Un nuevo día, una nueva esperanza para vivir, así decía mi mamá y yo lo creo. Me levanto muy aprisa, tengo el tiempo justo para llegar al trabajo, me quedé dormida porque pasé casi toda la noche en vela, casi amaneciendo fue que pude cerrar mis ojos. Paso por la cocina sin detenerme a tomar café con Karen, ya ella se había levantado y el café ya estaba listo. —Buenos días Fernanda veo que te levantaste tarde, ¿vas a tomar café? —Buenos días Karen, lo siento, pero se me hizo tarde, no tengo tiempo de tomarme el café contigo. —Bueno entonces llévatelo, toma ya te lo puse en un vaso desechable, Fernanda te saque una copia de la llave del apartamento, —Gracias Karen, nos vemos en la noche. Llego al restaurante justo cuando lo estaban abriendo. Después del saludo me dispongo a trabajar, cómo siempre fue un día muy duro, hubo muchos comensales, mis piernas me duelen de tanto estar parada. A la hora del almuerzo, la señora Isabella se sient
Por el día de hoy he terminado mi día de trabajo, me siento agotada, pero prefiero estar en el restaurante que ir al apartamento. —Fernanda, espérame un momento. —Acá la espero señora Isabella. Por lo menos por hoy voy a retrasar mi llegada, no quiero encontrarme con el odioso de Luciano. Mi espera fue muy corta, la señora Isabella enseguida estaba conmigo. —Te invito a mi casa, yo no vivo tan lejos a pocas calles de aquí, en pocos minutos estamos en mi casa. En efecto así fue, conversando con la señora Isabella se nos hizo corto el viaje. —Fernanda te presento mi casa. Su casa era muy cálida, se respiraba ambiente familiar, me invitó para que conociera todas las habitaciones, al final tiene un pequeño jardín de flores multicolores muy hermosas, el olor de las flores impregnaban el lugar. —Bueno Fernanda esta es mi casa, es pequeña, pero llena de amor. —Es hermosa, me gusta, se respira el olor a familia. —Mi familia es muy co
Así como lo prometió, la señora Isabella en el día libre me llevó para la consulta de su amigo el doctor. El doctor es un hombre joven, un poco más de treinta años, la señora Isabella primero habló con él y luego me llamaron para pasar al consultorio. —Señorita Fernanda Veracierta, por favor pase al consultorio el doctor la está esperando. La mirada del doctor es muy penetrante, es de esas miradas que parece que te estudiara toda. Además que es un hombre muy atractivo, la verdad que me siento muy incomoda cuando me está examinando. —Señorita Fernanda, le ruego que se relaje, está muy tensa, no se preocupe no le voy hacer examen vaginal, sólo vamos a mirar al bebé para saber cómo está. —Poco a poco me voy relajando y aún más cuando escucho los latidos del corazón de mi bebé. Mis lágrimas salen como una cascada sin poder contenerlas Me hizo un eco para tomar las medidas del bebé y ver su crecimiento. —El bebé está muy bien, todo está normal, es
La noticia de la mudanza me dejó sin aliento, la verdad no me lo esperaba, bueno tampoco iba a dejar que ese chaparrón de agua fría me tumbara, ahora más que nunca tengo que permanecer de pie, mañana mismo empiezo a buscar dónde irme, tampoco tengo que salir tan aprisa, tengo dos meses de pago de adelanto, por lo tanto tienen que esperar que se cumplan los dos meses de arrendamiento, eso me da chance para empezar mi búsqueda. Esa mañana al salir para mí trabajo me encuentro en la cocina con Karen. —Buenos días Karen. —Buenos días Fernanda. Cuando gira para darme una taza de café, noto que tiene un brazo vendado. —Karen ¿Qué te pasó? —Nada, me caí y me doblé el brazo. —¿Te duele, para ver? Cuando le toco el brazo, pega un grito de dolor. —Karen tienes que ir al hospital, —No, no, con esta venda estoy bien. —Amiga, no creo que sea algo simple, te duele todo el brazo, a lo mejor se te dislocó el hombro, además se te está inflam
