ahora sentada en este avión viene la mujer, la madre que prefirió avanzar con un hijo sin padre, pero al igual que muchas vengo con un equipaje más pesado, pero orgullosa de llevarlo, vengo con unas ganas inmensas de comerme el mundo, de alcanzar mi sueño sin atropellar a nadie, pero sin permitir que nadie me atropelle. A mi lado está un señor de unos sesenta años, pero todavía conserva rasgos de su juventud, con una barba muy bien cuidada y unos hermosos ojos verdes, su pelo un poco encanecido, pero eso lo hace más interesante. La azafata se acerca con el servicio. —Señorita que prefiere un café, un té o un jugo de frutas. —Un té por favor. —Señor Robinson, usted como siempre su copita de coñac. —Por supuesto, gracias muy amable. La azafata me entrega el té y a mi acompañante su copita de coñac, el señor Robinson
Sostengo mi maleta para bajar las escaleras, cuando escucho la voz de la mujer que me detiene. —Espera, ¿tienes un lugar a donde ir? —No, voy a seguir preguntando para ver si alguien sabe dónde se mudó mi tío. —No creo que alguien sepa, tu tío era un hombre muy raro. —¿Y su familia? —¿Qué familia? El vivía solo en ese apartamento, acá vivió por más de diez años y nunca se le conoció mujer, mucho menos hijos. —Pero él le dijo a mi mamá que se había casado, es más una vez le envío una foto de ella. —No sé si estamos hablando del mismo hombre, pero el que vivía en el apartamento de al lado no tenía familia. —No entiendo, porque le mintió a mi mamá. —Bueno, ahora que sabes la verdad de tu tío, ¿qué piensas hacer? Por tu maleta, creo que vienes de lejos, ¿no tienes dónde quedarte? —No. —Me llegaste como anillo al dedo, tengo una habitación vacía, la quiero alquilar, si tú quieres te quedas aquí y me ayudas con el alquiler de la