Cuando despierto estoy en el hospital, mi doctor está a mi lado. —Señorita Fernanda, me escucha, ¿sabe dónde está? Poco a poco voy abriendo los ojos, cuando veo dónde estoy y recuerdo lo que pasó, una sensación de miedo invade mi cuerpo. —Karen, ¿dónde está Karen? Dígame doctor, respóndeme ¿Karen está viva? —Fernanda tienes que tranquilizarte, estás muy delicada. En eso me llevo las manos al vientre, siento un dolor muy agudo. —Me duele, me duele mucho. Creo que me estoy orinando, meto mi mano por debajo de mis piernas y siento un líquido tibio que está corriendo por mis muslos, retiro la mano y la veo, no es orín es sangre. El doctor inmediatamente corre y llama a la enfermera. —Necesito ayuda, rápido tenemos que llevarla a quirófano. La camilla la llevaban con mucha rapidez, sólo veo las luces del techo del pasillo que pasan cómo destellos, el dolor que siento es inmenso, toco a mi panzita y le hablo a mi bebé. —Aguanta m
—¿Marlon vienes a cenar? —No señora Laura, tengo que trabajar, regreso muy tarde. —Pero hijo, siempre dices lo mismo, ya tienes cinco meses exactamente desde que se fue Fernanda, cenas muy poco, a veces ni almuerzas, te vas a enfermar. —No se preocupe yo como por allí. —Me preocupa tu salud. —Señora Laura, anoche soñé con Fernanda, bueno yo siempre sueño con ella, pero anoche fue muy raro, me desperté muy angustiado, creo que a Fernanda le pasa algo. —¿Qué soñaste? —La ví bajo un charco de sangre, ella estaba como dormida o desmayada, no sé, después la vi en un hospital y a su lado en una cuna pequeña estaba un niño, yo me acerco a la cuna, el niño me sonríe y me estira sus bracitos para que lo cargue, luego veo a un hombre con una bata blanca como de doctor tomándole la mano a Fernanda y ella le sonreía. —Qué sueño tan raro. —Señora Laura, ¿usted no sabe nada de ella, Fernanda no la ha llamado? —No hijo, no sé nada. —Será qu
La noticia que me dio Brenda me dejó sin habla, ahora estaba peor que antes, porque primero tenía la esperanza que ella estaba bien y no muy lejos de mí, ahora navego en un mar de incertidumbre, sin saber dónde está, sin saber qué está haciendo y lo más doloroso con quién está. —Brenda, ¿me estás diciendo la verdad?. —No quería decirte nada de Fernanda, si rompo la promesa que le hice es porque tengo miedo y más en las condiciones en que se fue. —¿De cuáles condiciones estás hablando? Brenda me mira un poco asustada y luego me responde. —No me hagas caso, lo que pasa es que estoy nerviosa porque Fernanda no me ha llamado, no sé nada de ella. —¿Ella tiene algún contacto en Italia, quién la iba a recibir? —Se fue con la dirección de un tío, es que Fernanda es terca, cuando se le mete algo en la cabeza nadie se lo saca, le dije que así no se fuera sin asegurar que él tío la iba a esperar, pero no me hizo caso. —¿Cómo sabes que no está con el t
Ya tengo varios días en el hospital, estoy restablecida, todos los días entraba donde estaban los niños en incubadora para ver a mi bebé hermoso, cada vez que lo veía recordaba a su padre, en verdad tienen mucho parecido, a pesar del tamaño y el bajo peso por tratarse de un niño prematuro, su parecido con el padre está presente, su mirada, el color de sus ojos, la forma de su boca, será que su rostro aún lo llevo plasmado en mi memoria, por eso lo veo en la carita de mi bebé. —Señora Fernanda su bebé creo que sale de aquí más pronto de lo que pensábamos, se está recuperando muy rápido. —Usted cree que cuando me den de alta me vaya con él. —No, no lo creo, primero se va usted, pero le aseguro que no va a pasar mucho tiempo para que lo tenga en su casa, bueno yo no soy su pediatra, sólo soy una enfermera, pero por mi experiencia en esta área neonatal, yo creo que su bebé pronto se va de aquí. —Gracias enfermera, y gracias también por todos los cuidados que le br